El Centro de Psicología Aplicada pretende desde su blog, Psicología ComPartidA, divulgar la psicología en la comunidad universitaria con la intención de promover la salud física y mental. Nuestro objetivo es acercar el conocimiento a través de la publicación de artículos del ámbito psicológico y compartir noticias de actualidad.

Los comentarios enviados por la comunidad serán sometidos a un proceso de moderación antes de ser publicados.

lunes, 26 de octubre de 2015

No me hagas sufrir

Probablemente muchos de vosotros hayáis escuchado o incluso hayáis verbalizado en alguna ocasión aquello de: “Me da miedo abrirme demasiado, no quiero que me hagan daño”. Es algo bastante común y aunque parece ligado al mundo de las parejas sentimentales, en realidad puede extenderse a muchos otros  vínculos sociales como pueden ser las amistades.

Y yo me pregunto: ¿qué hay más satisfactorio que una relación vivida plenamente de manera cercana? ¿Realmente nos compensa experimentarla a medias con tal de no exponernos a nuestros miedos?

 ¿QUÉ?

Según Laurie Pawlik-Kienlen, psicóloga canadiense especializada en las relaciones humanas, el temor a la intimidad involucra el rechazo a abrirse y a revelar nuestra identidad real. Sentimos miedo a demostrar quiénes somos, en esencia, con nuestros defectos y virtudes, nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Aún pudiendo darse de manera conjunta, no equivale al miedo al compromiso.

Desde luego, no debemos perder de vista que esta tendencia a la impermeabilidad emocional sólo se convierte en un problema real en el preciso instante en que interfiere en nuestra vida diaria, nos genera malestar a nosotros o en nuestras personas del entorno más cercano. Además, deberíamos estar más o menos motivados a trabajarlo. Es entonces cuando nos convendría buscar alternativas de solución.

lunes, 19 de octubre de 2015

Ya tienes dos tareas: enfadarte y desenfadarte

¿Cuántas veces has oído a tu madre decir: “No ME HAGAS enfadar”? Pues ya puedes decirle: “¡Mamá! ¡Te enfadas sola! Yo no soy responsable de tu enfado”.

¿Y cómo puede ser?

Foto: Xabier Otegi, con licencia Creative Commons

Cada uno es responsable de las emociones que experimenta. Las emociones son personales, es decir, de uno mismo. Yo tengo la responsabilidad de trabajar la alegría si quiero estar alegre. Por ejemplo, que hoy te encuentras un poco aburrido y quieres que esa emoción se convierta en alegría, pues es responsabilidad tuya ponerte a hacer algo que te guste, llamar a un amigo, salir a dar un paseo o ver una peli. Es responsabilidad tuya realizar las conductas que mejor te hagan sentir, o al menos que te faciliten experimentar aquellas emociones que deseas. Porque a veces también nos apetece estar tristes y es totalmente legítimo y funcional (en ocasiones).

El enfado es exactamente igual.

¿Y si un amigo traiciona mi confianza contando un secreto? ¿No es culpa suya que me enfade? NO. Estoy segura de que alguna persona en el planeta Tierra no se enfadaría por ese mismo suceso. Por lo tanto, no a todas las personas se les genera enfado con las mismas cosas.

lunes, 12 de octubre de 2015

Ocho consejos para NO superar una ruptura

En la entrada de hoy queremos proponer un decálogo de la NO superación de la ruptura de una relación sentimental.

Sea que la ruptura haya sido de común acuerdo, hayas sido tú el/la principal promotor/a o viceversa, si sigues todos (o varios de) estos consejos, muy probablemente te quedes enganchado/a a esa relación que ha terminado.

Esto tendrá por seguro un efecto pernicioso sobre tu estado de ánimo, autonomía, seguridad y relaciones sociales.

Foto: Phototropy, con licencia Creative Commons

¿Quieres saber cómo conseguirlo? Sigue los siguientes consejos:

No te des permiso para estar triste: aunque sea completamente normal sentir malestar porque un ser querido se haya ido de tu vida, no te des el permiso para sentirte lógicamente mal. Por el contrario, niega el malestar; y, si lo sientes, considéralo anormal y no lo compartas con nadie. A fin de cuentas, ¿por qué iba a dolerte si tan sólo era (y quizá aún sea) una de las personas a las que más has querido?

lunes, 5 de octubre de 2015

¿Pienso, luego existo? ¿Existo, luego pienso?

Si te fijas por un momento en lo que pasa por tu cabeza, te darás cuenta de los pocos momentos en los que dejamos de pensar, ya sea para recordar momentos pasados, fantasear sobre posibles futuros, darle vueltas a determinados problemas, o buscar soluciones… Sea lo que sea, siempre estamos pensando. De hecho es una de las características que diferencia al ser humano de los demás animales. Esa gran capacidad nos ayuda a reaccionar ante las situaciones de forma diferente que si no pensáramos, haciéndonos únicos y con una gran arma en nuestra mano. Sin embargo, esos mismos pensamientos pueden llegar a convertirse en un problema si no los sabemos controlar bien.

Foto: Pablo Fernández, con licencia Creative Commons
Todos hemos pasado por momentos en los cuales hemos estado dándole vueltas a algo negativo o no muy adecuado, generándonos profundo malestar o preocupación. El problema de esta situación es que la mayor parte de las personas cree que eso no se puede cambiar, es decir, que nuestros pensamientos son automáticos, libres y nosotros somos meros espectadores de ellos. Pero esto NO es así.