Recordar a personas que queremos y hemos perdido resulta habitual, especialmente en días como ayer. Es posible, incluso, que recientemente haya fallecido alguien importante para nosotros/as y actualmente nos enfrentemos al aprendizaje de vivir y continuar sin esa persona.
El proceso de adaptación que experimentamos ante una pérdida
se denomina duelo. Durante este proceso, es frecuente tener reacciones
emocionales (tristeza, enfado, culpa, ansiedad, soledad, desamparo, alivio…),
físicas (vacío en el estómago, opresión en el pecho, falta de aire, debilidad
muscular, hipersensibilidad al ruido…), cognitivas (incredulidad, confusión,
preocupación, sensación de presencia, alucinaciones…) y conductuales
(dificultades de sueño, alimentación, aislamiento social, pérdida de
concentración, llanto…). Aunque resulten desagradables, estas reacciones son normales y no
deben preocuparnos en la medida que no limiten nuestro día a día.
¿Por qué las personas reaccionamos de manera diferente
ante la pérdida? Existen factores que pueden mediar la experiencia del
duelo, como son:
- Pérdidas anteriores. Es decir, si la persona ha sufrido o no otras pérdidas y el modo en que ha afrontado el duelo.
- Relación con la persona fallecida. No solo el tipo de relación (hijo, amigo, compañero de trabajo…), sino también la intensidad del vínculo establecido.
- Cómo ha fallecido la persona. La causa de la muerte (natural, accidente, suicidio u homicidio), así como si esta es o no repentina, evitable, violenta o múltiple (pérdida de varias personas queridas en un único suceso o corto periodo de tiempo), pueden influir en cómo el doliente hace frente a la pérdida.
- Recursos personales. Las estrategias de afrontamiento de la persona, su capacidad de resolver problemas o la percepción de autoeficacia, pueden facilitar esta experiencia.
- Apoyo social. Percibir que estamos arropados por nuestros seres queridos, más que el apoyo ofrecido en sí mismo, puede ayudarnos a afrontar la pérdida.
No obstante, con independencia de la frecuencia o intensidad
de nuestras reacciones, perder a un ser querido resulta, en la mayoría de las
ocasiones, doloroso. Sin embargo, a pesar del dolor experimentado, el proceso
de duelo es natural y resulta necesario para procesar la pérdida de forma
adecuada, ya que nos permite:
- Aceptar la realidad. Cuando alguien querido muere, podemos tener la sensación de que lo que ha ocurrido no es cierto. Comprender que la persona ha fallecido y no va a volver es el primer paso, asumiendo que el reencuentro es imposible.
- Elaborar el dolor de la pérdida. No todo el mundo experimenta el dolor de la misma manera. Cada proceso de duelo es único y cada persona lo vive diferente en función de sus circunstancias. Es necesario reconocer y trabajar este dolor, ya que evitarlo o suprimirlo de manera continuada probablemente alargue el curso del duelo.
- Adaptarnos a un mundo sin el fallecido. Ajustarse a la nueva realidad implica cuestiones diferentes para cada doliente, como aprender a resolver problemas, generar estrategias y adquirir herramientas que le permitan hacer frente a las demandas actuales.
- Recolocar emocionalmente a nuestro ser querido y seguir viviendo. Superar la pérdida no implica olvidar a la persona fallecida, sino poder pensar en ella y continuar viviendo de manera eficaz.
¿Qué podemos hacer si acabamos de perder a un ser querido?
En esta situación, es útil permitirnos sentir, respetando nuestro
propio ritmo; expresar nuestros sentimientos y dejarnos apoyar por los demás;
retomar nuestro día a día de manera progresiva, fijándonos metas sencillas a
corto plazo; y despedirnos simbólicamente del fallecido, si no hemos tenido la
oportunidad de hacerlo.
¿Y si no
es suficiente? ¿Cómo saber si estoy llevando bien el duelo?
En el post “Afrontar
la pérdida de un ser querido” (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2016/10/afrontar-la-perdida-de-un-ser-querido.html) puedes encontrar algunas
claves para distinguir el duelo normal del patológico. En estos casos, pedir
ayuda profesional puede facilitar hacer frente a la pérdida de una manera más
adaptativa. Si necesitas apoyo
psicológico, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Podemos ayudarte.
Andrea Collado – Terapeuta del CPA.
Bibliografía:
Romero, V. (2013). Tratamiento del duelo: exploración y perspectivas. Psicooncología, 10(2/3), 377.
Worden, J.W., Aparicio, Á., & Barberán, G. S. (2013). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós.
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