Seguro que alguno de estos días has pensado lo complicado que es volver a retomar a la rutina diaria de tareas, informes, clases o exámenes. El recuerdo del verano está muy cerca e, indudablemente, nos condiciona para los próximos meses que están por llegar. Volver a la vida académica o laboral nunca ha sido tarea fácil, pero actualmente la dificultad puede ser más acentuada (quizás la pandemia que estamos atravesando también tenga algo que decir…). Ahora bien, que sea costoso no quiere decir que sea imposible, de hecho, es algo normal que nos ocurre a todos de una forma u otra.
Fotografía de Vlada
Karpovich con licencia Creative Commons
¿Por qué me cuesta más concentrarme?
El verano es una
época de merecido descanso en la que llevamos a cabo todas aquellas actividades
gratificantes para las que no teníamos tiempo durante el curso, aparcando en
muchos casos el tiempo dedicado a los estudios o al trabajo. Es por ello que,
al reincorporarnos a esta rutina con tareas menos agradables (o incluso
aburridas, podemos admitirlo) inevitablemente recordamos todo aquello que
hacíamos tan solo hace unos días y, en muchos casos, optamos por
recuperar estas actividades que tanto placer nos generaban, aplazando aquellas
tareas que nos suponen esfuerzo.
Esta forma de superar
el aburrimiento o el malestar tiene consecuencias tanto a corto como a largo
plazo. Por un lado, las actividades gratificantes aportan el entretenimiento y
el placer que no generan los estudios o el trabajo por sí mismos y, además,
evitan el propio esfuerzo o el aburrimiento que suponen. No obstante, a largo
plazo, una acumulación de tareas puede suponer una carga importante en el
futuro.
¿Cómo puedo
volver a la rutina más fácilmente?
Con el fin de retomar las tareas y obligaciones de la vida académica o laboral de forma más agradable posible, te proponemos las siguientes estrategias.
- Prepara tu lugar
de trabajo:
a veces, las distracciones son nuestras peores enemigas y pueden entorpecer el
tiempo de trabajo. Para que esto no nos afecte con tanta intensidad, es
recomendable elegir un lugar fijo para llevar a cabo nuestra tarea y eliminar
de la vista cualquier distractor, como el móvil,
el ordenador o las videoconsolas.
- Planifica el
tiempo de trabajo o estudio: el rendimiento académico-laboral viene
precedido de una buena organización semanal para dar cabida a todas aquellas tareas que queremos
realizar. Suele ser útil fijar en un horario actividades fijas del día a día
(comer, dormir, horas laborales o de clases, etc.), seguidas de tareas
pendientes y organizarlas según el tiempo y su dificultad. Asimismo, no te
olvides de introducir los descansos, puesto que son necesarios para favorecer
el rendimiento y, además, ayudan a asimilar nueva información y su posterior
manejo. Una vez que todas las tareas han sido cumplidas, márcalas con un tick.
¡A lo mejor te sorprendes de todo lo que has hecho durante el día!
- Recompénsate por
todo el esfuerzo realizado: ¿a quién no le gusta sentirse recompensado
después de un duro día de trabajo? Aprovechar el final de la jornada para
realizar todas aquellas actividades gratificantes que teníamos planeadas
anteriormente puede servirnos para afianzar el trabajo llevado a cabo.
- Estrategia del
post-it:
¿no recuerdas en qué fecha ocurrió la I Guerra Mundial? ¿Quizás te mueres por
echar un ojo en las rebajas? ¿O es que has olvidado poner la lavadora y crees
que debes hacerlo ahora mismo? Disponer de un post-it o una hoja en blanco en
nuestro lugar de trabajo para ir apuntando todas estas ideas disminuye la
probabilidad de que interrumpamos nuestra tarea mientras tratamos de
concentrarnos. Incluso puede que te des cuenta de que aquello que querías saber
o hacer no era tan importante como te parecía mientras estabas trabajando.
- Presta atención a
lo que te dices: cuando tenemos por delante tareas costosas pueden
aparecer pensamientos que dificulten nuestro rendimiento. En este sentido, aquello
que nos decimos tiene importantes repercusiones en lo que hacemos y viceversa,
por lo que es aconsejable utilizar mensajes que nos recuerden nuestro objetivo
marcado (“¡va, un poco más! Cuando termine este trabajo estaré más cerca de
aprobar la asignatura”) o incluso aquello que conseguiremos al final del
día (“cuando termine el trabajo de hoy tendré tiempo libre para dedicarlo a
mis amigos”).
- Cumple pautas de
higiene del sueño: dormir bien es tan importante como dedicar
el día a trabajar y, casi siempre, van de la mano. Un buen descanso va a
favorecer un mejor estado de ánimo y es una gran garantía para aumentar la
concentración durante la jornada académica o laboral. Es muy aconsejable prestar
atención a los horarios de sueño, a aquellas actividades que se realizan
durante el día o a hábitos como tomar cafeína o la realización de ejercicio (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2015/11/tan-tarde-y-yo-sin-dormir.html).
Estas estrategias
pueden ayudarte a coger mejor ritmo durante los primeros meses de trabajo. No
obstante, si estás teniendo una gran dificultad y estas pautas no son
suficientes, siempre puedes recurrir a la atención profesional. Estaremos
encantados de ayudarte. ¡Ánimo!
Bibliografía
- Sánchez, A. M.
(2010). Procrastinación académica: un problema en la vida universitaria (pp.88-93). Studiositas, Vol. 5 (2).
- Rehm, L. (1998) Métodos de autocontrol. En V. Caballo. Manual de Técnicas de Terapia y Modificación de Conducta (pp. 655-683). Madrid, España: Siglo XXI de España Editores S.A.
Iván Chamizo - Terapeuta del CPA.
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