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lunes, 8 de abril de 2019

Mitos sobre nutrición: ¿cuántos aún crees?



Los mensajes nutricionales a los que habitualmente tenemos acceso mediante los medios de comunicación o bajo el amparo de la industria alimentaria, suelen estar, en parte, simplificados; lo que da lugar a desinformación en la población. Por otro lado, nos bombardean con etiquetas engañosas como “light” o “natural” o programas de adelgazamiento basados en dietas sin un correcto ajuste nutricional. ¿Te has parado a pensar cuántos mitos sobre nutrición aún crees? 


Fotografía de pixabay.com con licencia Creative Commons



Para el dietista-nutricionista Aitor Sánchez (2016) algunos de los mitos más comunes serían:

1- Para adelgazar solo necesito tomar menos kilocalorías
No se trata de contar cuántas kilocalorías ingiero, ya que es imposible estimarlas pues no se pueden contar con precisión la cantidad de nutrientes y energía que tiene cada alimento; siendo además diferente la respuesta de cada organismo y su aprovechamiento. Resulta mucho más adecuado tener presente el balance energético, es decir, el balance entre las kilocalorías que ingiero y las que gasto. No obstante creer que solo debo ingerir menos kilocalorías resulta problemático, ya que si esa premisa siempre fuese correcta, los alimentos light serían más nutritivos que alimentos más calóricos como el aceite de oliva virgen extra o los frutos secos. El sentido común nos dice que 100gr de aguacate no repercuten en nuestro organismo como 100gr de ginebra o azúcar. Lo saludable de un alimento no depende de su cantidad de kilocalorías sino de su calidad nutricional. Si además, se llevase a cabo una dieta puramente restrictiva y una abstinencia prolongada el organismo presentaría hambre constante, lo que facilitaría episodios de descontrol alimentario (por ejemplo, atracones). Por ello, la comida debería ser de alto valor nutricional, adecuada al balance energético y distribuida a lo largo del día (Froján, González y Cristóbal, 2006). 

2- Los hidratos de carbono engordan
Por definición, no. Como hemos comentado, la ganancia de peso será una consecuencia de nuestro balance energético. Los hidratos de carbono contribuyen con su energía a proporcionarnos una parte de las kilocalorías, junto a la que aportan las grasas o proteínas, que nuestro cuerpo necesita a diario. Por ello, los hidratos no engordan por sí mismos sino por un consumo excesivo, pero igual que engordaríamos por un consumo excesivo de proteínas o grasas. 

3- El desayuno es la comida más importante del día
El desayuno puede convertirse en la comida más importante del día si así lo deseamos, por ejemplo, varía mucho el tipo de alimentos que se consumen en el desayuno según la cultura. Sería óptimo entender que si deseamos que sea importante deberíamos intentar que fuese lo más saludable posible (¿acaso cuando desayunamos esos bollos, zumos comerciales, cacao en polvo azucarado o galletas creemos que es saludable?). Desde el punto de vista nutricional podríamos desayunar lo que nos apeteciera siempre y cuando fuese coherente con el resto de nuestras ingestas y los alimentos tuviesen un alto contenido nutricional (por ejemplo, batidos de frutas y verduras caseros, cereales sin azúcar, tostadas integrales, un bol lleno de alimentos saludables como yogurt, fruta troceada y frutos secos...).

4- El azúcar es necesario
Muchos de los productos que encontramos en el supermercado conllevan azúcar, pues la industria alimentaria los incorpora con el fin de abaratar el producto (es una materia prima muy económica), hacerlos más agradables al paladar y convertirlos en alimentos no perecederos. Sin embargo, las calorías que producen son calorías vacías pues solo proporciona energía pero no otros nutrientes y además este aditivo provoca en nuestro organismo fenómenos como picos de glucemia, infamación, acúmulo de grasa visceral….que predisponen al sobrepeso y a la diabetes mellitus. No se trata de no consumir alimentos con sacarosa sino de proporcionar al cuerpo alimentos ricos en glucosa y con mayor aporte nutricional como por ejemplo legumbres, cereales o tubérculos.

Esperamos que esta entrada te haya ayudado a desterrar algunos de los mitos nutricionales. Si quieres saber más sobre problemas alimentarios te animamos a que leas la entrada http://psicologia-cpa.blogspot.com/2015/04/titulo-atrapado-en-tu-propio-cuerpo.html

Alejandra Peña  - Terapeuta del CPA
Referencias
Sánchez, A. (2016). Mi dieta cojea. Barcelona: Paidós.
Froján, M.X; González, M. y Cristóbla, R. (2006). Qué es la anorexia. Madrid: Biblioteca Nueva.

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