Comenzamos el año y la lista de propósitos comienza a rellenarse. Comer de forma saludable, hacer más ejercicio, disfrutar de la familia o comenzar un nuevo hobbie podrían ser ejemplos de los que comúnmente solemos proponernos. En concreto, 2020 ha sido un año especialmente complicado que ha podido llevar a replantearnos qué es aquello a lo que queremos dedicar más tiempo. Pues bien, estos nuevos propósitos que nos planteamos muchas veces nunca llegan a completarse porque cometemos ciertos errores.
A continuación, os contamos cuales son estos y cómo podemos ponerles remedio:
- Establecer
objetivos alejados de lo que haces ahora mismo. Muchas
personas comienzan pensando en su yo ideal y establecen como objetivo, por
ejemplo, ir al gimnasio diariamente de lunes a viernes. Esto sería un objetivo
asequible si ya tuviese adquirido el hábito de acudir 3-4 veces por semana. Si
te estás iniciando en una nueva actividad, como por ejemplo hacer deporte,
ponte un objetivo inicial asequible, como comenzar dando un paseo algunos días
de la semana.
- Dejar
que todo dependa de tu fuerza de voluntad. Inicialmente
necesitamos incluir todas las ayudas posibles para establecer un hábito. Hacer
las actividades con amigos, ponernos alarmas, colocar el libro que queremos
leer en la mesita de noche, etc. Deja claves que te permitan recordarte de
forma continuada aquel objetivo que te has marcado y ayude a guiar tu conducta.
- Esperar
a sentirte motivado/a. Si esperamos a que vengan las ganas
para ir a clase de pilates o para dejar de fumar, siento decirte que esas ganas
no van a llegar si no hacemos nada para que eso ocurra. Inicialmente
tendrás que obligarte y superar esa pereza, porque las ganas empezarán a surgir
poco a poco según vayas comenzando a realizar la actividad. Al final acabará
automatizándose, ya no resultará tan costosa y anticiparás con mayor frecuencia
lo que disfrutas con ella. De este modo, te sentirás más motivado/a para
realizarla.
- Establecer
objetivos generales. Si te planteas como objetivo “hacer más
deporte” no estás siendo específico. Es recomendable que subdividas el objetivo
general en diferentes subobjetivos, de forma que sean más asumibles y te ayuden
a sentirte motivado según los vayas cumpliendo. Por ejemplo, el objetivo de
“comer sano” puedes sustituirlo por el de “comer 3 verduras o frutas al día”.
- Establecer
muchos objetivos a la vez. A lo mejor tu lista contiene
numerosos propósitos: leer, apuntarte a clases de baile, dejar de fumar, etc. A
veces las ganas por querer conseguir nuestros objetivos nos llevan a
plantearnos llevarlos a cabo todos a la vez, lo cual es muy difícil de
conseguir. Prioriza primero aquellos más sencillos y que crees que te costarán
menos. Una vez tengas ya un habito consolidado será el momento de ir incluyendo
otros.
- No
premiarte por hacerlo bien. Cualquier paso que des en
pro del objetivo que hayas establecido es un avance, así que no te olvides de disfrutarlo
y recordarte lo bien que lo estás haciendo al acercarte más a lo que quieres
conseguir. Una estrategia muy útil es recompensarte con una actividad
gratificante después de haberte esforzado.
- No
compartir tus logros. Compartir con tu familia, amigos, e
incluso en tus redes sociales los avances que vas realizando propicia que ellos/as
puedan mostrar interés por lo que estás consiguiendo, y te puede ayudar a
sentirte motivado/a. Por ejemplo, existen aplicaciones que permiten compartir
con tus seguidores el porcentaje del libro que estás leyendo.
- Sobrecargarnos
los primeros días. Algo bastante común es que, si hemos
establecido como objetivo inicial salir a andar cada día 10 minutos, el primer
día nos sobrepasemos con el objetivo y, por ejemplo, caminemos durante 2 horas.
Probablemente lo hagas con tu mejor intención; sin embargo, quizás lo que consigas
sea saciarte de la actividad o tener muchas agujetas al día siguiente, de forma
que haya menos probabilidad de que los próximos días cumplas tu objetivo.
- Fallar
una vez y dejar de lado el objetivo. Es muy común que cuando
nos proponemos un hábito y un día dejamos de hacerlo nos fustiguemos y lo dejemos
de lado por no haberlo conseguido. Lo ideal es ser flexibles y comprender que
nuestro ambiente puede influir. Si un día estás agotado/a por el trabajo y no tienes
tiempo para hacer deporte, ¡no pasa nada!, mañana ya continuarás con la rutina.
No necesitas compensar al día siguiente o, en el otro extremo, tirarlo todo por
la borda.
- Elegir
un mal momento para empezar a cambiar. Al principio es
fundamental ponernos todo lo más fácil posible, y eso implica también elegir un
momento que nos facilite empezar con nuestro cambio. Es común empezar con los
nuevos propósitos el día 1 de enero; sin embargo, teniendo en cuenta que quedan
varios días de Navidad que nos pueden dificultar el logro de nuestros
objetivos, es mejor posponerlos para otro momento. Se puede ser flexible y
comprometerse a la vez con el cambio.
Estas
son algunas pautas generales que facilitarán que vayas adquiriendo nuevos
hábitos. Esto, como hemos venido hablando, no es una tarea fácil, sobre todo
cuando los nuevos hábitos que queremos adquirir compiten con conductas que
llevamos realizando durante mucho tiempo y su aprendizaje está consolidado. Por
tanto, aprendamos a ponernos el camino lo más fácil posible.
Esperamos
que estas pautas os ayuden al plantearos los objetivos de este 2021. Sin
embargo, si sigues experimentando dificultades, en el CPA estaremos encantados
de poder ayudarte.
¡Feliz
año nuevo!
Isabel
Ávila Herrero - Terapeuta del CPA
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