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lunes, 7 de mayo de 2018

Cómo negociar de forma EFICAZ con tu pareja


- Cari, ¿a dónde nos vamos por nuestro aniversario?

- Dónde tú quieras, mi cielo. Seguro que queremos ir al mismo sitio.

- Ay, qué tonto. Venga, a la de tres lo decimos a la vez ¿Vale? Una, dos y ¡tres! ¡NUEVA YO…!

-¡ALBACETE!

(Silencio. Miradas. Música de suspense)

¿Sueles discutir con tu pareja? ¿Cuándo discutes con tu pareja te sientes alterado/a y no sabes muy bien qué decir o cómo decirlo? ¿Crees que las discusiones no sirven para nada más que para acabar ambas partes sintiéndoos mal? En esta entrada veremos algunos trucos para pasar de sobrevivir a las discusiones a utilizarlas en nuestro propio beneficio ¿Cómo? Negociando.

¿Qué es (y qué no es) un conflicto?
Todas las discusiones empiezan por un conflicto. Definimos conflicto como aquella situación en la que dos (o más) partes piensan o quieren cosas distintas y, aparentemente, son incompatibles entre sí.
Por tanto, un conflicto no es necesariamente un enfado o una situación desagradable, sino una situación que no es 100% afín a los intereses de ninguna de las partes. Tener esta idea en mente puede ser enormemente útil porque empezaremos a perderle miedo a las discusiones a base de normalizarlas.

¿Qué es la negociación y para qué sirve?
 Partiendo de una situación de conflicto, la negociación es el proceso mediante el cual ambas partes se comunican, exploran distintas posibilidades y llegan a un acuerdo. El objetivo de una negociación es que ambas partes GANEN algo, asumiendo que también van a PERDER algo. Dicho de otra manera “Todo el mundo gana y todo el mundo pierde”.
Si una de las partes no gana nada no estamos ante una negociación sino ante una imposición ya que una de las partes gana todo y la otra lo pierde todo. Generalmente, las imposiciones nos hacen sentir mal, impotentes o frustrados/as, como cuando tus padres sentenciaban una hora para llegar a casa o cuando te llega una carta diciendo que te toca estar de mesa electoral. Por tanto, elegir la negociación frente a la imposición, aunque sea un proceso más complicado, suele merecer la pena, ya que existe la opción de ganar algo y se reduce la probabilidad de que una de las partes se sienta mucho peor.

Fase 1: Obtener información

Uno de los errores más frecuentes es, en un intento de que la negociación acabe cuanto antes, no explorar adecuadamente lo que quieren cada una de las partes. En esta fase lo que haremos será:
·      Definir el conflicto: Dejar explícito qué quiere cada una de las partes y por qué es incompatible. Ej.: Yo quiero comer en un italiano y tú quieres comer en un chino, y es incompatible porque queremos comer juntos.
·        Definir los costes y los beneficios que tendría para cada una de las partes cada una de las opciones planteadas. Ej.: A mí el italiano me gusta más y hace más tiempo que no voy. Sin embargo es más caro que el chino.
Los beneficios de esta fase en el ámbito de la pareja van más allá de la mera obtención de información. Esta fase sirve para generar empatía entre ambas partes y así reducir el potencial enfado que solemos asociar a la negociación. De este modo, se reduce la probabilidad de demonizar a alguna de las partes por pensar que nos está diciendo algo para perjudicarnos de alguna manera, ya que sabremos exactamente qué está pensando y por qué. Por tanto, invertir tiempo de negociación en esta fase, aunque no parezca intuitivo, será siempre un acierto.

Fase 2: Exploración de alternativas

Esta será probablemente la fase más larga y compleja. Estas características no solo nos perjudican, sino que también nos benefician. Contras: podemos cansarnos o enfadarnos con facilidad. Pros: cuantas más opciones se exploren, mayor es la probabilidad de encontrar una resolución satisfactoria. Constará de:
·        Cuestionamiento de la incompatibilidad: Merece la pena plantearse si realmente los objetivos son incompatibles y pensar en si hay opciones que los hagan compatibles. Ej.: si yo quiero italiano porque me apetece pasta y tu chino por los sabores orientales, quizá podamos ir a un bar de fideos que satisface ambas demandas.
·      Plantear concesiones y PEDIR a cambio: todos ganan, todos pierden. Conviene que exploremos en qué estamos dispuestos/as a ceder y qué queremos a cambio. Recordemos que tenemos derecho a hacer cualquier petición y la persona tiene el mismo derecho para rechazarla. Ej.: Podría aceptar la opción del chino pero a cambio vamos al italiano la semana que viene.
·        Identificar límites: Partiendo de la base de que en una negociación nuestros límites no pueden ser “o se hace como yo quiero o no se hace” (ya que sería imposición) es necesario reflexionar y comunicar cuales son nuestros límites para 1) disminuir la probabilidad de que se sobrepasen y 2) no perder tiempo durante la negociación. Ej.: Aceptaría chino pero en ningún caso el restaurante “El dragón milenario” porque la última vez que fui me sentó mal.
·        Atender a cómo nos sentimos y cómo se siente la otra persona: Para que la comunicación sea viable, el receptor debe estar en condiciones físicas y emocionales para escuchar al emisor. De no ser así, lo mejor es comunicarlo para favorecer empatía por la otra parte y, como último recurso, pedir el aplazamiento de la negociación. Ej.: Lo siento, ahora mismo me siento muy enfadado/a contigo y me está costando escucharte. ¿Sería posible que dejáramos la conversación para más tarde?

 Fase 3: Resolución

Por último:
·      Comprobar que ambas partes se han entendido: Una vez se dé con una solución, dedicaremos tiempo a comprobar qué se ha entendido por ambas partes y que ambas partes están de acuerdo en los costes y beneficios que tiene para cada una de ellas. Si una de las partes no está conforme porque piensa que solo pierde o que no gana lo suficiente, es momento de decirlo para volver a la fase anterior. Ej.: De acuerdo, esta semana cedo yo y vamos al chino y la semana que viene cedes tú y vamos al italiano.
·        Agradecer: Si además el proceso de negociación ha sido satisfactorio para ambas partes, es altamente conveniente que ambas partes expresen agradecimiento. De esta manera facilitaremos que se vuelva a repetir la negociación en lugar de una discusión hostil.
·        Respetar lo pactado: nadie debe aceptar nada con una pistola en la cabeza. Por tanto, una vez accedamos no es conveniente que no respetemos lo pactado o que nos quejemos por ello. Esto generaría una falta de confianza difícil de manejar en la siguiente negociación y reduciría la probabilidad de que se volviera a dar.

Espero que la entrada os haya resultado de utilidad y espero que miréis hacia los conflictos con vuestra pareja no solo como una crisis, sino también como una oportunidad. Si el tema os ha gustado, quizá os interese leer también esta otra entrada de blog:

http://psicologia-cpa.blogspot.com.es/2017/02/comunicacion-en-pareja-como-negociar-y.html#comment-form

Y vosotros ¿habéis dado con algún truco que os sirva para negociar con vuestra pareja? ¡Ponédnoslo en los comentarios!

Fotografía: Julio Ignacio Olivares con licencia Creative Commons


Eduardo Alonso –Terapeuta

Bibliografía Recomendada:

Marcos, R. (2005). La negociación y la mediación en conflictos sociales. Madrid: CICODE

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