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miércoles, 8 de marzo de 2017

Ey! Desconecta un momento, te estoy hablando

¿Cuántas veces has dicho esta frase o te la han dicho a ti? ¿Te preocupa la cantidad de horas invertidas en mirar Facebook, Twitter, WhatsApp, Outlook, Gmail, noticias, juegos...? ¿Alguna vez has pensado "le van a atropellar" viendo a alguien cruzar en rojo con el smartphone en la mano? ¿Has llegado tarde al trabajo por volver a casa a por el móvil porque estar sin él te produce mucho malestar?

Las nuevas tecnologías simplifican nuestros quehaceres diarios y tienen gran atractivo por diversas razones: ofrecen una respuesta rápida a las demandas que hacemos, interactividad y acceso a múltiples ventanas con diferentes actividades. El uso es positivo siempre que no se dejen de lado el resto de actividades propias de una vida normal, pero comienza a ser un problema cuando su uso se convierte en un fin y no en un medio. Es decir, un hábito aparentemente inofensivo, como es la utilización del smartphone, puede convertirse en adictivo al interferir gravemente en la vida cotidiana a nivel familiar, académico, laboral, económico, social o de salud.

Imagen libre de derechos con Licencia Creative Commons.
Características de la conducta adictiva a Internet y a las redes sociales
Lo que diferencia a una persona adicta a Internet y a las redes sociales de alguien que no lo es es la forma en la que la persona se relaciona con ellas. Es decir, un persona hace un uso normal de su smartphone cuando puede hablar por teléfono o conectarse a Internet por la utilidad o el placer de la conducta en sí misma; una persona hace un mal uso cuando busca aliviar emociones negativas o el malestar que le produce no hacerlo o la posibilidad de no hacerlo en un tiempo determinado. A continuación se exponen algunas de las características de la conducta adictiva:
  • Uso excesivo asociado a una pérdida de control: los comportamientos adictivos se vuelven automáticos, emocionalmente activados y con poco control cognitivo, es decir, el adicto sopesa los beneficios de la gratificación inmediata, pero no repara en las posibles consecuencias negativas a largo plazo.
  • Aparecen síntomas de abstinencia (ansiedad, depresión, irritabilidad) ante la imposibilidad temporal de acceder a Internet o a las redes sociales.
  • Se establece la tolerancia: necesidad creciente de aumentar el tiempo de conexión a Internet o a las redes sociales para sentirse satisfecho.
  • Se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana: aislamiento, bajo rendimiento, desinterés por otros temas, trastornos de conducta, problemas económicos, sedentarismo, obesidad, etc
  • Falta de conciencia o inconsciencia sobre la conducta adictiva: suele ser un suceso muy negativo (fracaso escolar, bajo rendimiento laboral, aislamiento social, presión familiar…) el que le hace tomar conciencia del problema y normalmente no son las personas afectadas las que buscan ayuda, es su entorno el que lo hace.
Señales de alarma
Las señales que se indican a continuación te pueden ayudar a identificar una posible dependencia a Internet o a las redes sociales. Éstas pueden ser reflejo del paso de una afición a una adicción:
  • Privarse de sueño para estar conectado a la red (<5 horas).
  • Descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio, el trabajo o el cuidado de la salud.
  • Recibir quejas en relación con el uso de la red o el móvil de alguien cercano, como pareja, padres, o hermanos.
  • Pensar en la red constantemente (navegar o red social) y sentirse irritado excesivamente cuando la conexión falla o resulta muy lenta.
  • Intentar limitar el tiempo de conexión o de uso, pero sin conseguirlo, y perder la noción del tiempo.
  • Mentir sobre el tiempo real que se está conectado.
  • Aislarse socialmente, mostrarse irritable y bajar el rendimiento académico y/o laboral.
  • Sentir una euforia y activación anómalas cuando se está conectado.
Conductas como mirar el móvil o conectarse a Internet nada más levantarse y ser lo último que se hace antes de acostarse; reducir el tiempo de las tareas cotidianas como comer, dormir, estudiar o charlar, configuran el perfil de un adicto a Internet o a las redes sociales. Una vez más, lo importante no es el número de horas conectado a la red sino el grado de interferencia en la vida cotidiana.

Imagen de Giancarlo Granda, con Licencia Creative Commons.
Estrategias de prevención
  1. Limitar el uso de aparatos electrónicos: limitación del tiempo de conexión y fijar lugares en los que poder conectarse (ej. en el salón sí, en las habitaciones no).
  2. Usar Internet o las redes sociales para quedar y hacer planes con los amigos cara a cara.
  3. Dedicar tiempo y potenciar otras aficiones (lectura, cine, actividades culturales…).
  4. Estimular la práctica de deporte y las actividades en equipo.
  5. Desarrollar actividades grupales, como las vinculadas al voluntariado.
  6. Estimular la comunicación y el diálogo en la propia familia o núcleo de convivencia.
En nuestra sociedad, el uso de la nueva tecnología, Internet y las redes sociales está muy generalizado e incrustado en el día a día. Resultaría muy complicado adaptarnos sin este tipo de tecnología, pero ya que no podemos prescindir de ella es importante conocer los límites y cuidarnos en este sentido. No abusar de ellas y cuidar otros aspectos de nuestra vida serán pautas imprescindibles para mantenernos prevenidos de la adicción. 

Antes de terminar es importante señalar que muchas personas aquejadas con este tipo de problema se niegan a reconocer el problema; otros muchos no buscan ayuda terapéutica; otras la solicitan, pero abandonan la terapia al cabo de una o dos sesiones; otros muchos, tras el tratamiento, acaban por recaer; y otros, por último, abandonan los hábitos adictivos por sí mismos, sin ayuda terapéutica. Si tienes un problema de este tipo o conoces a alguien que lo tenga, no dudes en consultar con un especialista. En el CPA podemos ayudarte. 


Imagen de Sanmai, con Licencia de Creative Commons.
Artículo redactado por Amanda López Ibáñez
Referencias:

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