¿Te sientes identificado/a con esta
conversación? ¿Son situaciones como ésta cotidianas en tu relación de pareja?
¿En alguna ocasión has sido testigo de este tipo de comportamientos en tu
entorno cercano?
Si bien el estudio de las relaciones de
pareja resulta esencial en cualquier fase del ciclo vital, en la adolescencia
es especialmente relevante, debido a la vulnerabilidad de esta población. Por
ello, es importante tomar conciencia de que algunos de los comportamientos que
la sociedad considera habituales en una relación de pareja realmente no son
saludables. La siguiente tabla muestra ejemplos de comportamientos saludables y
no saludables en una relación de pareja.
Comportamientos propios
de una relación “no sana”
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Comportamientos
propios de una relación “sana”
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Controlar a la
pareja (horarios, vestimenta, mensajes y llamadas telefónicas, etc.)
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Respetar la
libertad de la pareja. Ésta es libre de elegir cómo vestir, con quién hablar,
qué hacer, cuándo finalizar la relación, etc.
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Decirle las
cosas que puede o no puede hacer
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Chantajearle o
amenazarle (incluso con suicidarse) si en algún momento decidiera dejarle
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Impedirle que
hable y vea a sus familiares o amistades
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Cada miembro de la
pareja debe disfrutar de su propia independencia y trabajar por conservar sus
relaciones familiares, laborales y de amistad y mantener sus aficiones;
además de realizar actividades juntos, las cuáles no pueden girar en torno a
los intereses de una única persona
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Prohibirle que
estudie o trabaje
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Apoyar a la
pareja en cualquier proyecto relativo a su desarrollo profesional
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Ridiculizarle,
insultarle, hablarle de manera autoritaria o gritarle (en solitario o en
presencia de otras personas)
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Respetar a la
pareja, controlar y evitar las expresiones irrespetuosas
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Celos exagerados
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Confianza mutua
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Culpabilizarle
de cualquier cosa que suceda
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La pareja debe
resolver los conflictos de manera conjunta y trabajar por establecer una
solución consensuada, evitando la imposición, la amenaza o el chantaje
afectivo
Evitar
culpabilizar a la pareja de cualquier cosa que suceda, responsabilizándose
cada uno de sus propios actos
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Desvalorizar o
ignorar sus sentimientos, opiniones y objetivos que se propone
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Prestar atención
a sus sentimientos
Entender su
punto de vista (aunque no sea compartido)
Apoyarle en
cualquier decisión que le haga feliz
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Pero ¿de dónde provienen los
comportamientos no saludables en una relación de pareja? Una inadecuada
interpretación de los mitos del amor
romántico puede convertirse en la causante de que desarrollemos creencias e
imágenes idealizadas. Éstas se basan en un ideal donde el dolor, los celos y la
dependencia emocional son asimilados como circunstancias intrínsecas a una
relación de pareja, que interfieren en el desarrollo de una relación sana y
promueven la tolerancia de comportamientos inaceptables. Según un estudio
llevado a cabo por Ferreira en 1995, el 25% de las personas que toleraron este
tipo de comportamientos en sus parejas sostienen arraigadas ideas basadas en un
ideal de amor romántico.
Ante estos datos resulta inevitable
preguntarse, ¿quiénes son los encargados de transmitirnos este tipo de
creencias? Nuestra cultura ha construido una definición de "amor", la
cual hemos interiorizado a través de diferentes medios: la educación de
nuestros padres, nuestras amistades, libros, canciones y películas, etc. Aunque
es cierto que la sociedad ha sufrido una considerable evolución al respecto, buena
parte de la población continúa creciendo con mensajes del tipo: "los celos son una expresión del amor"
o "cada uno de nosotros es la mitad
de una naranja y nuestra vida únicamente tiene sentido cuando encontramos
nuestra mitad".
Por ello, resulta primordial educar a los jóvenes en
las diferencias entre relaciones de pareja saludables y no saludables, explicándoles
que los celos son únicamente expresión de inseguridad y dependencia o que no
somos la mitad de una naranja, sino individuos completos que no necesitan de
una pareja que les complemente y que no únicamente existe una persona con la
que ser felices.
En definitiva, el amor no justifica
cierto tipo de comportamientos. Debemos fomentar el establecimiento de
relaciones de pareja saludables y, para ello, el control y los celos
exagerados, la privación de libertad y las faltas de respeto son inconcebibles.
Irene Álvarez Ossorio - Terapeuta del
CPA
Referencias
bibliográficas:
- Blázquez, Moreno y García-Baamonde
(2011). Desarrollo de la violencia psicológica en el noviazgo en parejas de
jóvenes universitarios/as. Apuntes de
psicología, 29(3), p. 397-412
- Hernández, M. J. (s.f.). La importancia de la prevención en la
violencia de pareja. Valencia: Universidad Internacional de Valencia.
- Paz Rodríguez, J. I. (2010). Relaciones y parejas saludables: cómo
disfrutar del sexo y del amor. Junta de Andalucía: Consejería de
Salud.
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