La Navidad ya está aquí. La
semana pasada, la terapeuta Tauana Matías revisó una serie de estrategias para sobrevivir a estas fiestas con potencial para convertirse en el peor o mejor momento del año, como ya hiciera el año anterior el psicólogo Manuel García en clave de ironía.
Lo que parece claro es que es una
época en la que las personas suelen reunirse con sus familiares, más o menos
lejanos geográfica y emocionalmente, con sus parejas y amigos/as. Es una época
en la que hay que parece que haya que estar ilusionado/a por decreto, en la que
aflora toda nuestra solidaridad (o deseabilidad social) y todo son sonrisas y
chocolate.
Imagen: Christopher Brown, con licencia Creative Commons |
Sin embargo, es una época especialmente difícil para algunas
personas que se sienten solas, aisladas socialmente, tristes y desesperanzadas,
que recuerdan Navidades pasadas con personas que ya no están o están demasiado
lejos, que tienen pocos recursos económicos… Situaciones todas ellas que se acentúan ante el despliegue de luces
y color que conlleva esta celebración y que marca aún más el cómo me siento del cómo me informa mi entorno que debería sentirme.
Y nos encontramos con que la cantidad de intentos de suicidio y
suicidios consumados aumenta en estas fechas.
Por ello, querido/a lector/a, si estás
pensando en el suicidio como forma de solucionar tu difícil situación, por
favor, dedícale unos instantes a leer las siguientes líneas.
Para empezar: no estás loco/a. Lo que estás pensando
lo ha pensado una gran parte de la población en algún momento de su vida.
Tampoco eres un/a idiota o un/a
inútil por plantearte el suicidio: estás pasando por una situación difícil a la que quizá no le veas la salida. Quizá te
resulte difícil ahora mismo, pero trata de pensar en otros momentos de tu vida
en los que no te has encontrado tan mal, tan hundido/a, y en los que
probablemente no te plantearas el suicidio como una opción. Es una muestra de
que este pensamiento está íntimamente relacionado con la situación que estás pasando.
El suicidio no es la única solución. Es una solución definitiva, pero tiene el inconveniente de que no vas a
estar ahí para ver los resultados, no vas a estar ahí para mirar para atrás y
ver que fue una etapa difícil de tu vida de la que conseguiste salir, no vas a
estar ahí para volver a disfrutar de lo que disfrutabas o aprender a disfrutar
de otras cosas nuevas.
¿No se te ocurre ninguna otra solución? Es normal: cuando nos
encontramos mal, profundamente mal, nuestro malestar es como una espesa niebla
que nos impide ver con claridad; en esta situación, es fácil perder el rumbo.
Pero hay cientos de personas, desde
familiares y amigos/as hasta profesionales de la psicología, que pueden ayudarte a orientarte sin
juzgarte, darte ideas y servir de apoyo.
¿Se te ocurre alguien a quien
podrías confiarle tu situación? ¿En quien pudieras apoyarte en estos momentos
difíciles? Hay ocasiones en que no tenemos la suficiente fuerza para continuar,
para superar un obstáculo que nos supera a nosotros: es el momento de pedir ayuda, y no pienses que esto te convierte en
una persona dependiente, incapaz solucionar sus problemas, puesto que se trata
de una ayuda temporal, como unas muletas mientras sana la lesión.
Y si no se te ocurre nadie, o
quieres contar con otro apoyo que pueda darte una perspectiva adicional,
recuerda: los/as profesionales de la psicología clínica y sanitaria están
preparados/as y dispuestos/as a
ayudarte, a ser esa muleta temporal.
Es esperable que, tras leer estas
líneas, no haya desaparecido la idea del suicidio de tu cabeza. Lo importante
es que hayas conseguido al menos plantearte que existen otras opciones y que no pierdes nada por darles una oportunidad,
sobre todo cuando la alternativa es tan definitiva.
Algunas ideas que quizá te resulten útiles para pasar de este nuevo enfoque a la acción son: retomar las actividades de las que disfrutabas, rodearte de personas a las que valoras y no dejar de hacer cosas. Muchas veces
nos convencemos de que si no tengo ganas,
no voy a disfrutar, así que mejor no lo hago, cuando en realidad, en estos
momentos difíciles, el mecanismo funciona precisamente
a la inversa: si lo hago, aunque no
tenga ganas, es más probable que disfrute y aparezcan las ganas. Al principio
puede parecerte que estás empujando una enorme esfera de piedra, que se resiste
a moverse, pero con dicho esfuerzo tomará dinámica y cada vez costará menos.
Finalmente, si estás convencido/a
de que el suicidio es la única opción, ya has pensado en cómo lo harías y lo
vas a hacer, es muy importante que hagas uso de los siguientes recursos de ayuda, comunicando tus
intenciones a tu interlocutor/a:
- Servicio de Emergencias Médicas: 112
- Teléfono de la esperanza (España): 902 50 00 02 - http://telefonodelaesperanza.org/
- Teléfono de la esperanza (Madrid): 91 459 00 50
- Centro de escucha “San Camilo”: 91 533 52 23
Si sabes o crees que alguna
persona de tu entorno puede estar pasando por la situación descrita en este
artículo, te recomendamos la lectura de esta guía.
Si eres un/a profesional de la
psicología, quizá quieras echarle un vistazo al protocolo de actuación ante la ideación suicida que hemos desarrollado en el Centro
de Psicología Aplicada.
Artículo redactado por Darío Moreno, terapeuta del CPA.
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