Cuando hablamos de Psicología muchas personas tienen dudas
sobre a qué nos referimos. Existen prejuicios acerca de esta ciencia y la idea inicial
puede estar alejada de la realidad.
La Psicología es la ciencia que se encarga de estudiar la
conducta humana. Esta definición, se puede interpretar de forma incorrecta. Generalmente
equiparamos conducta con “aquellas cosas que una persona hace”. Sin embargo, para
un psicólogo/a la conducta es mucho, muchísimo, más. El comportamiento solo se
puede entender como una interacción, y esta interacción no incluye solo la
relación con los aspectos externos, fuera
de la piel, como si esta fuese una barrera entre el individuo y el mundo.
Cuando un psicólogo/a habla de conducta también está teniendo en cuenta lo
interno, tanto las sensaciones físicas, las emociones y sentimientos, como los
pensamientos. Además, no podemos hacer una separación entre cuerpo y mente. El
ser humano es un todo, por ejemplo, no podemos separar con un cuchillo el
proceso de digestión y el placer de comer, van unidos.
Cuando una persona aparece en consulta con un problema
psicológico, el psicólogo/a entiende que esta persona valora su comportamiento
como “poco adaptativo” para su vida. Es decir, esa persona tiene conductas que
son ineficaces a la hora de enfrentarse a los retos de su vida. El/la profesional se encargará de evaluar qué ocurre
y por qué se mantiene la problemática, considerando que el problema no es algo
inherente a la persona. Es decir, no va
a colocar el problema dentro de uno mismo. De este modo, si una persona sufre
ansiedad, la ansiedad no está en el individuo como un ente inamovible, como
quien tiene un corazón o dos pulmones, ni es una etiqueta del individuo como
quien es alto o moreno. La ansiedad serán una serie de comportamientos,
pensamientos y emociones que le están impidiendo relacionarse con su medio como
desea.
El/la profesional de la psicología tampoco considerará la
ansiedad como una enfermedad. Cuando decimos que una persona está enferma de tuberculosis
se debe a que está contagiada con la bacteria que causa la tuberculosis y cursa
con síntomas como tos, dolor en el pecho, fiebre, dificultad respiratoria, etc.
Esta persona debe tomar antibióticos, aunque desaparezcan los síntomas, hasta
que ha logrado acabar con todas las bacterias que le han invadido. Los
problemas psicológicos NO funcionan así. Volviendo a la persona que solicita
ayuda por ansiedad. Entre sus síntomas se evalúa que presenta taquicardia,
sudoración, pensamientos negativos sobre su “torpeza” social y, además, evita reuniones
de amigos donde haya gente nueva. En el momento que se enfrente a las
situaciones problemáticas y desaparece esta sintomatología diremos que ha
aprendido conductas más adaptativa. Así, la Psicología no busca la “bacteria”
de la ansiedad. Por el contrario, pretende conocer qué factores de la interacción
individuo-medio explican los síntomas y proporcionar las herramientas
necesarias para que la persona pueda modificar su comportamiento por otro que
le resulte más adecuado.
¿Cómo puede la Psicología
ayudar a resolver problemas?
Los psicólogos aplican los modelos generales que su ciencia
ha desarrollado sobre aprendizaje (y desaprendizaje) de comportamientos. Además
los ajustan al caso particular que solicita psicoterapia. Para ello, un
psicólogo/a necesita conocer en profundidad todas las variables del problema de
la persona en consulta. Durante las primeras sesiones, la base de la
interacción será una entrevista, permitiendo al/a la profesional elaborar una
descripción funcional muy detallada de la demanda. En este proceso será muy
importante la colaboración de la persona que busca ayuda. El objetivo final
será tener una explicación del porqué ocurren los comportamientos desadaptativos
y elaborar un plan de tratamiento para modificarlos.
Una vez que el psicólogo/a entiende qué ocurre, por qué
ocurre y cuales es el mantenimiento del problema, hará participe a la
persona, explicando la situación para
poder comenzar el proceso de intervención.
Lo fundamental en la intervención psicológica es que la
persona que acude a consulta sea agente del cambio. Una vez consensuado el plan
de tratamiento entre la persona que demanda terapia y el psicólogo/a, será la
propia persona quien lo lleve a cabo con ayuda de su psicólogo/a, que le irá
guiando en todo momento, entrenándole en técnicas empíricamente validadas. Es
cierto que este proceso a veces dará miedo. Requiere esfuerzo y caminar lejos
de la zona de confort. A raíz de un trabajo personal, se adquieren las
herramientas para enfrentarse no solo al problema específico, sino a muchos
otros problemas diarios, generalizando así el aprendizaje adquirido a lo largo
del proceso terapéutico. Esto se debe a que, afortunadamente, los seres humanos
tienen una gran capacidad de generalizar los aprendizajes.
De este modo cuando vayamos a un psicólogo/a, vamos a
encontrar a un/a profesional que va a ofrecernos todo sus conocimientos
teóricos y técnicos sobre psicológica. El psicólogo/a nos acompañará en el
proceso de aprendizaje de comportamientos adaptativos, pero en última instancia
el poder de cambio reside en nosotros mismos y es que nosotros somos la mejor
herramienta que existe.
Naiara Matesanz– Terapeuta del CPA
Referencias bibliográficas
Froján, M.X. y Santacreu, J (2008) Qué es un tratamiento
Psicológico. Biblioteca Nueva. Madrid.
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