En los últimos años se han llevado a cabo diversas investigaciones
que estudian la relación entre los estados emocionales desagradables de
experimentar y la conducta alimentaria; concretamente, se ha propuesto una
asociación entre las emociones de valencia negativa y una mayor ingesta de
alimentos. Algunos autores han denominado este fenómeno “comer emocional” (Adriaanse, De Ridder y Evers, 2011;
Goossens, Braet, Van Vlierberghe y Mels, 2009; Ouwens, Van Strien y Van Leeuwe,
2009; Tomori y RusMakovec, 2000). ¿A qué se refiere el comer emocional? Tomemos un ejemplo recogido en la película de Inside Out (Pixar) que muestra este
concepto.
Imagen con licencia Creative Commons
El padre de Riley (protagonista de la película) está jugando con
ella y su esposa cuando suena su teléfono móvil. Es una llamada del trabajo, la
cual hace que tenga que marcharse (algo que no tenían planificado). El padre se
dirige su pareja (madre de Riley) explicándole: “El inversor tenía que venir el jueves, no hoy. Tengo que irme”, y
a Riley: “Adiós, cielo”. La respuesta
de la madre de Riley es: “No pasa nada
cariño, lo entendemos”. Pero los pensamientos de Riley son: “Papá nos ha dejado”; “Ya no nos quiere como
antes. ¡Qué triste!” (emociones: decepción, tristeza, soledad, entre otras
de valencia negativa). La forma de
gestionar estas emociones desagradables que experimenta Riley es: “He visto una pizzería aquí cerca: ¿Vamos a
ver qué tal?” dirigiéndose a su madre. ¿Qué ha podido ocurrir? Ante las
emociones de tristeza y soledad, Riley no cuenta con estrategias más
adaptativas o efectivas para gestionarlas (como podría ser etiquetarlas, hablar
de ellas, etc.) y tiende a aliviar el malestar que estas le generan recurriendo
a la comida, en este caso a comer pizza.
Diversos autores (Faith, Fontaine, Baskin y Allison, 2007; Goossens
et al., 2009) consideran el comer emocional como un estilo de
afrontamiento aprendido que regula y reduce el efecto nocivo de las emociones. Algunas
investigaciones han demostrado el papel modulador que ese comer emocional tiene sobre el afecto depresivo y los síntomas
ansiosos, por lo que se ha propuesto que el comer
emocional es una estrategia de afrontamiento de evitación que provoca la
supresión emocional y el distanciamiento de la situación amenazante (Konttinen,
Mannistó, Sarlio-Lahteenkorva, Silventoinen y Haukkala, 2010). Esto se traduce
en “ir a por una pizza” como evitación de la tristeza y otras emociones que Riley
siente cuando su padre tiene que trabajar por sorpresa (una forma de regulación
desadaptativa), en lugar de conversar madre e hija y hablar ambas de cómo se
sienten, es decir, atender al contenido emocional (mensaje que tiene que darle
la emoción), a qué lo ha suscitado (pensamientos irracionales: “papá ya no nos quiere”) y considerarlos
válidos o no.
De esta forma, parece ser que el comer emocional amortigua la carga emocional a corto plazo. Sin
embargo, evita el desarrollo de estrategias que resuelvan verdaderamente los
problemas (Gross y John, 2003) y provoca la ganancia de peso a medio-largo
plazo (lo cual lo convierte en una estrategia inadecuada).
¿Identificas en ti mismo el
comer emocional como forma de regulación? Si es así, te ofrecemos estos tips para llevar a la práctica.
1. Identifica cuándo comes fisiológicamente y cuando emocionalmente.
El comer emocional es repentino y urgente. Está relacionado con comidas
específicas (ej., ultraprocesadas). No suele aparecer saciedad tras la ingesta,
pues no existe un apetito real que la provoque y suele generar culpa, vergüenza
y/o insatisfacción.
2. Identifica los pensamientos y emociones concretos que te llevan
al comer emocional. Los pensamientos de tipo anticipatorios, absolutistas y/o
catastróficos (ej., “va a salir fatal y no volverá a llamarme”) suelen provocar
emociones desagradables.
3. Una vez reconozcas pensamientos desadaptativos como los
nombrados anteriormente e identifiques las emociones desagradables que
experimentas, analízalos con el fin de ver si son objetivos y te ayudan a alcanzar
el bienestar. Preguntas como: ¿Qué pruebas tengo a favor y en contra de este
pensamiento?; ¿Qué me diría una persona de confianza?; ¿Realmente sería tan
grave si pasase?; ¿Qué podría hacer yo al respecto?: ¿Me es útil pensar de esta
forma?, podrían ayudarte en esta tarea.
Recuerda que los mensajes: “Eres un inútil”, “Estás solo”, etc. no
son mensajes emocionales, pues no son constructivos. Por ejemplo, el
sentimiento de soledad no surge para avisarte que estarás solo/a toda tu vida,
sino para activarte en la dirección de encontrar nuevas (o recuperar antiguas)
relaciones con personas con las que compartes cosas y te generan satisfacción.
Considera válidos sólo aquellos mensajes emocionales que sean constructivos. Llevar
a cabo esta tarea, te ayudará además a saber si la urgencia por llevarte algo a
la boca estaba provocada por la respuesta fisiológica de hambre.
4. Escribe en una hoja varias actividades (diferentes al comer emocional) que puedas hacer para
regularte conductualmente cuando sientas emociones desagradables (una vez hayas
realizado el paso anterior). Nadie mejor que tú conoce qué le gusta hacer; tal
vez sea escuchar música, dar un paseo, salir a correr, salir con amigo/s,
disfrutar de la lectura, etc.
Cuéntanos en los comentarios si conocías este concepto y, por
supuesto, si pones en práctica estos tips.
Nos encantaría leerte.
Rocío Florido – Terapeuta del CPA
Referencias bibliográficas:
Adriaanse, M. A., de Ridder, D. T.
& Evers, C. (2011). Emotional
eating: Eating when emotional or emotional about eating? Psychology and
Health, 26(1), 23-39.
Goossens,
L., Braet, C. & Decaluwé, V. (2009). Loss of control over eating in obese
youngsters. Behaviour Research and Therapy, 45(1), 1-9.
Gross,
J.J. & John, O.P. (2003). Individual differences in two emotion regulation
processes: Implications for affect, relationships, and well-being. Journal of
Personality and Social Psychology, 85(2), 348-362.
Konttinen,
H., Mânnistõ, S., Sarlio-Lâhteenkorva, S., Silventoinen, K. & Haukkala, A.
(2010). Emotional eating, depressive symptoms and self-reported food consumption.
A population-based study. Appetite, 54(3), 473-479.
Ouwens,
M.A., Van Strien, T. & Van Leeuwe, J.F. (2009). Possible pathways between
depression, emotional and external eating. A structural equation model.
Appetite, 55(2), 245-248.
Tomori,
M. & Rus-Makovec, M. (2000). Eating behavior, depression, and self-esteem
in high school students. Journal of Adolescent
Health, 26(5), 361-367.
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