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lunes, 30 de enero de 2023

¿Por qué todo el mundo parece más feliz que nosotros en redes sociales?

    Es un día cualquiera, no tienes mucho que hacer en ese momento y sacas el móvil. De manera distraída empiezas a navegar por tus redes sociales. Tras un rato, comienza a invadirte una sensación de malestar, ¿por qué todo el mundo parece más feliz que tú?  

Imagen de Freepik

    Las redes sociales se han convertido en una parte importante de nuestra vida cotidiana. Nos permiten conectarnos con amigos y familiares, compartir fotos y momentos especiales y mantenernos al tanto de lo que está pasando en el mundo. Sin embargo, a veces las redes sociales pueden ser una fuente de comparación y tristeza.

    Es común ver a personas compartiendo sus logros, sus relaciones, sus aventuras y sus momentos más felices en las redes sociales. En muchas ocasiones vemos una foto seleccionada entre decenas que han sido tomadas y que, además, puede haber sido retocada. Es fácil sentirse como si todos a nuestro alrededor estuvieran viviendo vidas increíblemente emocionantes y felices, mientras que nuestra propia vida parece aburrida y sin sentido en comparación. 

    La comparación es un proceso normal y habitual que, lejos de su mala fama, nos resulta útil a los seres humanos. Compararnos nos sirve para aprender nuevas conductas, adquirir nuevas ideas o reflexionar acerca de nuestra situación vital. Si vemos a alguien haciendo algo que nosotros también hacemos, buscaremos evidencias de si lo hacen mejor o peor que nosotros con el fin de estimar nuestro rendimiento o buscar áreas donde podremos mejorar. Esto se llama aprendizaje por observación.

    El problema con las comparaciones surge cuando se vuelven excesivas y empezamos a tomar decisiones vitales en base únicamente a las comparaciones que hacemos. Cuando nos comparamos demasiado con los demás es fácil que abandonemos nuestro propio criterio y, además, llenos de inseguridad y dudas con respecto a nosotros mismos. Esto se puede convertir en un círculo vicioso. Nos sentimos inseguros y por tanto buscamos una referencia para evaluar aquello que nos preocupa de nosotros mismos (algún elemento de nuestro aspecto físico, la cantidad y calidad de amigos que tenemos, lo divertidos o listos que somos…). Al compararnos con los demás obtenemos una “norma”; una idea de cómo podríamos o deberíamos ser. Esto a corto plazo nos alivia, nos da una sensación de certidumbre y control sobre aquello que no nos gusta de nosotros mismos. El problema está en que dependiendo de con quién nos comparemos, la “norma” variará. Nuestro criterio, a largo plazo, se verá cada vez más debilitado, y, por tanto, nos veremos en la necesidad de buscar aún más criterios y “normas” externos.

    La comparación con otras personas en redes sociales puede ser aún más dañina, por varios motivos. 

    En primer lugar, la cantidad de gente con la que podemos llegar a compararnos es mucho mayor de lo que podría ser en la vida real. Miles y miles de personas están a un click de distancia, y muy probablemente encontremos a muchas aparentemente mejores que nosotros. 

    En segundo lugar, se trata de que esto es aparentemente. Las redes sociales son un escaparate de la vida de las personas: muestran los momentos más felices, fotos desde los ángulos más favorecedores y, en general, hay un nivel de producción elevado en los posts de las personas. 

    En tercer lugar, cuando pasamos tiempo en redes sociales normalmente es porque estamos desocupados o quizá porque estamos posponiendo esa tarea desagradable a la que no nos queremos enfrentar. Resulta que estamos comparando nuestros momentos de inactividad o estrés con los mejores momentos de otra persona, suena poco justo para nosotros, ¿verdad?

¿Qué podemos hacer ante esta situación?

  • No intentes no compararte. Intenta no pensar en elefantes rosas. ¿Verdad que ahora que te lo he dicho no puedes? De nuevo, la comparación es un proceso normal y útil. Sé compasivo contigo mismo, lo normal es que, si tiendes a compararte en exceso con los demás, te cueste dejar de hacerlo.
  • Limita tu exposición a aquello que te haga sentir inseguro. No se trata de evitar el mundo, pero sí de poner cerco a aquello que dispara un gran malestar. Deja de seguir cuentas que glorifiquen cuerpos normativos, deja de mirar el número de likes o seguidores de otros usuarios. 
  • Recuerda que gran parte de lo que ves en las redes no es real (o al menos no del todo). Se trata de una imagen y parcial de la vida de otras personas.
  • Desconecta de las redes sociales. Realiza actividades que no impliquen el uso del teléfono móvil. Queda con tus amigos, inicia o retoma un nuevo hobby…
  • Reflexiona acerca de aquellas comparaciones que te causan mayor malestar. Quizá te estén dando información acerca de qué quieres para ti. ¿Qué comparaciones aparecen más a menudo? ¿qué información te da eso acerca de qué puedes necesitar o echar en falta en tu vida? Quizá quieres sentirte libre, valorado por tus iguales, quieres vivir más tranquilo… No te centres tanto en lo genial que parece la vida de los demás, sino en lo que quieres mejorar en la tuya.
  • Desarrolla tu propio criterio. Prueba a tomar decisiones sin buscar alguien con quien compararte para ver que deberías hacer. 

    Este proceso puede resultar difícil. En el mundo en el que vivimos es fácil encontrar comparaciones en las que salgamos perdiendo, recuerda los tips de este post y sé paciente contigo mismo.

Julia García de Madariaga Abad - Terapeuta del CPA


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