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lunes, 30 de noviembre de 2015

El "NO" infantil

Cuando los niños pequeños (2-5 años) descubren su nueva palabra favorita: “NO”, las personas adultas alrededor suelen entender que a esa edad es “lo normal” y tratan de armarse de paciencia. Sin embargo, normalmente no conocen los motivos de este a veces tan temido fenómeno familiar.
¿Cuáles son el origen y la función de las negativas de los/as niñas/os ante las demandas o reglas del mundo que les rodea?
He aquí en primer lugar un ligero barrido teórico sobre los distintos modelos que tratan de dar respuesta a esta y otras encrucijadas del desarrollo psicológico infantil:
A lo largo de este artículo, nos centraremos en el modelo construccionista de Piaget que podríamos ubicar en un punto intermedio entre otros que se centran en lo biológico o en el ambiente: “El conocimiento no está en la mente del bebé ni en el ambiente”. La mente construye su propio conocimiento del mundo trabajando activamente sobre él, mediante reflejos y aprendizajes. Parte de la base de que el pensamiento humano se desarrolla pasando por estadios o fases que se suceden gracias a la maduración y a la experiencia con el mundo.

 Autoconciencia y autoconcepto
El bebé comienza a tener consciencia de sí mismo a los 18 meses, momento en que se da cuenta de su independencia física. El bebé se irá conociendo a través de la exploración de los objetos que le rodean y que le dan información sobre sus propias capacidades, sobre lo que puede y no puede hacer. Cuando los bebés diferencian entre el yo y el no yo comienzan a interaccionar con las personas cercanas (inicio del desarrollo social) y aprenden que su conducta produce reacciones en los demás.

Autocontrol y disciplina
A partir de los 7 meses, los/as niñas/os entienden el “NO” a su alrededor. Poco a poco, con la aparición del lenguaje entre otras cosas, lo irán utilizando ellos/as también y teniendo rabietas. Esto es esperable, ¡lo preocupante sería que no ocurriera!
El autocontrol de las respuestas emocionales de frustración también es algo que irán aprendiendo poco a poco, después de haber tomado consciencia de sí mismos/as.

La exploración del mundo social: las primeras normas:
En torno a los 2 años los niños y las niñas parecen disfrutar mucho saltándose las normas familiares y culturales: orden, rutina, limpieza, alimentación, etc. No es que intenten “molestar” o “fastidiar”, se trata de una etapa muy importante para su desarrollo moral, ya que las normas principalmente les enseñan lo que está bien de lo que está mal. Aunque a veces se opongan, hasta los 8-9 años, nuestros peques entienden que lo bueno es bueno porque sigue las reglas y al contario ocurre con lo malo. Además, las reglas son fijas y absolutas, y tienden a respetarlas literalmente, de manera rígida.

Importancia de la estabilidad y la coherencia de las normas:
Ya que en un primer momento, los/as pequeños/as se regulan de manera externa, es decir, a través de los adultos, necesitan que se les den instrucciones claras y consistentes. La incertidumbre les confunde, por lo que es importante que todas sus figuras de autoridad estén en consenso cuando dictan las normas: contenido, nivel de flexibilidad, excepciones, consecuencias…
El establecimiento de límites claros es una de las principales características de las familias más sanas. Además, este referente social favorece el autocontrol infantil.

El egocentrismo y la confirmación del sí mismo
Es una fase normal del desarrollo por la que están todavía muy centrados/as en sí mismos/as, no quiere decir que sean “egoístas” ni que lo hagan con mala intención.
Entre los 2-5 años el lenguaje juega un papel esencial, comienza el uso de los pronombres, se expresa el sentido de la posesión (¡mío!), las identificaciones y las diferenciaciones... Decir de vez en cuando “NO” incluso aunque quieran decir “SÍ” supone una gran satisfacción porque les permite comunicar que van teniendo cierta autonomía, que ellos son una persona diferenciada de sus papás, mamás, abuelos… Tiene consecuencias positivas para su autoconcepto, su autoestima y en definitiva, para su desarrollo.

Conclusión
Con todos estos apuntes no queremos decir que haya que fomentar o potenciar el “NO” en “aquellos locos bajitos”. Se trata de tener en cuenta que esto ocurre por una razón de peso y su aparición y superación deberían producirnos (además de los inevitables suspiros de resignación) la alegría de saber que están sentando las bases de su existencia psicológica en este mundo. Su manejo requiere de grandes dosis de paciencia y modificación de conducta. ¿Cómo?

Os lo explicaremos al detalle en posts futuros…


Artículo redactado por Isabel Zanón, terapeuta del CPA.

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