Los
celos pueden darse en cualquier tipo de relación, no siendo necesariamente una
conducta exclusiva de las relaciones de pareja. Aparecen celos en la familia,
en el trabajo o en cualquier otro contexto en el que primen las relaciones
interpersonales. Dicho esto, los celos prácticamente pueden generarse en
cualquier escenario en el que la persona perciba que existe posibilidad de
perder el afecto de las personas que le rodean por la presencia de un tercero.
En
esta entrada, centraremos la explicación de la conducta celotípica en el seno
de las relaciones afectivas íntimas.
Según
Echeburúa y Fernandez Montalvo (2001), los celos son “un sentimiento o una
emoción que surge como consecuencia de un exagerado afán de poseer algo de
forma exclusiva y cuya base es la infidelidad real o imaginaria de la persona
amada”.
Imagen: Ricardo Miranda, con licencia Creative Commons |
Cabe
añadir que este sentimiento puede provocar gran sufrimiento e interferencia en
el día a día de la persona que los padece y por ello tratará de poner fin a sus
dudas y temores perpetuando el problema aun sin pretenderlo. De esta forma, no
sólo se agrava el problema sino que además cabe esperar que dicha dificultad
acabe solapándose con otra serie de dificultades. Es frecuente encontrar otro
tipo de problemáticas relacionadas con los celos como déficit de asertividad,
baja autoestima o, si hablamos de cómo afecta a la totalidad de la pareja,
hablaríamos de problemas que llegan a determinar el curso de la relación. Algunos autores como Zusman y Knox (1998)
consideran que los celos son clasificados como uno de los problemas más
frecuentes expresados en las relaciones íntimas. Es importante destacar esto
último para NO reflejar la creencia que todavía existe en algunas personas de
que los celos son un signo de amor hacia la pareja, entendiendo los celos como
requisito imprescindible para demostrar afecto.
Las manifestaciones clínicas de la conducta celotípica
se dan en diferentes niveles. En el plano emocional, la persona siente celos
ante situaciones que según su criterio son potencialmente ansiógenas y
generadoras de malestar. En estas
situaciones percibe cierta amenaza que dispara su ansiedad generando “obsesiones”
que derivan en un estado de irritabilidad. Esta irritabilidad suele derivar a
su vez en una pérdida de control (pudiendo llegar a dar una respuesta
desproporcionada ante un estímulo insignificante).
Muy relacionado
con el plano emocional nos encontramos el plano cognitivo, siendo el valor que
damos a nuestros pensamientos lo que determina nuestra emoción, es decir, lo
que pensamos precede a lo que sentimos. Las obsesiones o los pensamientos
perturbadores de la persona celosa suelen estar asociados a sesgos cognitivos,
percibiendo la realidad de forma distorsionada. La mayoría de las veces estos
pensamientos surgen sin una base de evidencia que confirme la creencia. Es
fundamental aprender a identificar esos pensamientos para poder plantear la
irracionalidad de los mismos, aprender estrategias que permitan debatirlos y
llegar conclusiones menos sesgadas y más realistas.
A nivel
conductual cabe destacar los comportamientos que sirven para poder neutralizar
dichas obsesiones entendidas como pensamientos negativos recurrentes. Estas
conductas neutralizadoras (preguntas inquisitorias, llamadas constantes, entrar
en su intimidad para buscar pruebas confirmatorias…) están destinadas a
comprobar si su inseguridad está o no justificada. En este sentido, el control
que ejerce la persona se entiende como una estrategia que le permite eliminar
la amenaza percibida y lograr disminuir el malestar de forma inmediata. Se
entiende que las conductas de comprobación tienen una funcionalidad clara,
siendo el objetivo de llevarlas a cabo tranquilizarse, disminuir la ansiedad y
por supuesto, la obtención de atención por parte de su pareja.
Es precisamente
en este punto donde la pareja puede ayudar al cambio, tratando de no reforzar
aun más las demandas de su pareja relacionadas con la búsqueda de
reaseguración. Ser capaz de resistir a ello no es tarea fácil, de la misma
manera que no resulta sencillo para quien los padece no generar una discusión por
la negación de respuesta de su pareja. Por ello, buscar ayuda de un profesional
que explique cómo hacerlo y sirva de guía en el proceso es una buena opción
para comenzar a trabajar en ese problema que puede estar deteriorando la
relación.
Echeburúa,
E., & Fernández-Montalvo, J. (2007). Celos
en la pareja, una emoción destructiva: un enfoque clínico. Ariel.
Artículo redactado por Elena Aranda, terapeuta del CPA.
debes valorarte y saber defenderte si juegas a que hagan daño, perderas hay que saber identificar aquello que no llegara a nada y solo te hara daño
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