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lunes, 27 de abril de 2015

Atrapado en tu propio cuerpo



Foto: Fermin Grodira, con licencia creative commons
¿Estás satisfecho o satisfecha con tu imagen corporal? ¿Cuánto? ¿Cambiarías algo? Probablemente tu satisfacción no sea, ni mucho menos, completa. Además, si eres mujer es  probable que tu insatisfacción sea más elevada. Diversos estudios científicos han demostrado que, en todas las edades, las mujeres tienen mayor insatisfacción con su imagen corporal y con su peso que los hombres. No obstante, también se está encontrando en los últimos años que el descontento de la imagen corporal en los hombres es cada vez mayor.

La insatisfacción corporal es una de las variables que mejor predice el desarrollo de problemas  de la conducta alimentaria. Desde luego, llegar a desarrollar un problema psicológico de este tipo depende de la interacción de múltiples variables, de entre todas ellas  uno de los factores de predisposición más influyentes es el contexto social


La imagen corporal está socialmente determinada y desde muy pequeños  existen influencias culturales  que van modelando la valoración del cuerpo. En nuestra cultura occidental, el canon de belleza femenino es de delgadez extrema. Se ha asociado estar delgada con el éxito a todos los niveles. Aprendemos que acercándonos a este modelo de belleza la recompensa y la gratificación estarán aseguradas. Las mujeres aprenden que deben invertir cantidades ingentes de tiempo en su imagen, hacer esfuerzos descomunales por acercarse o alcanzar ese ideal. Estar delgada acaba generando una serie de emociones tremendamente agradables, sin embargo, el canon de belleza que se transmite es inalcanzable, poco saludable e irreal, de manera que querer lograrlo es garantizarse, además de frustración, una mayor probabilidad de tener un problema de la conducta alimentaria. 


Dado el enorme impacto que estos aspectos sociales tienen en cómo nos vemos muchas personas acaban “atadas” a su propio cuerpo, obsesionadas con él, condicionando cada una de sus acciones entorno al mismo. Para evitar entrar en estas dinámicas es importante, en primer lugar, reconocer el papel e influencia de estos modelos en cada uno de nosotros para, después,  empezar a modificar algunos comportamientos desadaptativos. Esta es una pequeña guía que puede ayudarte  a no caer en esas “trampas de la belleza” que te llevarán irremediablemente hacia la absoluta infelicidad:


-Deja de comparar tu propia apariencia con un estándar irreal. Y si comparas algo, toma otra muestra más representativa de lo que te rodea, no filtres ni sesgues, ya que te pones, sé un buen juez. 


-Cuidado con atribuir rechazos u otros acontecimientos negativos a tu aspecto. Sé algo más sensato, utiliza un razonamiento algo más elaborado y plantéate otras alternativas explicativas plausibles, existen, de verdad.


-Deja de examinar y comprobar aquello que no te gusta de ti: pesarte 8 veces a la semana, mirarte a todas horas en el espejo, contar los pelos que se te han caído, los granos que te han salido…este camino es el de la obsesión, el de sentir emociones muy desagradables que pueden estropear tu día, tu semana …

-Revisa tu lenguaje cuando te cuentes cómo te ves, es probable que exageres: “estoy como una vaca”, “no tengo pecho”, “estoy calvo” “así nadie se fijará en mí”… ¿es así realmente? ¿Acaso tienes pruebas que lo respalden? Intenta utilizar un lenguaje adecuado, ajustado a los hechos. De tu apariencia habrá aspectos que te gusten más y otros que te gusten menos. No los maximices ni te centres solo en los desagradables.


-Razona, argumenta y debate  por qué quieres seguir ese modelo y sé crítico. Pregúntate para qué te sirve: ¿Qué te aporta? ¿Alguna vez cuestionas los modelos “socialmente impuestos” en otros ámbitos (políticos, sociales…)? Seguro que en otros ámbitos de tu vida eres capaz de tener una actitud crítica, aplícalo a esta situación.

Si sigues queriendo llegar a ese canon de belleza atiende: no vas a lograrlo. Fíjate lo que pretendes alcanzar:   https://www.youtube.com/watch?v=17j5QzF3kqE


Autora. Rebeca Pardo Cebrián


Referencias:

García, M. V. A., & Peresmitré, G. G. (2003). Insastifacción corporal y seguimiento de dieta: una comparación transcultural entre adolescentes de España y México. Revista internacional de psicología clínica y de la salud= International journal of clinical and health psychology, 3(1), 9-21.

i Escursell, R. M. R. (2001). Imagen corporal: conocer y valorar el propio cuerpo. Ediciones Pirámide.
 

Parga, M. X. F., Fresnillo, R. C., & Lacson, M. G. (2006). "Qué es" la anorexia.

Rivarola, M. F. (2003). La imagen corporal en adolescentes mujeres: su valor predictivo en trastornos alimentarios. Fundamentos en humanidades, (7), 149-161.

Valverde, P. R., De Los Santos, F. R., & Rodríguez, C. M. (2010). Diferencias de sexo en imagen corporal, control de peso e Índice de Masa Corporal de los adolescentes españoles. Psicothema, 22(1), 77-83.

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