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lunes, 6 de noviembre de 2017

“MAMÁ, PAPÁ, ¡NO QUIERO TENER UN HERMANITO!”: LOS CELOS INFANTILES

Los celos se definen como una emoción compleja, formada por el miedo, la tristeza, la rabia y la autocrítica, que surge como consecuencia del temor del niño a perder el afecto de sus padres. Son diversas las situaciones que pueden ocasionar que el menor experimente dicha emoción; entre ellas, el nacimiento de un hermano. Mientras que para los progenitores la llegada de un nuevo miembro a la familia es motivo de júbilo, dicho acontecimiento puede convertirse en una fuente de malestar para el menor y ocasionar que viva este episodio con tristeza, desasosiego e, incluso, sensación de abandono.

Son diversas las estrategias que los padres pueden poner en marcha con el propósito de prevenir la aparición de los celos y fomentar que el menor aprenda a compartir el afecto y la atención de los padres con su hermano. Algunas de ellas son las siguientes:

DURANTE EL EMBARAZO
-  Informar al menor de la llegada de un nuevo hermano desde el inicio del embarazo.
-  Mantener sus rutinas y hábitos (horario para dormir, aseo y comida).
-   En el caso de que el niño deba cambiar de habitación, anticipar dicha circunstancia con cierta antelación, con el propósito de que no asocie el cambio de habitación con la llegada del bebé y se sienta desplazado.
-   Hacerle partícipe de los preparativos para la llegada del nuevo hermano (por ejemplo, dejarle opinar sobre la nueva habitación, ayudar en el montaje de la cuna, elegir su ropa, etc.).
-   Ajustar las expectativas que el menor ha creado acerca del bebé: hablarle de cómo era él cuando era un bebé e, incluso, mostrarle fotos y objetos que le pertenecieron, con el propósito de evitar comentarios del tipo “Es muy feo”, “No sabe jugar conmigo” o “Sólo sabe llorar” cuando el nuevo miembro llegue a casa, verbalizaciones que constituyen una prueba evidente del rechazo hacia su hermano porque no cumple con sus expectativas.

DURANTE LA ESTANCIA HOSPITALARIA
-   Preparar con antelación con quién se quedará el menor el día del parto e informarle al respecto.
-   Es recomendable que el niño acuda a visitar a su hermano al hospital. Si no es posible, procurar la comunicación telefónica entre la madre y el menor.

CONVIVENCIA DIARIA
-   Mostrar afecto y atención al menor de manera frecuente para que perciba que es querido.
-   Reconocer el comportamiento celoso como una reacción natural.
-   Hacer caso omiso de los comportamientos inadecuados manifestados por el niño. Entre dichas conductas destacan desobedecer a los padres, mostrarse inquieto cuando se está atendiendo a su hermano,  incordiar deliberadamente al bebé (despertarle de su sueño, quitarle el chupete, etc.) o mostrarse agresivo (insultar, golpear e, incluso, agredir físicamente).
-   Reforzar su estatus de hermano mayor, responsabilizándole del cumplimiento de tareas simples relacionadas con el bebé como, por ejemplo, comprobar si duerme o está despierto, si hace frío o calor en la habitación, etc.
-   Hablar con él acerca de cómo le ha afectado la llegada del bebé y educarle en el control de sus emociones (aprender a tolerar la frustración, responder ante situaciones ansiógenas de manera adecuada, etc.).
-   Evitar comentarios del tipo “¡Cuidado con tu hermano!” ante los intentos de aproximación del menor al recién nacido, los cuales favorecen que refuerce su idea de que “su hermano es más valioso que él”.
-   Evitar en presencia del menor temas de conversación que se centren exclusivamente en el bebé.


En definitiva, los comportamientos celosos son reacciones naturales propias de la edad, las cuales contribuyen a la maduración e independencia de los menores. A la hora de intervenir sobre dicha problemática, el afecto, la atención y la seguridad proporcionadas por los progenitores resultan fundamentales, además de la aplicación de las estrategias adecuadas. Esto permitirá que los celos iniciales vayan remitiendo progresivamente, dando paso a una relación saludable entre hermanos entre cuyas características fundamentales destaca el respeto mutuo. Aun así, si una vez transcurrido un intervalo de tiempo razonable, estos comportamientos no desaparecen, es conveniente recurrir a la ayuda de un profesional. ¡En el CPA podemos ayudarte! 

Fotografía: Diego Mena, con licencia Creative Commons

Por último, y como de costumbre, nos gustaría saber vuestra opinión al respecto: ¿En alguna ocasión habéis empleado alguna de estas estrategias ante determinados comportamientos celosos de vuestros hijos? ¿Han resultado eficaces? ¡Os esperamos en los comentarios!

Irene Álvarez Ossorio – Terapeuta del CPA

Referencias bibliográficas:
-        De Santiago, F. J. y García, M. (1998). Los celos infantiles. Revista Padres y Maestros, 234, 10-13.
-        Hidalgo, E. (2010). Los celos infantiles. Revista Enfoques educativos, 55, 168-177.
-        Recuero, R. y Bonet de Luna, C. (2005). Los celos infantiles. Revista Pediatría de Atención Primaria (7), 27, 53-61. 

2 comentarios:

  1. Me parece un tema muy interesante del que apenas hay información.
    ¡Buena elección!

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  2. Hola, dejo por aquí una alternativa por si os interesa. Es un cuento en el que se dice adiós al chupete a través de valores como la empatía, la superación al apego… http://loscuentosdepanapa.blogspot.com.es/2015/01/el-hada-de-los-chupes.html ¡Suerte!

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