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lunes, 21 de mayo de 2018

“¡SORPRESA! ¡NOS MUDAMOS!”: ESTRATEGIAS PARA PREPARAR A LOS MENORES ANTE UNA MUDANZA


Son múltiples los cambios en los que los menores pueden verse involucrados a lo largo de su vida: el cambio de la cuna a la cama, la retirada de los pañales, el nacimiento de un hermano/a, el cambio de infantil a primaria, una mudanza, etc. Un cambio de casa o ciudad frecuentemente ocasiona confusión, preocupación y un elevado nivel de estrés en los menores ante la idea de abandonar la casa en la que han vivido durante años y adaptarse a un nuevo entorno.



Fotografía: Binyamin Mellish, con licencia Creative Commons

Son diversas las estrategias que los padres pueden poner en marcha con el propósito de prevenir o atenuar las reacciones emocionales que una mudanza suscita en los menores. Algunas de ellas son las siguientes:
ANTES DE LA MUDANZA
v Procurar que la mudanza no coincida con otros cambios en su vida.
v Explicarle el porqué de la mudanza (por ejemplo, para estar más próximos al colegio, para tener más espacio, etc.) y, en el caso de que haga preguntas, responder a cada una de ellas con la máxima sinceridad posible. Si la actual falta de espacio es uno de los principales motivos, evitar expresiones del tipo “Hemos decidido mudarnos, ya que desde que nació tu hermano/a, la casa se nos ha quedado pequeña”, con el propósito de que no asocie el cambio de residencia con su nacimiento.
v Permitir que el menor exprese sus emociones al respecto, escuchar su punto de vista y sus preocupaciones y mostrarse empáticos con él; siempre procurando mostrar una actitud positiva en relación a la mudanza, evitando exteriorizar al menor el estrés o la preocupación que también suscitan este tipo de cambios en los adultos.
v Con respecto a las preocupaciones, resulta conveniente abordarlas y, en el caso de que en el momento en el que se le comunica la noticia de la mudanza el menor no haya exteriorizado ninguna preocupación al respecto, es preferible adelantarse a ellas. Por ejemplo, decirle que procuraremos mantener el contacto con las amistades de su actual vecindario (realizando llamadas telefónicas, visitando el vecindario con asiduidad, invitando a sus amigos a su nueva casa, etc.).
v Explicarle las consecuencias positivas que tendrá el mudarse a la nueva casa. Por ejemplo, que conocerá a nuevas personas y hará nuevos amigos, que tendrá una nueva habitación (incluso más grande que la anterior) y un espacio de juegos, que tendrá zonas verdes en las que jugar, que estará más cerca del colegio, etc.; centrándonos únicamente en los beneficios que traerá la mudanza, siempre y cuando éstos sean ciertos, evitando así crearle falsas expectativas.
v Familiarizarle con la nueva casa y sus alrededores; por ejemplo, enseñándole fotografías, mapas, etc.
v Si es posible, es recomendable llevarle a visitar el barrio y la nueva casa antes de la mudanza. Al enseñársela, hablaremos de cuál va a ser su habitación y la del resto de miembros de la familia, para qué sirve cada cosa, etc. Además, resulta conveniente aprovechar la visita para visitar parques, comercios cercanos, etc.
v Hacerle partícipe de los preparativos para la mudanza. Por ejemplo, dejarle opinar sobre la decoración de la nueva casa y tomar decisiones sobre su nueva habitación (el color de la pared, la decoración, la disposición del espacio, etc.), ayudar en el montaje de los muebles, etc.
v Es importante trasladar a la nueva casa sus posesiones y objetos preferidos; es decir, evitar aprovechar el cambio de residencia para deshacerse de objetos que pueden ser importantes. Es aconsejable que sea el menor quien guarde sus pertenencias en cajas y las etiquete y, antes de prescindir de cualquier objeto, preguntarle si desea llevárselo a la nueva casa o no.
v Marcar los días que faltan hasta la fecha de la mudanza en calendarios o cualquier otro tipo de estrategia visual.
v El mejor momento para una mudanza es durante el período vacacional (durante las vacaciones de Navidad, Semana Santa o verano) o durante un largo festivo. En el caso de que el menor se muestre colaborativo, resultará conveniente incluirle en los preparativos de la mudanza. Por otro lado, si aún no se muestra interesado por el cambio de residencia, es importante no obligarle a colaborar y permitirle quedarse durante los días en los que se llevará a cabo la mudanza en la casa de algún familiar o amigo de confianza.

DESPUÉS DE LA MUDANZA
v Una vez que el traslado a la nueva casa se ha efectuado, procurar mantener sus rutinas y horarios habituales.
v Contribuir a que el menor haga nuevas amistades, inscribiéndole en actividades extraescolares en el nuevo barrio; a la vez que mantiene el contacto con las amistades de su antiguo vecindario.
v De manera regular, preguntar al menor cómo se siente y las posibles dificultades que puedan haber surgido tras la mudanza.

Por último, y como de costumbre, nos gustaría saber vuestra opinión al respecto: ¿En alguna ocasión habéis puesto en práctica alguna de estas estrategias ante una futura mudanza con menores? ¿Y otras no contempladas anteriormente? ¿Han resultado eficaces? ¡Os esperamos en los comentarios!

Irene Álvarez Ossorio - Terapeuta del CPA

Referencias bibliográficas:

-        Álvarez, R. (2015). Mudarse de casa. Guía para padres de niños con Autismo y Síndrome de Asperger. Sevilla: Federación Autismo Andalucía.

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