Los derechos asertivos consisten en que te atrevas a ejercer el
derecho a ser tu propio juez, a trazar tus propias metas y a no dejarte
manipular por los demás. Pero ello no impide que tengas en cuenta sus
opiniones, des explicaciones cuando te parezca adecuado hacerlo y que prefieras
ser amable, siempre que eso no te impida ser fiel a ti mismo.
A continuación, vamos a desarrollar estas ideas en profundidad
hablando de algunos derechos asertivos que pueden ser útiles a la hora de
relacionarnos:
1. Derecho a ser
tu propio juez: Tienes derecho a poseer tus propias opiniones, creencias y
a evaluar tus emociones y comportamiento, a aceptarlos como válidos, si así te
lo parece, aunque a otros no les parezcan aceptables. Este derecho implica
elegir tu propia escala de valores, no la de otros.
2. Derecho a elegir
si nos hacemos responsables o no de los problemas de los demás: Actuar
haciéndonos cargo únicamente de nuestros problemas es complicado en una
sociedad que nos enseña a no decir o a hacer algo que pueda ofender mínimamente
los sentimientos de otra persona. Aunque es preferible no herir a los demás y
tratarlos con respeto, es imposible y contraproducente autoexigirnos no herir a
nadie. Es más deseable pensar que tienes derecho a defender tus intereses y a
expresar tus emociones, aunque eso suponga que los demás puedan sentirse
heridos de forma ocasional.
3. Derecho a elegir
si queremos o no dar explicaciones: Si te riges por tus propios juicios y
valores, si eres tu propio juez, no tienes por qué sentirte obligado a dar
explicaciones sobre tu comportamiento para que los demás decidan si es acertado
o no. Tampoco para intentar convencerles de que no estás equivocado. Por
supuesto, los demás siempre tendrán la opción asertiva de decirte que no les
gusta lo que haces, pero tienes que tener claro que los verdaderos responsables
de nuestra vida, nuestras emociones y nuestras conductas somos cada uno de
nosotros.
4. Derecho a cambiar
de opinión: La realidad es muy compleja, ya que puede ser vista desde
distintos ángulos. Por ello, para ser realistas y conseguir un máximo de
bienestar, conviene aceptar que cambiar de opinión es algo saludable y normal.
Pensar de forma irracional: “Una vez que
te hayas comprometido con algo, no debes cambiar de opinión y, si cambias,
debes justificarte o reconocer que estabas en un error”, “Si te vuelves atrás,
demuestras que eres un irresponsable”, nos impiden alcanzar muchas veces
nuestro bienestar vital.
5. Derecho a cometer
errores: La meta autoimpuesta de no cometer errores es un imposible. Muchos
de nosotros nos exigimos no cometer errores (p. ej., en el trabajo, en nuestras
relaciones, etc.) y cuando estos aparecen (porque somos humanos y todos nos podemos
equivocar en un momento dado) caemos en negar el error por vergüenza, dar
demasiadas explicaciones para justificarlo, quitarle importancia o sentirnos
obligados a reparar el mismo. Desde una posición asertiva, resulta más fácil
reconocer el error cometido, viéndolo como algo normal sin sentirte culpable o
avergonzado por ello y esto, al mismo tiempo, te capacitará para poder
emprender las acciones que tú creas necesarias.
6. Derecho a decir
“no lo sé”: Aceptemos de una vez que es imposible saberlo todo y no es una
necesidad (sino una preferencia) tener o conocer las respuestas a todas las
cuestiones para poder sentirnos eficaces y valiosos. Si alguien te hace una
pregunta que te resulta compleja de responder, puedes decirle: “Lo cierto es que no lo sé, ¿qué piensas
tú?” y esto no te convierte menos competente.
7. Derecho a no
necesitar la aprobación de los demás: intentar agradar a todos es imposible
e incluso contraproducente.
- Es mejor aceptar con naturalidad que haya personas a quienes no les gustemos.
- Si damos excesiva importancia a conseguir la aprobación de los otros, podemos convertirnos en personas ansiosas y serviles (ya que, incluso cuando tengamos su aprobación, temeríamos perderla).
- En realidad, aunque la prefiramos, no necesitamos la aprobación ni la simpatía de los demás para relacionarnos con ellos de forma asertiva y eficaz.
8. Derecho a tomar
decisiones ajenas a la lógica: La lógica y el razonamiento suelen basarse
en afirmaciones rotundas en forma de “todo o nada”. Nuestros deseos,
motivaciones y emociones no suelen presentarse de una manera tan clara. A
menudo, nuestros sentimientos acerca de algo o alguien están mezclados, son
confusos o ambivalentes. Recuerda que tienes derecho a elegir tus metas y
decidir lo que tú quieras, aunque no dispongas de un argumento lógico que avale
tu opinión y/o decisión.
9. El derecho a no
comprender las expectativas ajenas: Comportarte de forma asertiva requiere
pensar que no estamos obligados a adivinar las expectativas de los demás. Es
esperable que sean las personas implicadas las que expresen sus deseos. Si
aceptamos que es difícil comprender las expectativas ajenas, evitaremos también
los errores que suelen darse cuando tendemos a adivinar los pensamientos y/o
deseos de los demás.
10. Derecho a no
intentar alcanzar la perfección: Algunas personas creen que, aunque no
somos perfectos, debemos intentar alcanzar la perfección en todo lo posible. Lo
asertivo es que cada uno de nosotros juzgue y elija sus propias metas según sus
preferencias. Los seres humanos estamos llenos de limitaciones; por ello, la
perfección es una ideal lleno de insatisfacción.
Rocío Florido – Terapeuta del CPA
No hay comentarios:
Publicar un comentario