·
Romper un
espejo.
·
Pasar por
debajo de una escalera.
·
Tirar la
sal.
·
Abrir el
paraguas dentro de una casa.
·
Que un
gato negro se cruce por tu camino.
Todas estas frases tienen un gran
carga cultural y un importante efecto en cómo nos comportamos. Tanto es así,
que la Fundación affinity que tiene
como objetivo investigar, actuar y promover los beneficios de los animales de
compañía en la sociedad, aporta datos recogidos de distintos estudios sobre el estigma
al que se enfrentan los gatos negros a causa de la creencia en la mala suerte.
De hecho, esto explica en parte, que el índice de adopción sea menor que el de
los gatos de otro color y no sean tan apreciados.
El ejemplo anterior, aunque refleja
una situación sin mucho sentido, es una de las consecuencias que tienen en
nuestra cultura determinados mitos o leyendas populares. Vayamos un paso más
allá.
¿Qué explica la superstición?
La superstición o mejor dicho la
conducta supersticiosa, surge cuando un reforzador se produce contiguo a un
comportamiento independiente. Así, si durante un examen que creo que me ha
salido muy bien he elegido un bolígrafo concreto, puedo llegar a creer que ha
sido el hecho de escribir con ese bolígrafo lo que ha favorecido que el examen
haya ido bien. Esto puede dar pie a que coja ese bolígrafo en los próximos
exámenes, quedando así justificada mi creencia.
Además, puede ocurrir que las
personas tiendan a confirmar sus creencias prestando atención a los datos a favor
de éstas y obviando los datos en contra, dando lugar al mantenimiento de las
mismas. Por ejemplo, pasaremos por alto las veces que se nos cruzó un gato
negro y no nos pasó nada desagradable, y recordaremos más las veces en las que
se nos cruzó un gato negro y sí nos ocurrió algo malo.
¿Qué inconvenientes tiene la
superstición?
Una de las principales
consecuencias puede ser que la persona crea que tiene poca capacidad para
cambiar algo o manejar una determinada situación, es decir, falta de control a
la hora de gestionar un aspecto relevante para ella.
El hecho de asociar un
determinado objeto o amuleto a determinadas situaciones puede dar lugar a que
sintamos malestar si no lo tenemos, e incluso puede afectar a nuestro desempeño.
Un ejemplo podría ser, aludiendo a lo mencionado anteriormente, no llevar
encima nuestro “bolígrafo de la suerte” en un examen.
Además, la superstición puede conducir
a la persona a creer que algo funciona sin tener pruebas de ello, ya que estas
creencias hacen que asumamos determinados aspectos para los que no existe una
explicación clara. Un ejemplo archiconocido por todos son los horóscopos.
¿Qué podemos poner en práctica para ganar control de lo que hacemos?
·
Lo primero es tener en cuenta que lo que
mantiene las conductas supersticiosas son las creencias que tenemos sobre la
mala suerte. Si en lugar de pensar “este bolígrafo va a hacer que pueda aprobar
el examen”, me digo “tengo bien preparado el examen y esto puede hacer que
apruebe”, he dado la vuelta a la situación tomando el control.
·
Pensar que algo no me ha ido bien porque “he
tenido mala suerte” lleva a que en ocasiones no nos responsabilicemos de
determinados hechos. Una alternativa podría ser centrarnos en lo que podemos
hacer para resolver situaciones complicadas y en los recursos a poner en
práctica.
·
Controlar los nervios o la activación antes de
una situación importante para nosotros a través de técnicas de relajación o a
través de lo que me digo a mí mismo, es más útil que dejarlo en manos de
amuletos u objetos. En el primer caso tomo yo el control, mientras que en el
segundo dependo de que ese objeto esté o no.
Quizás esta entrada pueda ayudarnos a ver a los gatos negros con otros ojos a partir de ahora; o, mejor dicho, a valorarlos con el respeto y cariño que se merecen.
Fotografía: Emily Hopper, con licencia Creative Commons
Elena Ballesteros – Terapeuta del
CPA
Referencias Bibliográficas:
Mieres, H. G., González, N. G., y González, A. F. (2016). La medición de
la superstición y su relación con el locus de control. RIDPSICLO, 1(2),
9.
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