Son diversas las
investigaciones que advierten del desgaste laboral que todos aquellos profesionales
del ámbito sanitario (tales como médicos/as, enfermeros/as, psicólogos/as,
etc.) pueden llegar a sufrir a lo largo de su carrera profesional, debido a la
exposición a innumerables situaciones complicadas. En este sentido, el
establecimiento de estrategias de autocuidado resulta crucial de cara a
prevenir dicho desgaste laboral o Síndrome de Burnout.
Fotografía:
Energepic, con licencia Creative Commons
Estrategias de autocuidado a nivel
individual:
v
Comunicación
asertiva en el trabajo: expresar nuestras emociones, ideas y opiniones;
decir “no” sin sentirnos culpables por ello (por ejemplo, no asumir tareas o funciones que no corresponden a nuestro cargo);
pedir aquello que queremos teniendo en cuenta el derecho de la otra persona a
expresar su negativa (por ejemplo, solicitar un aumento salarial), etc. Para
ello, es importante cuidar nuestra comunicación no verbal (mantener el contacto
ocular, utilizar un tono de voz adecuado –ni muy alto ni muy bajo-, emplear
gestos agradables, mantener una postura relajada, etc.), así como elegir el
momento adecuado para transmitir nuestro mensaje.
v
Evitar
auto-responsabilizarse en exceso: debemos tener claras las posibilidades de
cambio reales de quienes acuden a nuestra consulta, con el propósito de no
responsabilizarnos en exceso de que la terapia no haya concluido de manera
exitosa.
v
Evitar
auto-exigirse en exceso: a menudo, consideramos que nuestra profesión nos
exige mantener una capacidad de respuesta constante, así como dar respuesta a
la totalidad de demandas que nuestros usuarios nos plantean. En este sentido, no
debemos olvidar que no es nuestra obligación estar disponibles las 24 horas del
día (para ello, podemos establecer una hora límite de respuesta a los correos
electrónicos de nuestros usuarios y evitar facilitarles nuestro número de
teléfono personal) y que habrá ocasiones en las que no podremos solucionar las
dificultades que nos plantean.
v
Tomar
descansos cortos durante la jornada laboral.
v
Planificar
momentos y espacios de distensión diarios en los que realizar actividades
contrarias a la atención directa y preparación de casos: resulta
conveniente que establezcamos un momento y espacio diarios en los que podamos implicarnos
en actividades que nos resulten agradables. Es importante que dichas
actividades no comprendan temáticas abordadas en nuestro ámbito de trabajo. Así
pues, debemos evitar leer libros y revistas o ver películas relacionadas con
nuestra disciplina.
v
Mantener
hábitos de vida saludables: cuidar nuestra alimentación, realizar actividad
física regular, establecer hábitos de sueño saludables y prestar atención a
nuestras dolencias físicas (por ejemplo, dolores de cabeza, de espalda, etc.).
Para
más información acerca de cómo establecer hábitos de sueño saludables, consulta
nuestra entrada de blog: http://psicologia-cpa.blogspot.com.es/2017/10/por-que-no-duermo-bien-mitos-malos.html
v
Hacer uso
de los recursos de ayuda disponibles: asistir a talleres destinados a la prevención
y/o abordaje del desgaste laboral, con el propósito de aprender a identificar posibles
fuentes de estrés, así como a establecer un plan de acción individualizado en
el que, mediante las estrategias de afrontamiento oportunas, logremos un
adecuado manejo de dichos factores estresantes.
v Solicitar
ayuda psicológica (en el caso de necesitarla): no debemos olvidar que el hecho de que nuestra
profesión implique proporcionar a nuestros usuarios estrategias con las que
solventar sus dificultades, no nos hace inmunes a encontrarnos con
circunstancias que no somos capaces de gestionar; por lo que los psicólogos
también precisamos acudir a terapia en alguna ocasión.
Estrategias de autocuidado a nivel grupal:
v
Impulsar
la creación de espacios en los que expresar y compartir experiencias personales
con el equipo clínico durante la jornada laboral (por ejemplo, detallar una
situación difícil de gestionar durante una sesión terapéutica y los
pensamientos y emociones que se derivan de dicho acontecimiento), además de la supervisión técnica de
los casos y la resolución de conflictos en el equipo. Esta estrategia resulta especialmente relevante en el caso de
aquellos psicólogos clínicos que desempeñan su práctica profesional en el
ámbito privado, lo cual suele implicar la ausencia de un trabajo en equipo.
v
Compartir
actividades de ocio con personas pertenecientes a nuestra red social
extra-laboral (pareja, hijos, padres u otros familiares) o compañeros de
trabajo.
Por todo lo anterior,
incluir en el Grado en Psicología asignaturas orientadas al aprendizaje de estrategias
de autocuidado, sería una buena forma de garantizar el bienestar psicológico de
futuros terapeutas. Asimismo, es importante la creación de espacios en los que
los psicólogos clínicos puedan compartir situaciones difíciles ocurridas en
sesión, reflexionar sobre su ejercicio, tomar conciencia de factores
estresantes y gestionar sus efectos negativos.
Referencias
bibliográficas:
-
Betta, Morales, Rodríguez y Guerra (2007). La
frecuencia de emisión de conductas de autocuidado y su relación con los niveles
de estrés traumático secundario y de depresión en psicólogos clínicos. Pensamiento Psicológico, 9 (3), 9-19.
Irene Álvarez
Ossorio – Terapeuta del CPA
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