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martes, 11 de diciembre de 2012

¡Pongamos freno a los miedos nocturnos! Parte 2

-¿Hasta cuándo suele durar el miedo a la oscuridad?

Comúnmente este miedo desparece o disminuye  alrededor de los 9 u 10 años.  Si vemos que el miedo se prolonga mucho más en el tiempo y que el niño tiene un miedo excesivo sería conveniente acudir a un especialista (psicólogo) para descartar que exista una fobia. Además, si le supone mucho malestar al menor, aunque únicamente sea un miedo, podemos trabajar con él para que este problema deje de tener tantas consecuencias negativas y para que influya lo menos posible en la vida del niño y de la familia en general.

-¿Y a otros aspectos como los monstruos?

A partir de los dos años, la imaginación de los niños comienza a desarrollarse y esta gran  capacidad imaginativa puede dar vida a los famosos amigos imaginarios, pero también, a los monstruos, brujas y demás seres fantásticos.  Tampoco debemos olvidar, que la televisión libros y narraciones pueden ser materia prima para que los personajes imaginarios terroríficos invadan la mente de los mas pequeños haciéndoles sentir miedo. Es importante, por esto, supervisar lo que ven en la televisión, aún cuando se trate de dibujos animados.

-¿Y el miedo a estar solos? ¿Cuándo suele aparecer y cuando termina?

Es un miedo normal que suele ocurrir entre los 6 y los 8 años pero es un miedo que se relaciona con otros muchos temores, es decir si el niño teme a la oscuridad o no ha superado el miedo a separarse de sus padres seguramente aunque sea mayor aún tendrá miedo a estar solos. Al igual que si aún siente miedo por los monstruos o las fantasmas.

Por ello, es importante evaluar por qué no quiere quedarse solo y una vez que veamos cuál puede ser la causa, a partir de eso intentar actuar llevando a cabo las actuaciones mas convenientes para eliminar el miedo.

-¿Es bueno dejar la luz encendida o alguna luz que vea durante la noche?

La Luz encendida rompe el ritmo del sueño del menor, y si dice tener miedo es probable que no remita con el tiempo pues lo acostumbramos a dormir con la luz encendida y, tarde o temprano, si queremos que el sueño de nuestro hijo sea normalizado tendremos que quitar la luz y esto resultará más difícil porque para él es una señal de seguridad.

Por ello, no debemos dejar ninguna luz encendida por la noche, si bien somos conscientes de que esto es más fácil decirlo que llevarlo a la realidad ya que, cuando el niño se queja todas las noches y no nos deja dormir estamos irritados y únicamente queremos que él se duerma para que nosotros también podamos descansar, pero si le acostumbramos a dormir con la luz posteriormente será más difícil que el menor duerma sin ella.

-¿Estos miedos surgen de la imaginación o de aspectos reales?

Como se ha dicho anteriormente,  el niño tiene un gran imaginación, y con esta interpreta la realidad, como por ejemplo pensar que un ruido o sombras son un fantasma. También  puede ocurrir que si el niño ve algo en televisión como películas de fantasmas o con escenas violentas o escucha algo de alguna historia de un compañero de clase pueda después tener una pesadilla, sin embargo hay que recordar que algunos miedos son evolutivos y surgen sin la necesidad de que exista algo real que los cause.

-¿Cuál es la mejor manera de actuar ante una pesadilla?  

Es importante entender la pesadilla como un sueño largo muy elaborado, con riqueza de detalles y que provoca en el niño una fuerte sensación de ansiedad, miedo o terror. El contenido de los mismos es muy variado pero siempre existe un componente de peligro para la integridad física del niño ya que pueden terminar produciendo cierto temor a dormir, en especial, si éstas son muy frecuentes, por ello ante una pesadilla lo más importante es la actitud de los padres ya que de esto dependerá cómo actué el menor posteriormente.

Si intuimos que nuestro hijo puede tener miedo a la oscuridad puede ser importante que acudamos a su cuarto y le intentemos tranquilizar con la luz apagada. Debemos intentar mostrar una actitud calmada (sabemos que esto es complicado, ya que seguramente nos hemos despertado en mitad de la noche por la llamada de nuestro hijo), nos podemos quedar hasta que el niño esté más tranquilo y le podemos dejar que nos hable de su pesadilla ya que puede ser que al hacerlo se quede más tranquilo.

También es posible que el niño no quiera hablar ni pensar en ello, en este caso debemos admitirlo y pensar que es una estrategia que él tiene para superar su miedo. Podemos preguntarle si desea un vaso de agua o algo similar y si le vemos especialmente agitado nos podemos quedar con él hasta que se relaje ya que nosotros le damos seguridad y es más sencillo que el niño se quede más tranquilo en nuestra presencia. No es necesario que nos quedemos hasta que se duerma, únicamente hasta que se relaje.

Autoras: Marina Brunete, Alejandra Mohamed (Terapeutas del CPA) y Yolanda Bezares

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