El Centro de Psicología Aplicada pretende desde su blog, Psicología ComPartidA, divulgar la psicología en la comunidad universitaria con la intención de promover la salud física y mental. Nuestro objetivo es acercar el conocimiento a través de la publicación de artículos del ámbito psicológico y compartir noticias de actualidad.

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lunes, 29 de mayo de 2023

El impacto de las condiciones laborales en el estado de ánimo y bienestar de los trabajadores: Reflexiones en tiempos de cambio

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    El entorno laboral es un componente fundamental en la vida de las personas en el que pasamos gran parte de nuestro tiempo. Las condiciones laborales, que incluyen aspectos como el sueldo, los horarios y el ambiente de trabajo, desempeñan un papel crucial en nuestro estado de ánimo y bienestar general. En este post exploraremos cómo estas condiciones influyen en la salud psicológica y emocional de los trabajadores, y reflexionaremos sobre los cambios que han surgido en el entorno socioeconómico debido a las crisis recientes y su efecto en los trabajadores.

    En los últimos tiempos, el entorno socioeconómico ha experimentado una serie de crisis que han dejado huellas significativas en el ámbito laboral. Por ejemplo, la reciente crisis financiera y la pandemia de COVID-19 han llevado a la pérdida de empleos, el cierre de empresas y una mayor precariedad laboral en muchos sectores. Estos cambios han generado un impacto negativo en las condiciones laborales de numerosos trabajadores.

    La incertidumbre económica y laboral asociada a estas crisis puede generar altos niveles de estrés, ansiedad y preocupación en los trabajadores. La inseguridad sobre el futuro laboral, la disminución de oportunidades de empleo, los recortes salariales y la pérdida de poder adquisitivo, así como las largas jornadas laborales pueden desencadenar una sensación de desesperanza y afectar negativamente el estado de ánimo de las personas.

    Además, el auge del teletrabajo y la precarización de las condiciones laborales han impactado nuestra salud psicológica de diversas maneras. El teletrabajo, a pesar de su flexibilidad, ha desdibujado las líneas entre nuestra vida personal y laboral. Para combatir esto, es esencial establecer límites claros y mantener un horario de trabajo regular, incluso si trabajamos desde casa. Tomarse pausas y tener un espacio de trabajo dedicado también puede ayudar a mantener la productividad y reducir el estrés.

    La precarización de las condiciones laborales, caracterizada por salarios bajos, falta de seguridad laboral, monitorización constante de la productividad y el rendimiento y horarios extenuantes, ha llevado a un aumento de la ansiedad y el estrés entre los trabajadores. Esta situación ha provocado que muchas personas se sientan insatisfechas, agobiadas y desvalorizadas, lo que ha afectado negativamente su estado de ánimo y bienestar general. Aquí, es crucial recordar que todos tenemos derecho a un trabajo digno y a condiciones laborales justas. Si te encuentras en una situación laboral precaria, no dudes en buscar apoyo en sindicatos o asesores laborales.

    Teniendo esto en cuenta, resulta fundamental realizar cambios cono sociedad y promover políticas laborales justas y éticas que pongan en el centro el bienestar y los derechos de los trabajadores. Mientras tanto, ¿qué podemos hacer a título individual?

  • Busca el equilibrio entre el trabajo y la vida personal: Prioriza tu tiempo y establece límites claros entre tu vida laboral y personal. Dedica tiempo para actividades que te gusten y te ayuden a relajarte, como practicar ejercicio, leer, pasar tiempo con amigos y familiares, o disfrutar de tus hobbies.
  • Establece metas y busca crecimiento profesional: Fijar metas claras y realistas te ayudará a mantener la motivación y el sentido de propósito en tu trabajo. Busca oportunidades de aprendizaje y desarrollo profesional que te permitan adquirir nuevas habilidades y avanzar en tu carrera. El crecimiento y la sensación de progreso personal pueden tener un impacto positivo en tu bienestar y satisfacción laboral.
  • Cultiva relaciones positivas en el trabajo: Busca construir relaciones saludables y positivas con tus compañeros de trabajo. Fomenta la comunicación abierta, la colaboración y el apoyo mutuo. Contar con un entorno de trabajo donde te sientas respaldado y valorado contribuirá a tu bienestar emocional.
  • Cuida tu salud física y psicológica: Dedica tiempo para cuidar tu salud física y psicológica. Prioriza el descanso adecuado, establece rutinas de sueño regulares y encuentra formas de reducir el estrés, como practicar técnicas de relajación o realizar ejercicio físico. 
  • Comunica tus necesidades y busca soluciones: Si enfrentas condiciones laborales desfavorables, no tengas miedo de comunicar tus preocupaciones, límites y necesidades a tus superiores. Explora posibles soluciones o mejoras que puedan hacerse para crear un entorno laboral más justo y saludable. 
  • Evalúa la posibilidad de cambiar de empleo: Si te encuentras en una situación laboral insatisfactoria y has agotado todas las opciones para mejorar tus condiciones de trabajo, considera la posibilidad de buscar nuevas oportunidades laborales. Si bien cambiar de empleo puede ser un proceso desafiante y con ciertos riesgos, en algunos casos puede ser la mejor opción para mejorar tu bienestar laboral y emocional. Evalúa cuidadosamente tus necesidades y circunstancias individuales antes de tomar una decisión y asegúrate de contar con un plan financiero sólido en caso de que decidas emprender un nuevo camino profesional.
  • Si experimentas dificultades emocionales persistentes, considera buscar apoyo profesional acudiendo a terapia psicológica.

    En resumen, las condiciones laborales tienen un impacto significativo en el estado de ánimo y el bienestar de los trabajadores. En un mundo en constante cambio, es esencial que nos esforcemos por garantizar que todos los trabajadores tengan acceso a un lugar de trabajo que promueva su bienestar psicológico y emocional. La flexibilidad, la justa remuneración, el respeto y la seguridad laboral deben ser vistos no solo como derechos laborales, sino también como pilares fundamentales para el bienestar físico y emocional de los trabajadores.


Julia García de Madariaga – Terapeuta del CPA


lunes, 24 de abril de 2023

El estigma social del VIH

    El VIH es un virus que ataca el sistema inmunitario del cuerpo y se transmite a través de las relaciones sexuales, por el contacto con sangre infectada (por ejemplo, a través de transfusiones sanguíneas) o por compartir agujas. Además, puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia. Es una enfermedad que, a día de hoy, si se siguen las pautas de tratamiento proporcionadas, el contagio es prácticamente inexistente. De hecho, toda persona seropositiva que siga correctamente el tratamiento antirretroviral tendrá, con el tiempo, una carga de VIH no detectable, lo que evitará que infecte a su pareja sexual aunque no utilice preservativo. A pesar de esto, pareciera que el avance de la ciencia no genera avances en la sociedad. El estigma social del VIH sigue representando una barrera importante para su tratamiento y para las personas que lo sufren.

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    Dentro de los mitos o conductas estigmatizantes más comunes, que discriminan a las personas que tienen VIH, suelen estar:
  • Creer que solo ciertos grupos de personas pueden contraer el VIH. Sobre todo colectivos que representan una minoría en la sociedad, como la comunidad LGTBQ+.
  • Rechazar el contacto casual con alguien que tiene el VIH por miedo a contagiarse u otras suposiciones erróneas.
  • Que un proveedor de atención médica se niegue a brindar servicios a una persona que tiene el VIH, por intersección de opiniones morales o religiosas personales.
  • Sentir que alguien merece contraer el VIH debido a las decisiones que toma.
  • Juzgar moralmente a las personas que toman medidas para prevenir la transmisión del VIH.
  Y así, muchas otras discriminaciones que las personas seropositivas deben enfrentar en su día a día.

    Muchas de las ideas que se tienen acerca del VIH actualmente provienen de las primeras imágenes del VIH que aparecieron a principios de los años 80. Aunque igual de erróneas, surgieron en un contexto en donde la ciencia no estaba tan avanzada ni tenía la tecnología adecuada para estudiar el virus, y en donde los colectivos oprimidos tenían menos derechos y voz que ahora. Por lo tanto, ¿por qué se continúan perpetuando este tipo de ideas en la sociedad? Y ¿qué podemos hacer para eliminarlas y educar a la sociedad sobre este tema tan importante?

    La combinación de falta de conocimiento e información con la existencia de suposiciones obsoletas produce en la gente temor a contraer el VIH y a discriminar a las personas que lo tienen. Dentro de los cambios que podemos hacer cada uno para aportar nuestro granito de arena, están:

  • Hablar abiertamente sobre el VIH, con tus amigos, compañeros de trabajo o familiares. Invítalos a leer información actualizada, cuéntales lo que sabes del tema y lo importante que es conocer sobre el estado actual de esta enfermedad.
  • Comparte información del tema en redes sociales o cualquier plataforma a la que tengas acceso. Existen muchas organizaciones y asociaciones que se dedican a apoyar a las personas con VIH y reducir el estigma que sufren.
    
    Todos podemos ayudar a terminar con el estigma por el VIH con nuestras acciones en la vida diaria.


Sol Patricia García Matus - Terapeuta del CPA



lunes, 27 de marzo de 2023

¿QUÉ ES EL FOMO Y CÓMO PUEDO GESTIONARLO?

    Justo el día que no puedes ir a la facultad tus amigos publican una foto en Instagram tomando algo en la cafetería. Te preguntas “¿qué habrán dicho? ¿habrán estado mucho tiempo? Tendría que haber ido. Seguro que se lo han pasado genial”. Entonces empiezas a sentirte mal por todas esas cosas que te has perdido. El día en que puedes quedar con ellos, empiezan a utilizar una broma que tú no entiendes y eso te hace sentir apartado. En redes sociales, ves a otros amigos tuyos quedando con sus parejas o viviendo experiencias únicas a las que tú no crees que puedas acceder. Todas estas situaciones te hacen sentir una especie de inquietud por los planes o interacciones que podrías estarte perdiendo. 

 Imagen de Pexels

¿Qué es el FoMO? 

    Esa sensación se conoce como miedo a perderse experiencias o FoMO (por sus siglas en inglés Fear of Missing Out). El término empezó a utilizarse para hacer referencia a perderse planes con amigos y sentirse excluido. Sin embargo, la aparición de las redes sociales ha ampliado su significado permitiendo que se extienda esta preocupación en ese nuevo ámbito. 

¿Por qué nos sentimos así y qué consecuencias tiene? 
   
   Cuando se experimenta esta sensación suelen aparecer también pensamientos relacionados con las cosas que uno se estará perdiendo o lo horribles que sería las consecuencias de no estar viviendo esa experiencia. Estos pensamientos pueden aparecer cuando una persona está haciendo otras cosas que le impiden conectarse a redes sociales o cuando la persona no puede acudir a los planes sociales que sus amigos llevan a cabo. Dependiendo de cuál sea el caso, aparecerán preocupaciones relacionadas o bien con las cosas que estarán pasando en redes sociales o bien los planes que se estará perdiendo. 

    Los pensamientos y el malestar derivado de ellos pueden hacer que la persona compruebe las redes sociales durante mucho tiempo para asegurarse de que no se está perdiendo nada o estar al tanto de todas las cosas que sus amigos y conocidos están haciendo. Puede que la persona también intente salir siempre que lo hagan sus amigos (aunque no pueda) o dedique mucho tiempo a darle vueltas a toda esta situación. Estas y otras maneras de gestionar las preocupaciones se caracterizan porque a corto plazo permiten obtener una sensación de alivio por no estarse perdiendo nada o una sensación de control por estar haciendo todo lo posible para evitar que eso pase. Sin embargo, si este patrón se desarrolla durante mucho tiempo puede derivar en la pérdida de horas de sueño o una reducción del estado de ánimo, la disminución del contacto con otras personas o el no desarrollo de las habilidades para conectar con gente o la reducción del interés por otras aficiones o el desarrollo académico o laboral. 

    Por otra parte, las redes sociales presentan siempre la mejor cara de todas las personas: los mejores momentos, los planes más impactantes y los lugares más exóticos. Nos hacen preguntarnos si estaremos haciendo algo mal o si estaremos perdiéndonos algo importante. Esta “imagen perfecta”, la impresión de que el resto del mundo está teniendo experiencias mucho más gratificantes y divertidas que uno mismo, potencia las preocupaciones. Esto puede incrementar los aspectos negativos que ya presenta el mal uso de las redes sociales: compararse con otras personas, valorarse a uno mismo en función de los likes que se recibe, revisión constante de las redes sociales en busca de notificaciones… lo que puede acabar derivando en una sensación de soledad y ansiedad cuando no estamos en redes sociales. 

¿Cómo podemos gestionarlo? 

    En mayor o menor medida todos podemos experimentar de vez en cuando esta sensación negativa de estarnos perdiendo muchas cosas. No es un problema de por sí, solo lo es cuando nos empieza a generar consecuencias en nuestro día a día (p.ej., problemas de sueño, problemas académicos o laborales, falta de autoestima o habilidades sociales…). En caso de estar lidiando con FoMO, hay algunas pautas que pueden resultarte útiles: 
  • Marcar tiempos de utilización de las redes sociales: el uso de las redes sociales puede servir como distracción e incluso como fuente de creatividad y conexión. Sin embargo, su uso en momentos o lugares inapropiados (p.ej., estando con amigos, en clase o en el trabajo, etc.) puede suponer el perder otras experiencias más importantes. Céntrate en lo que estás haciendo y piensa ¿qué me estaría perdiendo por estar mirando la pantalla? 
  • Darse cuenta de por qué estamos utilizando las redes sociales y la sensación incómoda que experimentamos cuando no las tenemos cerca. ¿Por qué quiero mirar qué postean mis amigos en redes sociales? ¿Me va a ayudar la comparación? ¿Realmente necesito conocer qué están haciendo los demás? Es normal que quieras pertenecer a tu grupo de amigos, es una parte importante de tu vida, pero ¿es esa la mejor manera de pertenecer? ¿habría otras maneras en las que podrías estar ocupándote en lugar de preocupándote?
  • Repasa lo que estás pensando: ¿realmente sería tan terrible que tus amigos se vieran sin ti en alguna ocasión o perderte alguna experiencia que ellos si han vivido? ¿Ha pasado alguna vez? ¿qué consecuencias tuvo la otra vez? Te darás cuenta de que no pasa nada por estarse perdiendo algunas cosas. Si alguna de las cosas que viven tus amigos te afecta mucho (p.ej., matrimonios, familia, cambios de trabajo), valora si es algo que realmente quieres para tu vida. Si es así, inicia el camino que te permita conseguirlo. 
  • Deja de darle vueltas; no te está ayudando: es mejor que intentes distraerte con otra cosa, dejar de pensar una y otra vez en aquello que te estás perdiendo. Coge un buen libro, ponte música, sal a pasear o realiza algún deporte… cualquier cosa que te sirva para distraerte y disfrutar de tu tiempo de una manera que te haga sentir mejor.
    En definitiva, todos podemos sentir de vez en cuando que nos estamos perdiendo cosas, lo importante es qué hacemos con esa sensación y si dejamos que acabe afectando a distintas áreas de nuestra vida. 

Laura Casado - Terapeuta del CPA

lunes, 13 de marzo de 2023

El derecho a ser una “mala madre”

    Has intentado leer libros, has intentado verte charlas, pero aún sientes que no lo haces todo lo bien que puedes. Intentas ir a todas las reuniones de padre, seguir todos los mensajes del grupo de WhatsApp de madres del colegio. En Instagram ves a madres influencers que parece que hacen mil cosas más que tú, siempre sonrientes. Estás estresada, sientes que no llegas a nada y entonces surge la pregunta: ¿Estaré siendo una mala madre? Esta pregunta suele ir unida a emociones como la culpa o el agobio y puede resultar en que llevemos a cabo comportamientos para huir de ellas, como ir a más charlas, vernos más vídeos o empezar a fustigarnos a nosotras mismas sobre lo mal que lo hacemos. En otras ocasiones, esta pregunta surge cuando estamos dándonos cinco minutos a nosotras mismas o quedando con esa amiga a la que hace siglos que no vemos.

    Hoy en día existen mil normas sobre qué es ser una buena madre, pero sería interesante que nos parásemos a pensar sobre si son realmente útiles o si se tratan más bien de estándares inalcanzables. Quizás las buenas madres no son aquellas que no se equivocan, sino aquellas que asumen que hacen lo que pueden e intentan ir aprendiendo a hacerlo cada día un poco mejor.

Imagen de Craig Adderley en Pexels

    En toda esta exigencia no podemos olvidar la influencia que tienen los roles de género. Las mujeres han conseguido incorporarse a la vida laboral, pero esta incorporación no ha ido a la par con un reparto igualitario en la carga de los cuidados. De esta forma, hoy en día muchas mujeres se ven obligadas a tener una doble jornada laboral: la que ejercen en el trabajo y luego la que tienen en casa. Esto puede influir en que nos sintamos más estresadas, ya que la carga de trabajo es mayor y el tiempo del que disponemos para ejecutarla ha disminuido. 

    Entonces, ¿qué podemos hacer ante todo esto? Aquí te dejo algunos consejos que pueden ayudarte a gestionar toda esta enorme presión que supone ser madre:

  • Plantéate cuántas de las exigencias que sientes que debes cumplir son realmente necesarias. En estas exigencias seguro que influyen todas las expectativas que socialmente tenemos sobre ser madre, reflexiona sobre ellas, sobre cómo te afectan y si quieres que tu forma de ejercer la maternidad se vea regida por ellas. En esto te puede ayudar hablar con otras madres y compartir experiencias reales de lo que es ser madre, más allá de los ideales que nos enseñan. En nuestro blog, también tenemos entradas sobre este tema como: Cuando la autoexigencia se convierte en nuestro peor enemigo.
  • Intenta repartir las tareas de forma asertiva. Como hemos visto la carga de los cuidados tiende a estar desequilibrada, sería interesante implicar a todos los miembros de la familia en ellos, de manera que evitemos sobrecargarnos. Esto puede significar asumir que es probable que, sobre todo al principio, las cosas no se hagan tan bien como creemos que las podríamos hacer nosotras, pero quizás hay que tolerar cierto caos para tener más tiempo disponible. Además, la única forma de aprender a hacer algo es haciéndolo y equivocándose, así que puede que haya que dejar que otras personas hagan este proceso. Ten en cuenta que los cambios en este punto pueden ser lentos, porque en muchos casos nos hemos acostumbrado a que las cosas se hagan de cierta forma, por ello es importante que marques tus límites y luego actúes de forma coherente con ellos.  Para este trabajo, te pueden ayudar estas entradas de nuestro blog: Aprende a decir no Hacer peticiones de cambio de conducta,  
  • Coge la culpa de la mano y haz cosas con ella. Puede que, aunque intentes ser más racional, bajes tus exigencias etc., en muchas ocasiones siga surgiendo la culpa. Es normal, llevas muchos años pensando así y además el ser una “mala madre”, es algo muy castigado socialmente. Lo importante es que, a pesar de que este sentimiento esté ahí, tú puedas llevar a cabo actividades que sean importantes para ti y que vayan en dirección a lo que te importa.
  • Pide ayuda si la necesitas, es muy probable que haya problemas que no sepas solucionar. Si eso ocurre, puedes preguntar a las personas de tu alrededor si estas saben de este tema que desconoces o, si lo necesitas consulta a un especialista. Nadie sabe de todo y pedir ayuda no es un síntoma de debilidad, sino más bien una forma útil de poder solucionar los problemas. 

    En resumen, nadie nos enseña a ser madres, los/las niños/as no vienen con manual de instrucciones. Cada una hacemos lo que podemos, teniendo en cuenta lo que hemos aprendido y las circunstancias en las que nos encontramos. Quizás nuestres hijos/as no necesitan madres perfectas que lleguen a todo y nunca se equivoquen, sino madres humanas que se preocupan por ellos/as y por ellas mismas y tratan de hacerlo lo mejor que pueden.

Ariadna Sánchez Cabrera - Terapeuta del CPA


lunes, 27 de febrero de 2023

DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

    Que te persigan por la calle, que la pornografía sea la única fuente de información sobre la sexualidad y la erótica humana, que te rechacen por tu identidad sexual, que reenvíen imágenes intimas, que te discriminen por tener VIH, que no tengas acceso a la “píldora del día después”, que te acosen en el trabajo por tu orientación erótica, que te nieguen el acceso a un aborto seguro, que te coacción o intenten convencerte para cambiar tus decisiones sobre tu vida sexual, que a las personas con diversidad funcional se les pongan trabas para tener acceso a la erótica… Todas estas situaciones y problemáticas están íntimamente relacionadas con la ausencia de conocimiento y de puesta en práctica de los derechos humanos sexuales y reproductivos.

    Los derechos sexuales y reproductivos son, por tanto, un tema importante que nos afecta a todas las personas, independientemente de nuestro género, orientación erótica, estado civil o condición socioeconómica. Estos incluyen el derecho a tener encuentros eróticos libres de violencia y coerción, el derecho a acceder a información y servicios de salud sexual y reproductiva, el derecho a decidir sobre la planificación familiar y el derecho a acceder a servicios de aborto seguros y legales. Sin embargo, en muchos lugares del mundo, estos derechos aún no son respetados o siguen siendo tema de debate. 

    Los derechos sexuales y reproductivos son:

  • Universales: todas las personas tenemos estos derechos por el mero hecho de serlo.
  • Inalienables: no se puede renunciar a ellos y nadie nos los pueden quitar.
  • Indivisibles: todos los derechos son igualmente importantes, no existe una jerarquía entre ellos. Los derechos se complementan entre ellos, por lo que para disfrutar plenamente de un derecho son necesarios los otros.
  • Implican la participación. Los derechos no pueden ser atribuidos de forma exclusivamente pasiva, sino que requieren/implican de nuestra participación activa para que se respeten, llevando a cabo acciones para promoverlos, es decir, movernos por nuestros derechos. De ahí la importancia de reconocerlos, respetarlos y defenderlos.
  • Imponen obligaciones. Los derechos implican deberes. El estado tiene la obligación de garantizarlos y cada uno/a de nosotros/as, de respetar los derechos de las demás personas.

¿Cuáles son los DSR?

  1. Derecho a la igualdad.  Todas las personas son iguales en dignidad y derechos. 
  2. Derecho a la autonomía sexual. Todas las personas tienen derecho a expresar y mostrar sus deseos, placer, prácticas, orientación erótica e identidad sexual; a decidir libremente sobre su vida erótica sin discriminación y respetando los derechos de las otras personas.
  3. Derecho a la libertad y a la integridad corporal. Todas las personas tienen derecho a que se respete su salud física, psíquica y moral; a vivir libres de riesgo y de cualquier tipo de violencia, intimidación o amenaza que ponga en peligro su libertad y bienestar sexual y corporal.
  4. Derecho a decidir sobre las distintas opciones reproductivas. Todas las personas tienen derecho a decidir sobre su vida reproductiva, a determinar libremente si quieren o no tener hijos e hijas, el momento y la frecuencia.
  5. Derecho a la información. Todas las personas tienen derecho a tener y acceder a información completa, clara y veraz, para tomar decisiones autónomas sobre su vida sexual y reproductiva y a ejercer plenamente sus derechos.
  6. Derecho a la educación sexual. Todas las personas tienen derecho a recibir una educación sexual de calidad, libre de estereotipos y prejuicios morales, ideológicos o religiosos, que permita vivir la sexualidad de forma positiva y saludable.
  7. Derecho a la atención y protección de la salud sexual y reproductiva. Todas las personas tienen derecho a disfrutar de salud sexual y reproductiva y a acceder a servicios de salud que ofrezcan una atención completa y de calidad.
  8. Derecho a la privacidad y la confidencialidad. Todas las personas tienen derecho a que cuando proporcionen información privada e íntima sobre su vida sexual y reproductiva sea confidencial.
  9. Derecho a optar por los diversos modos de convivencia. Todas las personas tienen derecho a elegir cómo y con quien quieren convivir y a disfrutar de los mismos derechos sociales y legales.
  10. Derecho a la participación y libertad de opinión. Todas las personas tienen derecho a pensar, opinar y expresar sus ideas libremente, así como asociarse e intervenir en el desarrollo de políticas relacionadas con su bienestar sexual y reproductivo.

¿Por qué es importante conocer los DSR en nuestro día a día?

  • En caso de mantener un encuentro erótico de riesgo (no uso del preservativo o que este se rompa), tenemos el derecho de acudir a un centro de salud para que se realicen las pruebas pertinentes con el fin de evitar una Infección de Transmisión Sexual (ITS)o, en caso de transmisión, recibir la atención y tratamiento sanitaria correspondiente.
  • Si se produce un embarazo, tenemos el derecho de decidir si queremos o no continuar con el mismo, saber que la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es legal y gratuita. Así como el derecho a recibir toda la información necesaria para tomar la decisión de forma autónoma y sin ningún tipo de coacción.
  • Si tenemos cualquier duda sobre la sexualidad humana, es importante recordar que tenemos derecho a recibir información veraz y de calidad, así como educación sexual y que existen centros gratuitos dedicados a este propósito.
  • Todas las personas tienen el derecho de mostrar su identidad y deseos libremente independientemente de su identidad sexual, orientación erótica o cualquier otra condición. Por ello, en caso de recibir discriminación de cualquier tipo (agresiones en la calle, acoso en el trabajo, referirse a una mujer u hombre trans por el otro género, etc)tienen derecho a denunciar y a recibir ayuda y apoyo.
  • Otra situación muy frecuente se produce cuando, en caso de necesitar la “píldora del día después” o Píldora Anticonceptiva de Urgencia (PAU) te informen en la farmacia de que solo puede tomarse un máximo de tres veces en tu vida, cuando esa información no es veraz ni completa.

    En resumen, conocer los derechos sexuales y reproductivos es esencial para garantizar que todas las personas puedan tomar decisiones informadas sobre su salud y su vida, y para luchar contra la discriminación y la violencia basadas en el género y la orientación erótica. Así mismo, puede ayudar a garantizar el acceso a servicios de salud de calidad, la capacidad de tomar decisiones informadas sobre la planificación familiar y evitar problemas de salud y económicos.

Jennifer López Castillejo - Terapeuta del CPA


Fuente: Asociación de Planificación Familiar de Madrid (apfm.es)