Cuando pensamos en infidelidad, seguro que se nos viene a la cabeza algún caso de alguien conocido o alguna situación que hayamos vivido. De hecho, es uno de los problemas más comunes en la práctica clínica y una de las principales causas de separación. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de infidelidad? ¿Conocemos los mitos relacionados con la infidelidad? ¿Y las consecuencias derivadas de ella? ¡Profundicemos en ello!
Fotografía de RODNAE Productions
La infidelidad hace referencia a una situación producida cuando uno de los miembros de la pareja incumple los límites establecidos en la relación (por ejemplo, al invertir tiempo, atención, expresiones de afecto o mantener relaciones sexuales con una persona ajena a la relación). Dichos límites pueden ser diferentes en función de cada pareja. Con independencia de esto, la infidelidad frecuentemente implica una pérdida de seguridad y confianza en el otro. Pero ahora hablaremos de las consecuencias que puede acarrear… Primero, os exponemos algunos mitos y creencias erróneas respecto a la infidelidad:
1. La infidelidad se produce sólo porque la otra persona busca una relación sexual. Como acabamos de comentar, las infidelidades pueden producirse por diversos factores, en la medida en la que estos supongan no respetar los límites de la pareja, sean o no sexuales (por ejemplo, compartir determinadas actividades con otra persona).
2. La infidelidad es síntoma de que una relación ya estaba mal. Existen parejas felices que han experimentado una infidelidad. De hecho, algunas personas se alejan de sus parejas no por sentirse insatisfechas con ellas, sino por otros motivos (por ejemplo, necesidad de redefinirse, vivir experiencias no vividas o recuperar oportunidades perdidas).
3. Tras una infidelidad, jamás se podrá volver a confiar en alguien. Este tipo de pensamientos es común tras haber sufrido un acontecimiento tan doloroso como este. Sin embargo, se puede trabajar para recuperar la confianza y sentirse a gusto en la relación (tanto la existente como una nueva).
4. La culpa de la infidelidad recae sobre la persona que ha sido engañada. La persona responsable de la infidelidad es quien la ha cometido.
Este episodio puede convertirse en una experiencia muy dolorosa y acarrear ciertas consecuencias que al principio es normal que aparezcan. Sin embargo, si se mantienen en el tiempo, podrían incrementar el malestar e implicar una inadecuada gestión de la situación vivida. A continuación, os proponemos algunas de ellas:
- Dificultad para dejar de repasar una y otra vez las posibles explicaciones de esta infidelidad
- Dificultad para satisfacer las necesidades básicas (por ejemplo, conciliar el sueño o llevar un patrón de alimentación adecuado)
- Emociones como tristeza, culpa, nerviosismo e irritabilidad
- Inseguridad en relación con uno/a mismo/a
- Creencias relacionadas con la incapacidad de volver a confiar en alguien
- Alta activación fisiológica ante estímulos que recuerden a la infidelidad y evitación de los mismos (por ejemplo, determinadas películas románticas o hablar de lo ocurrido)
- Problemas de concentración
Es normal que, si has vivido una infidelidad, sientas que el
mundo se te viene abajo. Pero, afortunadamente, todo pasa, incluso el dolor. Para favorecer este proceso tras una
ruptura por infidelidad, te ofrecemos algunas pautas:
1. Presta atención a las emociones experimentadas y permítete sentirlas. Recuerda que es un proceso que puede resultar doloroso, por lo que es normal que aparezcan emociones desagradables, como la tristeza o la ira.
2. Recuerda que no hay culpables. Centrar toda la atención y energía en buscarlos no servirá de ayuda en el proceso de recuperación.
3. Evita tomar decisiones precipitadas sobre tu futuro. En los primeros momentos en los que la emoción es más intensa, evita tomar este tipo de decisiones. A corto plazo, podrán suponer un alivio, pero la mejor decisión se toma en un estado de calma y sopesándola detenidamente.
4. Limita el contacto con tu expareja. En muchas ocasiones, tras dejar la relación, las personas pactan quedar como amigos o seguir manteniendo el contacto por redes sociales, lo cual no siempre es una buena idea. Es importante disponer de tiempo y espacio para reflexionar sobre lo que ha ocurrido y gestionarlo sin la otra persona, hasta que el malestar disminuya.
5. Aprende a hacer (y dejar de hacer). Retoma actividades que te resulten o resultaban agradables, pese a sentir que no tienes ganas. Esto mejorará tu estado de ánimo y te ayudará a sobrellevarlo. Evita revisar fotografías conjuntas o recuerdos en los primeros momentos tras la ruptura. Esto sólo incrementará el malestar.
6. Apóyate en gente de confianza (por ejemplo, amigos o familiares) para favorecer el desahogo emocional.
Además de las pautas aquí ofrecidas, te animamos a que consultes otras para mejorar la autoestima (https://psicologia-cpa.blogspot.com/2021/01/como-puedo-mejorar-mi-autoestima.html, http://psicologia-cpa.blogspot.com/2017/02/autoestima-que-es-eso.html) y salir fortalecido/a de situaciones desagradables como esta (https://psicologia-cpa.blogspot.com/2018/04/resiliencia-aprendiendo-de-las.html).
Beatriz Gutiérrez – Terapeuta del CPA
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