El Centro de Psicología Aplicada pretende desde su blog, Psicología ComPartidA, divulgar la psicología en la comunidad universitaria con la intención de promover la salud física y mental. Nuestro objetivo es acercar el conocimiento a través de la publicación de artículos del ámbito psicológico y compartir noticias de actualidad.

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lunes, 25 de octubre de 2021

¿Qué puedo hacer si una persona cercana ha fallecido por suicidio?

El duelo es el proceso que atravesamos tras la pérdida de una relación importante para nosotros/as. En este caso, nos referiremos concretamente a la pérdida por suicidio de una persona querida. En el proceso de duelo, concretamente el que viven los familiares y personas allegadas del ser querido que fallece por suicido, se acentúa la sensación de incomprensión ante dicha muerte inesperada.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que diversos factores relacionados con la manera en la que tuvo lugar el suceso en la vida de la persona en concreto pueden influir en las emociones implicadas en este proceso, ya que cada duelo es único. No obstante, existen ciertas emociones que suelen darse al ser conocedores de este hecho. Entre ellas encontramos que, en un primer momento, suelen aparecerla culpa al sobreanalizar la situación, siendo nuestros propios “jueces implacables” a través de los “porqués”, los “y si” y los “debería”, al pensar que se podría haber hecho o dicho algo que influyera o cambiara lo ocurrido; el enfado y la vergüenza de hablarlo por sentirse juzgados por otras personas. Es posible que en un primer momento no entendamos por qué se mantiene en algunas ocasiones la intensidad de estas emociones, siendo ésta una pregunta que podamos hacernos. El caso es que, la muerte repentina por suicidio de nuestro ser querido es un suceso complicado que puede generar pensamientos y emociones desagradables que son difíciles de comprender. En este sentido, con el objetivo de aliviar el malestar que nos producen, podemos evitar determinadas situaciones como, por ejemplo, hablar sobre lo ocurrido por miedo a no sentirnos comprendidos. Esta manera de afrontar la situación a corto plazo nos ayuda a reducir nuestro nivel de malestar, pero, a largo plazo, intensifica lo que sentimos y, por ello, el proceso de duelo se puede dilatar en el tiempo.

Por lo tanto, conforme el familiar o la persona allegada vaya aceptando la situación, irá también aminorando la intensidad de sus emociones, es decir, puede seguir sintiendo culpa, aunque en menor intensidad; aparece también la emoción de tristeza en la medida en la que se disminuye el enfado y, además, aparece el sentimiento de soledad al notar la ausencia del ser querido. En definitiva, conforme el ser querido vaya avanzando hacia la recuperación estas emociones continuarán, aunque más mitigadas.

Igualmente, es relevante recordar que todas las emociones son válidas y tienen su función. Además, pueden darse en diferente grado de intensidad y no seguir un orden cronológico. Por lo tanto, si eres una persona que ha tenido una pérdida por suicidio, lo más importante es que sepas que tienes derecho a permitirte sentir y expresar.


Fotografía de Peggychoucair en Pixabay


¿Qué me puede ayudar si he perdido a alguien por suicidio? A continuación, te proponemos una serie de pautas que pueden ser de utilidad para gestionar esta situación tan difícil:

-   Valida lo que sientes, no juzgues si ello está bien o mal. Es lo que sientes y es totalmente lícito sentirte así, permítete sentirlo. Date tiempo, gestionar las emociones asociadas a esta situación requiere su tiempo.

-    Exterioriza cómo te sientes: hablarlo, escribir o dibujar, por ejemplo, nos ayuda a disminuir la intensidad de las emociones. En relación a esto, ponerte en contacto con personas que hayan vivido una situación similar o relacionarte con personas cercanas de tu entorno con las que te sientas cómodo/ay acojan cómo te sientes sin sentirte juzgado/a puede facilitarte la exteriorización de tus emociones.

-   Seguir cuidando de ti es importante. Realizar actividades placenteras para ti (por ej., salir a pasear o quedar con amigos/as) puede ayudarte a gestionar emociones desagradables como la tristeza la pérdida. Ahora es importante que te atiendas y te mimes.

-   Haz un poco de ejercicio, te ayudará a sentirte mejor y a conciliar el sueño.

A continuación, os presentamos una serie de derechos, recogidos del “Manual para enfrentar el suicidio de un ser querido” de Jeffrey Jackson, que pueden ayudar a poner en marcha las anteriores estrategias de afrontamiento tras conocerlos.

Carta de derechos del ser querido que ha perdido a una persona por suicidio

·   Tengo el derecho a estar libre de culpa.

·   Tengo el derecho a no sentirme responsable por el fallecimiento de la persona que ha llevado a cabo el suicidio consumado.

· Tengo el derecho a expresar mis sentimientos y emociones, aun cuando no parezcan aceptables, mientras que no interfieran con los derechos de otros.

·  Tengo el derecho a que mis preguntas sean contestadas honestamente por las autoridades y los miembros de la familia.

·  Tengo el derecho a no ser engañado porque otros crean que pueden ahorrarme un dolor mayor.

·  Tengo el derecho a tener sentimientos positivos respecto a la persona que perdí por suicidio, sin importar los eventos anteriores o simultáneos a esa muerte prematura.

·  Tengo el derecho a conservar mi individualidad y a no ser juzgado a causa de esa muerte suicida.

·   Tengo el derecho a buscar orientación y grupos de apoyo que me posibiliten para explorar mis sentimientos honestamente y a facilitar el proceso de aceptación.

·    Tengo el derecho a lograr la aceptación.

·   Tengo el derecho a un nuevo comienzo. Tengo el derecho a ser.

Si quieres conocer más sobre el proceso de duelo en general, puede serte útil el post “Sobrellevar la pérdida: ¿Qué es el duelo?”(http://psicologia-cpa.blogspot.com/search?q=doliente), en el que puedes encontrar cuáles son las funciones del mismo.

Por último, si recientemente has perdido a una persona cercana por suicidio y crees que necesitas asistencia profesional, en el CPA estaremos encantados/as de ayudarte.

 

Desiree Corral Serano – Terapeuta del CPA


martes, 3 de noviembre de 2020

Sobrellevar la pérdida: ¿Qué es el duelo?

Recordar a personas que queremos y hemos perdido resulta habitual, especialmente en días como ayer. Es posible, incluso, que recientemente haya fallecido alguien importante para nosotros/as y actualmente nos enfrentemos al aprendizaje de vivir y continuar sin esa persona.

Fotografía de Sơn Bờm en Pexels con licencia Creative Commons

El proceso de adaptación que experimentamos ante una pérdida se denomina duelo. Durante este proceso, es frecuente tener reacciones emocionales (tristeza, enfado, culpa, ansiedad, soledad, desamparo, alivio…), físicas (vacío en el estómago, opresión en el pecho, falta de aire, debilidad muscular, hipersensibilidad al ruido…), cognitivas (incredulidad, confusión, preocupación, sensación de presencia, alucinaciones…) y conductuales (dificultades de sueño, alimentación, aislamiento social, pérdida de concentración, llanto…). Aunque resulten desagradables, estas reacciones son normales y no deben preocuparnos en la medida que no limiten nuestro día a día.

¿Por qué las personas reaccionamos de manera diferente ante la pérdida? Existen factores que pueden mediar la experiencia del duelo, como son:

  • Pérdidas anteriores. Es decir, si la persona ha sufrido o no otras pérdidas y el modo en que ha afrontado el duelo.
  • Relación con la persona fallecida. No solo el tipo de relación (hijo, amigo, compañero de trabajo…), sino también la intensidad del vínculo establecido.
  • Cómo ha fallecido la persona. La causa de la muerte (natural, accidente, suicidio u homicidio), así como si esta es o no repentina, evitable, violenta o múltiple (pérdida de varias personas queridas en un único suceso o corto periodo de tiempo), pueden influir en cómo el doliente hace frente a la pérdida.
  • Recursos personales. Las estrategias de afrontamiento de la persona, su capacidad de resolver problemas o la percepción de autoeficacia, pueden facilitar esta experiencia.
  • Apoyo social. Percibir que estamos arropados por nuestros seres queridos, más que el apoyo ofrecido en sí mismo, puede ayudarnos a afrontar la pérdida. 

No obstante, con independencia de la frecuencia o intensidad de nuestras reacciones, perder a un ser querido resulta, en la mayoría de las ocasiones, doloroso. Sin embargo, a pesar del dolor experimentado, el proceso de duelo es natural y resulta necesario para procesar la pérdida de forma adecuada, ya que nos permite:

  • Aceptar la realidad. Cuando alguien querido muere, podemos tener la sensación de que lo que ha ocurrido no es cierto. Comprender que la persona ha fallecido y no va a volver es el primer paso, asumiendo que el reencuentro es imposible.
  • Elaborar el dolor de la pérdida. No todo el mundo experimenta el dolor de la misma manera. Cada proceso de duelo es único y cada persona lo vive diferente en función de sus circunstancias. Es necesario reconocer y trabajar este dolor, ya que evitarlo o suprimirlo de manera continuada probablemente alargue el curso del duelo.
  • Adaptarnos a un mundo sin el fallecido. Ajustarse a la nueva realidad implica cuestiones diferentes para cada doliente, como aprender a resolver problemas, generar estrategias y adquirir herramientas que le permitan hacer frente a las demandas actuales.
  • Recolocar emocionalmente a nuestro ser querido y seguir viviendo. Superar la pérdida no implica olvidar a la persona fallecida, sino poder pensar en ella y continuar viviendo de manera eficaz.

¿Qué podemos hacer si acabamos de perder a un ser querido?

En esta situación, es útil permitirnos sentir, respetando nuestro propio ritmo; expresar nuestros sentimientos y dejarnos apoyar por los demás; retomar nuestro día a día de manera progresiva, fijándonos metas sencillas a corto plazo; y despedirnos simbólicamente del fallecido, si no hemos tenido la oportunidad de hacerlo.

¿Y si no es suficiente? ¿Cómo saber si estoy llevando bien el duelo?

En el post “Afrontar la pérdida de un ser querido” (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2016/10/afrontar-la-perdida-de-un-ser-querido.html) puedes encontrar algunas claves para distinguir el duelo normal del patológico. En estos casos, pedir ayuda profesional puede facilitar hacer frente a la pérdida de una manera más adaptativa. Si necesitas apoyo psicológico, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Podemos ayudarte.

Andrea Collado – Terapeuta del CPA.

Bibliografía:

Romero, V. (2013). Tratamiento del duelo: exploración y perspectivas. Psicooncología, 10(2/3), 377.

Worden, J.W., Aparicio, Á., & Barberán, G. S. (2013). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Cómo ayudar a alguien que ha perdido a un ser querido

Cuando una persona pierde a un ser querido, atraviesa un proceso que se conoce con el nombre de duelo. Se trata de un proceso normal que puede experimentarse de distintas formas en función de la relación con el fallecido.  

Es probable que en algún momento de nuestra vida nos encontremos ante una situación en la que no experimentamos una pérdida directa, sino que es un amigo o un familiar el que ha perdido a un ser querido. Puede ocurrir, incluso, que ante esa situación en la que vemos a nuestro amigo o familiar sufrir, no sepamos cómo actuar. A continuación te proponemos una serie de pautas que pueden resultarte útiles (Barreto y Soler, 2007; Nomen, 2008):

Fotografía: JJ. Thompson (licencia creative commons)
  • Ten en cuenta (y hazle ver) que sus reacciones son normales. Es normal que ante una pérdida la persona experimente diversos sentimientos y emociones y tiene todo el derecho a sentirse así.  
  • Permítele que comparta sus sentimientos contigo y no restes importancia a su preocupación. La expresión de los sentimientos es muy positiva.
  • Escúchale de forma activa y comprensiva. Utiliza frases como “Entiendo que debes sentirte muy mal” para facilitar que se desahogue. Solo utiliza la frase “Sé como te sientes” si has pasado por una situación similar. En este caso, puedes incluso contarle cómo te enfrentaste a esa situación y qué hiciste para recuperarte.
  • No tengas miedo de mostrar tus propias emociones. Esto facilitará que la otra persona se sienta comprendida.
  • Mantén contacto físico si es adecuado (ej. Darle un abrazo, cogerle la mano…) No obstante, si no quiere mantener contacto físico, respeta su decisión.
  • Permite los silencios. A veces el silencio facilita la expresión de emociones. Es mejor permanecer en silencio a hablar sin más.
  • Evita utilizar frases hechas. En la medida de lo posible, evita recurrir a tópicos como “sé fuerte, hazlo por tus hijos”, “es ley de vida”. De nuevo, si no sabes qué decir, mejor recurre al silencio y a mostrar disposición para escucharle y consolarle.
  • Facilita las despedidas del ser querido (acudir al entierro, ver el cadáver en algunos casos…). Las despedidas favorecen la aceptación de la realidad de la pérdida.
  • Visítale o llámale. Además de animarle a que pida ayuda cuando lo necesite, en ocasiones será adecuado tomar la iniciativa y ofrecerle ayudas concretas.
  • Dale tiempo. Sé paciente y dale tiempo para reflexionar y procesar todo. Permítele que comparta contigo sus recuerdos con el fallecido (ver fotos, contar alguna anécdota…), pues esto será muy beneficioso.
  • Anímale a que retome las actividades del día a día. Aspectos como tener unos hábitos alimentarios adecuados o hacer ejercicio físico son importantes para favorecer la superación del duelo. Además, es importante que poco a poco comience a hacer las tareas cotidianas sin ayuda. Será especialmente útil que le animes a que haga tareas que favorezcan la sensación de control.

¿Y si se trata de un/a niño/a?
  • Sé sincero y no trates de evitar el tema. Explícale con palabras sencillas y concretas lo que ha ocurrido, sin dar rodeos: “ha muerto”, “ha fallecido”. No recurras a expresiones como “está en un lugar mejor” y no trates de hacer como si no hubiera pasado nada. A veces no explicamos lo que sucede con intención de protegerles, pero lo mejor será darles una explicación, pues podrán percibir la angustia en los adultos.
  • Anímale a expresar sus emociones y no ocultes las tuyas. Evita decirle cosas como “no llores”, “no estés triste”, “tienes que ser valiente”. También puede ser útil animarle a que escriba una carta o un diario, a elaborar un álbum de recuerdos, etc.
  • Favorece la estabilidad. Intenta que retome cuanto antes el ritmo cotidiano de sus actividades.
  • Anímale a que coma de manera saludable y a que haga alguna actividad física. También será útil animarle a que haga actividades que le diviertan.

Podemos considerar que el duelo finaliza cuando podemos recordar al fallecido de manera serena, continuando con nuestra vida (Barreto y Soler, 2007). Sin embargo, si observas que transcurren unos meses y la persona muestra síntomas que resultan preocupantes (emociones muy intensas, necesidad de buscar al fallecido, pensamientos referidos a que vuelva, incredulidad con respecto a la muerte, sentimientos de culpabilidad por estar vivo, etc.) será adecuado que le recomiendes acudir a un profesional.

Artículo redactado por Miriam Romero, terapeuta del CPA

Referencias:
  • Barreto, P. y Soler, M. C. (2007). Muerte y Duelo. Madrid: Síntesis.
  • Nomen, L. (2008). Tratando… el proceso de duelo y de morir. Madrid: Pirámide.

lunes, 31 de octubre de 2016

Afrontar la pérdida de un ser querido

En estas fechas, es frecuente recordar a los seres queridos que ya no están con nosotros. El fallecimiento de una persona allegada a nosotros es una situación muy dolorosa en la que es natural experimentar el proceso del duelo. Sin embargo, en ocasiones, este duelo puede complicarse y convertirse en lo que la psicología denomina “duelo patológico”. Es importante que podamos diferenciar ambos y sepamos cuándo es necesario pedir ayuda a un profesional.


Fotografía por Jcomp - Freepik con Licencia Creative Commons.

Las reacciones que cada uno experimenta ante la pérdida de un ser querido son totalmente variables, y dependen de muchos factores como la edad, la relación con el fallecido, las circunstancias en las que se ha producido la muerte, el apoyo de familiares y amigos, etc. Sin embargo, hay una serie de síntomas que aparecen con gran frecuencia cuando sufrimos el proceso de duelo, completamente normales durante algún tiempo y que cesarán poco a poco cuando vayamos pasando por las diferentes fases del duelo.

Es habitual que en un primer momento, tras conocer la noticia, aparezca una fase de incredulidad en la que nos sintamos bloqueados y no seamos capaces de aceptar la pérdida. Habitualmente esta primera fase no dura más de unas horas o días. Es común encontrar allegados que muestran una absoluta entereza y falta de afección durante el entierro o el velatorio, ya que se encuentran en este primer momento. Sin embargo, si alguno de vuestros familiares continúa negando la muerte de su ser querido o actuando como si todavía estuviera vivo durante semanas o meses, es el momento de solicitar asistencia psicológica, que ayude al afectado a que gradualmente vaya aceptando lo ocurrido y adaptando su vida al cambio que se ha producido.  

La segunda fase aparece pasados unos días tras el suceso, cuando aceptamos súbitamente la muerte y nos sentimos muy mal.  Es frecuente sentir tristeza, apatía, culpa… Llorar, lamentarse e incluso sentir que vemos u oímos a la persona que ha fallecido es totalmente normal. De igual forma, podemos experimentar problemas gastrointestinales, alteración del apetito, disminución del deseo sexual, problemas para dormir… Aunque estos síntomas son completamente normales, podemos solicitar ayuda a nuestro médico de cabecera para que nos ayude a sobrellevarlos mejor y a continuar con nuestro día a día, ya que esta fase puede durar varios meses.

Una vez que reconocemos y aceptamos lo que esta pérdida ha supuesto para nosotros, y entendemos que esa persona no va a volver, podemos empezar a sentirnos mejor y recobrar aspectos de nuestra vida que habíamos dejado de lado. Así, entramos en la fase de restitución y volvemos a prestar atención a nuestro alrededor (amigos, aficiones, trabajo, etc.), sin que la pérdida interfiera en nuestro estado de ánimo.

Así, todas estas reacciones son normales y no hay que preocuparse si nosotros o nuestros allegados la experimentamos. De todas formas, podemos pedir ayuda si están interfiriendo con nuestras obligaciones (por ejemplo, el insomnio no nos permite concentrarnos en el trabajo, el cansancio nos impide cuidar de nuestros hijos, etc.), si los síntomas duran más tiempo de lo que consideramos natural, o simplemente si queremos que nos echen una mano para superar el dolor, especialmente ante muertes trágicas e inesperadas.

Fotografía por Freepik con Licencia Creative Commons.

Sin embargo, si observamos ciertas respuestas patológicas en nuestros familiares o en nosotros mismos, es conveniente solicitar la opinión de un profesional. Existen algunas señales que pueden ayudarnos a distinguir cuando es necesaria una intervención psicológica:
  • Si la persona se estanca en la primera fase tras el fallecimiento de su allegado, es decir, continúa incrédulo negando la muerte durante meses y comportándose como si no hubiera ocurrido.
  • Si la persona estaba realmente unida al fallecido y aun así no presenta ningún síntoma, evitando hablar del tema y mostrándose impasible o retraído.
  • Si, por el contrario, la persona se estanca en la segunda fase durante más de un año, mostrándose triste, irascible, depresivo… Estas personas suelen aludir constantemente al fallecido, acudir con mucha frecuencia al cementerio a visitarle, observar su foto durante horas, mantener la casa y su estilo de vida como si aún estuviera vivo, etc.
Ante estos casos es idóneo solicitar la ayuda de un profesional, que guiará a la persona a través de las diferentes fases para que pueda superar la pérdida y continuar con su vida. Por lo tanto, si detectáis que algún ser querido o incluso vosotros mismos estáis experimentando alguno de estos problemas, no dudéis en contactar con vuestro médico de cabecera o con un psicólogo de confianza para que os ayude a superarlo.

En cualquiera de los casos, si tienes cualquier duda sobre si alguno de tus comportamientos está siendo o no correcto, no dudes en preguntarnos. Mucho ánimo y mucha fuerza.

Artículo redactado por Cristina de la Fuente, terapeuta del CPA.

Referencias:
Dollenz, E. (2003). Duelo normal y patológico. Consideraciones para el trabajo en atención primaria de salud. Cuadernos de Psiquiatría Comunitaria y Salud Mental para la Atención Primaria de Salud, 1, 1 -16.
Flórez, S.D. (2002). Duelo. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 25 (3), 77-86.
Worden, J. W. (2010). El tratamiento del duelo. Asesoramiento psicológico y terapia. (2ªedición). Barcelona: Paidós. (Trabajo original publicado en 1984).

lunes, 7 de marzo de 2016

La muerte y los niños

Hoy en día, en nuestra sociedad, hablar de la muerte es casi de mal gusto. La mayor parte de nosotros evitamos a toda costa esa palabra, esa idea o ese pensamiento, como si morir fuera un error, un proceso antinatural o algo que podemos evitar.
Imagen: Robin; con licencia Creative Commons
Esto se incrementa aún más cuando metemos a los niños en el saco. Con la intención de protegerlos, los alejamos lo máximo posible de esa realidad, evitando hablar de ese tema delante de ellos o incluso evadiendo sus preguntas relacionadas, sin darnos cuenta que somos nosotros los que no soportamos lo que esa palabra y su significado nos hace sentir.
Sin embargo los niños sí que tienen curiosidad por la muerte y si no les damos una explicación, lo más probable es que den pie a su imaginación y elaboren sus propias teorías sobre ello. Como digo, los niños deben conocer la verdad, sin embargo, esa explicación tiene que ser adaptada y gradual al momento evolutivo de cada niño y según los padres vean que pueda o no asimilar.

Las edades de los niños y cómo les explicamos la muerte:
A partir de los tres años: Los niños empiezan a entender más cosas, sin embargo su entendimiento sigue siendo muy literal y les cuesta entender algunas características de la muerte, como su irreversibilidad, creyendo que ésta es temporal y reversible. La mejor forma para que comprendan lo que ocurre cuando un ser vivo, ya sea animal o persona muere, es utilizar un lenguaje sencillo, literal y basado en hechos, sin entrar en detalles que les provocará incertidumbre o incomprensión. Por tanto, hay que empezar a darle explicaciones sobre la muerte, pero evitar llevarle a ceremonias.

lunes, 25 de mayo de 2015

Mad Men

Joan, Roger, Betty, Pryce, Campbell, Don y Peggy - (AMC).


El pasado 19 de mayo nos dijo adiós esta serie de culto. Mad Men es especial. Está entre mis favoritas y sin embargo la he recomendado a muy pocos, pues no está pensada para gustar a todo el mundo. Huye de efectismos y escenas trepidantes, avanzando a un ritmo eternamente lento. Lo hace, sencillamente, porque puede. Porque con semejante guión no necesita recurrir a trucos fáciles para enganchar al espectador. Ay, el guión. Ahí está la excusa que me he inventado para citar a Don Draper y compañía en un blog de psicología.

Resulta que cuando uno pasa consulta no debe cuidar sólo lo que dice, sino cómo lo dice. De poco sirve explicar los problemas si no se capta la atención del receptor, o dar la pauta correcta sin enfatizar lo suficiente. “Make it simple, but significant” (hazlo simple, pero significativo) sería un buen consejo en este sentido, pero el filón de Madison Avenue da para más citas célebres. Tome nota si se dedica a la psicología clínica, pues caerá en la tentación de usar algunas de las siguientes:

lunes, 20 de octubre de 2014

Lo que está muerto no puede morir: cómo afrontar el duelo

“What is dead may never die, but rises again, harder and stronger”. 
(“Lo que está muerto no puede morir, pero se alza de nuevo, más duro y más fuerte”).

Choque de reyes – Canción de hielo y fuego II, George R.R. Martin (1998).


La palabra duelo, que comparte raíz con dolor, alude a las reacciones que se dan ante una pérdida. Pérdidas hay de muchos tipos, pero aquí nos centraremos en lo más asociado al luto: la muerte de un ser querido. Un golpe que merma el ánimo dejando la puerta abierta a ideas acerca del futuro o la existencia misma. A continuación trataré de resolver algunas inquietudes que aparecen al enfrentarse a semejante episodio vital. Con ello pretendo dar una guía no exhaustiva, pues cada caso obedece a una persona e historia distinta en la que la ayuda de un psicólogo cualificado tendría que adaptarse si fuese requerida. 

miércoles, 3 de abril de 2013

Duelo en niños

Fuente: clix

Explicar la muerte a los niños puede convertirse en un ejercicio de imaginación que no siempre es útil; ni para ellos, ni para sus mayores. Tener claras algunas ideas sobre cómo comunicar una mala noticia a los más pequeños de la casa puede ser de gran utilidad para toda la familia.