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lunes, 23 de abril de 2018

SI ERES DE ESAS PERSONAS QUE NO SABE COMO DEJAR DE MORDERSE LAS UÑAS, ESTA ENTRADA PUEDE INTERESARTE


Fotografía: Freddie Peña con licencia Creative Commons

Morderse las uñas, tirarse del pelo, rascarse la piel, mover la pierna… son hábitos nerviosos muy comunes que seguramente hayas podido observar en personas de tu entorno o incluso en ti mismo.

Los hábitos se inician como una conducta totalmente normal, por ejemplo: morderse la uña puede comenzar a causa de alguna irregularidad en la uña o cutícula, mientras que rascarse puede iniciarse al ver en la piel algo que llame la atención como una picadura de mosquito. La alta frecuencia con la que se dan es lo que hace que constituyan un problema. Al principio la frecuencia suele ser baja, y aumenta progresivamente a lo largo de los meses o años, conduciendo a que la persona se acostumbre a las molestias y a no darse cuenta de los inconvenientes del hábito.

A continuación, vamos a dar algunas pautas que pueden ayudar a reducir la frecuencia de los hábitos nerviosos. Para ello, vamos a tomar como ejemplo el hábito de morderse las uñas:

1.     Motivarte para ayudar a modificar tu hábito nervioso
Comenzar a cambiar un hábito es costoso para la persona e implica que ésta sea muy persistente. Anotar los inconvenientes y tenerlos a la vista puede ayudarte a recordar por qué quieres modificarlo. En el caso de morderse las uñas pueden ser: “Tengo que dar explicaciones a la gente cuando me preguntan”, “he escondido mis manos porque no me gustaban”, “mi familia se preocupa”, etc.

2.     Conocer las acciones asociadas con el hábito
Los hábitos nerviosos suelen acompañarse de otras acciones y estar asociadas a ellas. Para ello es muy importante identificarlas porque serán necesarias para bloquear el hábito. El caso de morderse las uñas, suele ir precedido por los movimientos de tocarse con la mano la cara, luego la boca y seguidamente morderse la uña.

3.     Conocer cómo y cuándo aparece el hábito
El mantenimiento del hábito está relacionado con que en muchas ocasiones pasa desapercibido para la persona. Para aumentar la conciencia puedes mirarte en un espejo centrándote en los detalles mientras realizas el hábito, realizar lentamente el movimiento mientras describes en voz alta cada paso o interrumpir cuando percibas que estás realizando el hábito. También puedes pedirle a una persona que te avise cuando hagas el movimiento, ayudándote así a tomar conciencia.

4.     Identificar las situaciones que tienden a ocasionar el hábito
Pueden ser muchas las situaciones o momentos en los que se practica el hábito: cuando se está nervioso, aburrido;, asociado a actividades como leer, estar en clase, viendo la televisión… conocerlas va ayudar a prevenir cuándo puede darse el hábito.

Por otro lado, aprender a respirar o a relajarse cuando estamos nerviosos puede ser una buena estrategia y además, ayudar a que en esos momentos el hábito no se dé.

5.     Generar una reacción de competencia con el hábito
La reacción de competencia es aquella que impide que se dé el hábito siendo incompatible con éste. Es conveniente que cumpla una serie de características: no obstaculizar otras actividades, no llamar la atención externa y permitir que la persona se dé cuenta de que el hábito no se produce. En el caso de morderse las uñas una reacción de competencia puede ser agarrar un objeto o cerrar el puño durante unos minutos, hasta que note que las ganas de morderse las uñas desaparecen o hasta que se distraiga con otra actividad. Cada persona puede generar sus propias reacciones de competencia siempre que le ayuden a bloquear el hábito.

Es muy importante dedicarle unos minutos a practicar estas estrategias una vez que se deciden poner en práctica, para que cada vez se hagan más automáticas. Otro aspecto que se recomienda es anotar la frecuencia con la que se hace el hábito de tal forma que la persona pueda ver cómo va progresando a medida que lo practica.

Existen muchos hábitos nerviosos y puede ocurrir que estas pautas no sean suficientes. Si es así, podría ser buena idea consultarlo con un profesional y que evalúe otros aspectos que pueden estar manteniendo el hábito.

Esperamos que esta entrada os sea de utilidad.

Elena Ballesteros –Terapeuta del CPA

Bibliografía Recomendada:
Azrin, N. H., y Nunn, R. G. (1987). Tratamiento de hábitos nerviosos. Barcelona: Martínez Roca.(Original: Simon & Schuster. New York: 1977).
Calderón, M. J. G., y Ayensa, J. I. B. USOS TERAPÉUTICOS DE LA TÉCNICA DE INVERSIÓN DE HÁBITO: UNA REVISIÓN.

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