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miércoles, 25 de enero de 2017

Nosotros, los tuyos y los míos

Actualmente muchas parejas se separan y vuelven a rehacer sus vidas con otra persona. En algunas ocasiones en el seno de esta nueva unión pueden producirse disputas, ya que alguno de los miembros de esta nueva pareja puede generar expectativas y peticiones no realistas hacía su nuevo cónyuge. En otros casos el contacto con las ex parejas provoca en el nuevo cónyuge celos e inseguridad. Si a todo esto le sumamos la existencia de hijos de las relaciones anteriores, de uno o ambos cónyuges, todavía puede complicarse aún más la convivencia.

Fotografía: miltonhuallpa95, con licencia Creative Commons

Cabe recordar que se ha formado una nueva familia, y que cada cónyuge con sus hijos tienen unas pautas como familia distintas al otro cónyuge e hijos. Es decir, que presentan diferencias en la educación, horarios, costumbres, ocio, humor…

Es normal que pueda existir dificultad en la adaptación a la nueva situación por parte de los hijos e incluso de los cónyuges.

Puede existir la creencia irracional de que se tiene que querer a los hijos del otro,  y éstos querer al cónyuge de su padre o madre desde el primer día, por eso es necesario no forzar a que los hijos acepten desde el primer momento a la nueva pareja, como si se conocieran de siempre.

Para que estos nuevos nexos funcionen y sea posible un buen desarrollo de la nueva familia, es necesaria la aceptación, tolerancia, comprensión, comunicaciónsustituto.
or o  parejas de su progenitor como  se en que querer a los hijos del otro,  en comsustituto.
or o  parejas de su progenitor como  se en que querer a los hijos del otro,  en com y respeto mutuos.

Es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
  • A veces los pequeños ven a las nuevas parejas de su progenitor como un competidor o intruso, que emerjan celos es un hecho normal. Se recomienda no forzar al menor a que lo acepte inmediatamente. Con el transcurso del tiempo puede modificar estos sentimientos en compañerismo, respeto y complicidad.
  • Esta nueva situación puede provocar dolor a los niños, ya que para ellos se reafirma que  sus padres ya no serán pareja.
  • El menor debe poder escoger cómo quiere que sea la relación con la nueva pareja de su progenitor, por eso no hay que utilizar expresiones como  “papá” o “mamá” como forma de dirigirse a la pareja de su padre/madre, ya que puede traer efectos negativos para el pequeño, ni tampoco reprenderle por llamarle por su nombre propio. Además, esto podría ocasionar dolor al otro progenitor.
  • Es apropiado discriminar los roles de cada cónyuge de la nueva familia, es decir, no coger el rol de padre o madre. Es beneficioso para el niño favorecer y reconocer la relación con el padre/madre que no vive con él. Motivo por el cual, es aconsejable que las decisiones sobre la educación, futuro de los hijos, sean aprobadas por el padre y la madre, aunque estos ya no estén juntos. Se puede lograr una fantástica relación sin la necesidad de ocupar la función de padre o madre, que además no corresponde.
  • Es aconsejable no hablar mal del padre o de la madre ausente delante del niño porque lo único que se obtiene es rencor y enfado, nunca cariño y unión.

Características de las nuevas familias:
  • Es más complicado poner los límites de la familia nueva, ya que muchos individuos de la familia no comparten parentesco sanguíneo. Por ejemplo: Puede haber tíos, abuelos, que en algunas ocasiones son denominados así, y con los cuales no comparten lazos sanguíneos, pero que se han convertido en ello.  “Probablemente los criterios de pertenencia, aparte de los sanguíneos, sean de frecuencia en el trato, familiaridad y confianza, a la vez que cariño en las relaciones” (Serrat-Valera y Larrazábal, 2008). Cuando  haya que poner límites, es recomendable que cada padre o madre se los ponga a sus hijos.
  • La planificación del tiempo libre y ocio suele ser más complejo ya que se tiene que coordinar con todos los miembros de la familia, incluso a veces, compaginar con los otros progenitores que no viven con los pequeños.

Si te surge cualquier dificultad en esta nueva situación, no dudes en consultar a un profesional. En el CPA podemos ayudarte.

Artículo redactado por Débora Navarro, terapeuta del CPA.

Referencias:
  • Serrat-Valera, C. y Larrazábal, M. (2008). ¡Adiós, corazón!. Madrid: Alianza Editorial.

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