Si te fijas
por un momento en lo que pasa por tu cabeza, te darás cuenta de los pocos
momentos en los que dejamos de pensar, ya sea para recordar momentos pasados,
fantasear sobre posibles futuros, darle vueltas a determinados problemas, o buscar
soluciones… Sea lo que sea, siempre estamos pensando. De hecho es una de las
características que diferencia al ser humano de los demás animales. Esa gran
capacidad nos ayuda a reaccionar ante las situaciones de forma diferente que
si no pensáramos, haciéndonos únicos y con una gran arma en nuestra mano. Sin
embargo, esos mismos pensamientos pueden llegar a convertirse en un problema si
no los sabemos controlar bien.
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Foto: Pablo Fernández, con licencia Creative Commons |
Todos hemos
pasado por momentos en los cuales hemos estado dándole vueltas a algo negativo
o no muy adecuado, generándonos profundo malestar o preocupación. El problema
de esta situación es que la mayor parte de las personas cree que eso no se
puede cambiar, es decir, que nuestros pensamientos son automáticos, libres y
nosotros somos meros espectadores de ellos. Pero esto NO es así.