Has recorrido un largo camino, y te admiro por ello. Sé por lo que
has pasado y que cada día, uno a uno, intentas ser la mejor persona posible. Por
ello, si alguna vez dudas, por favor, acuérdate del momento más difícil que
viviste. Esto, igual que pasó entonces, hoy también pasará.
Has sabido levantarte de cada caída. Vive esas caídas no como
castigos o imposiciones sino como oportunidades para empezar un nuevo andar. Una
oportunidad de la que tomar aquello que necesites para el futuro. Recuerda que
nada es eterno y que el miedo, la tristeza y el dolor, forman parte de la vida.
Cuando sientas estas emociones, no olvides escucharlas. Ten presente que sólo quieren
ayudarte, y tienen mucho que decirte. Aprende de ellas y, luego, déjalas ir.
Permítete llorar, no nos hace más débiles. La expresión emocional es una gran
fortaleza. No lo olvides. Pero no te aferres a aquello que duele o no funciona,
porque resta espacio para cosas mejores. Sé capaz de ver que hay realidades inmodificables
y que otras, si te mueves del lugar de la queja, las puedes cambiar o, al
menos, mejorar.
Recuerda de dónde vienes y ten presente hacia dónde vas. Pero, si
en algún momento del camino te pierdes, disfruta de explorar las posibilidades.
A veces, de situaciones inesperadas podemos extraer los mejores aprendizajes de
nuestra vida. Recuerda que, sea cual sea tu realidad, puedes con ella. Ahora
bien, no te dejes engañar por la publicidad: alcanzar la felicidad no es algo
inmediato, ni tiene una receta mágica, es una ardua tarea. Trabaja día a día,
esforzándote al máximo, por conseguir tu bienestar. Para ello, no te creas todo
lo que te dicen, ni siquiera aquello que escuchas en tu cabeza. Muchas veces, nosotras
mismas somos nuestro mayor enemigo. No te condenes por equivocarte. Recuerda
que, al igual que las demás, tú también eres humana. Aprende a tolerar los
fallos del resto y, sobre todo, tolera los tuyos.
No olvides lo bien que te puedes sentir en tu propia compañía, y
si en algún momento alguien quiere entrar en tu vida, asegúrate de que supere
al menos eso. Estar rodeada de personas que valoras mejora mucho la vida. Vive
con ellos, pero siempre para ti. Lo único que necesitas está dentro de ti. No
lo olvides, por favor. No temas decir “no
quiero” cuando así lo sientas. Nunca puedes complacer a todo el mundo. Sé
fiel a ti misma. Probablemente muchas personas se irán, pero lo harán dejando
espacio a otras que merezcan la pena conocer. Mantente dispuesta a aceptar quién
eres. Reconócete en el espejo y permítete ver más allá de esa cicatriz o esa mancha,
sin olvidar que tú eres mucho más que eso. Ámate como eres y, entonces, otros
también lo harán.
No te dejes engañar por tu discurso, seguramente los “no puedo” sean menos de los que dices y
los “no quiero” sean más de los que
te permites decir. Recuerda que
querer no siempre es poder. Pero ten el coraje de seguir peleando muchas batallas
más y la sabiduría para reconocer que hay algunas imposibles de ganar, por las
que no vale la pena luchar.
Sé de sobra que hay muchas cosas que te dan miedo: la pérdida, los
cambios… Querida amiga, exponerte a aquello que temes es la única forma de
vencer el miedo. Después de todo lo vivido, sé que tienes habilidades para
seguir enfrentándote a la vida tan bien como lo has hecho hasta ahora. Así que
reconócetelo: ¡Eres una campeona!
Hoy, 8 de marzo, abraza tu pasado que tiene que ver mucho con
quien eres; pero, sobre todo, céntrate en tu presente que es mucho de lo que
serás mañana. Mujer luchadora, no dejes de aprender y sigue creciendo, pero
hazlo hasta donde y cuando quieras.
A ti, a mí y a
todas: gracias.
Rocío Florido – Terapeuta del CPA
Esta carta va dedicada a todas las mujeres que desde hace siglos han
luchado por la igualdad de oportunidades, a todas las mujeres que han luchado
por una sociedad justa, a todas las mujeres que han trabajado por conseguir su
autonomía personal, a todas las mujeres que han pensado y lo han hecho libres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario