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lunes, 13 de marzo de 2023

El derecho a ser una “mala madre”

    Has intentado leer libros, has intentado verte charlas, pero aún sientes que no lo haces todo lo bien que puedes. Intentas ir a todas las reuniones de padre, seguir todos los mensajes del grupo de WhatsApp de madres del colegio. En Instagram ves a madres influencers que parece que hacen mil cosas más que tú, siempre sonrientes. Estás estresada, sientes que no llegas a nada y entonces surge la pregunta: ¿Estaré siendo una mala madre? Esta pregunta suele ir unida a emociones como la culpa o el agobio y puede resultar en que llevemos a cabo comportamientos para huir de ellas, como ir a más charlas, vernos más vídeos o empezar a fustigarnos a nosotras mismas sobre lo mal que lo hacemos. En otras ocasiones, esta pregunta surge cuando estamos dándonos cinco minutos a nosotras mismas o quedando con esa amiga a la que hace siglos que no vemos.

    Hoy en día existen mil normas sobre qué es ser una buena madre, pero sería interesante que nos parásemos a pensar sobre si son realmente útiles o si se tratan más bien de estándares inalcanzables. Quizás las buenas madres no son aquellas que no se equivocan, sino aquellas que asumen que hacen lo que pueden e intentan ir aprendiendo a hacerlo cada día un poco mejor.

Imagen de Craig Adderley en Pexels

    En toda esta exigencia no podemos olvidar la influencia que tienen los roles de género. Las mujeres han conseguido incorporarse a la vida laboral, pero esta incorporación no ha ido a la par con un reparto igualitario en la carga de los cuidados. De esta forma, hoy en día muchas mujeres se ven obligadas a tener una doble jornada laboral: la que ejercen en el trabajo y luego la que tienen en casa. Esto puede influir en que nos sintamos más estresadas, ya que la carga de trabajo es mayor y el tiempo del que disponemos para ejecutarla ha disminuido. 

    Entonces, ¿qué podemos hacer ante todo esto? Aquí te dejo algunos consejos que pueden ayudarte a gestionar toda esta enorme presión que supone ser madre:

  • Plantéate cuántas de las exigencias que sientes que debes cumplir son realmente necesarias. En estas exigencias seguro que influyen todas las expectativas que socialmente tenemos sobre ser madre, reflexiona sobre ellas, sobre cómo te afectan y si quieres que tu forma de ejercer la maternidad se vea regida por ellas. En esto te puede ayudar hablar con otras madres y compartir experiencias reales de lo que es ser madre, más allá de los ideales que nos enseñan. En nuestro blog, también tenemos entradas sobre este tema como: Cuando la autoexigencia se convierte en nuestro peor enemigo.
  • Intenta repartir las tareas de forma asertiva. Como hemos visto la carga de los cuidados tiende a estar desequilibrada, sería interesante implicar a todos los miembros de la familia en ellos, de manera que evitemos sobrecargarnos. Esto puede significar asumir que es probable que, sobre todo al principio, las cosas no se hagan tan bien como creemos que las podríamos hacer nosotras, pero quizás hay que tolerar cierto caos para tener más tiempo disponible. Además, la única forma de aprender a hacer algo es haciéndolo y equivocándose, así que puede que haya que dejar que otras personas hagan este proceso. Ten en cuenta que los cambios en este punto pueden ser lentos, porque en muchos casos nos hemos acostumbrado a que las cosas se hagan de cierta forma, por ello es importante que marques tus límites y luego actúes de forma coherente con ellos.  Para este trabajo, te pueden ayudar estas entradas de nuestro blog: Aprende a decir no Hacer peticiones de cambio de conducta,  
  • Coge la culpa de la mano y haz cosas con ella. Puede que, aunque intentes ser más racional, bajes tus exigencias etc., en muchas ocasiones siga surgiendo la culpa. Es normal, llevas muchos años pensando así y además el ser una “mala madre”, es algo muy castigado socialmente. Lo importante es que, a pesar de que este sentimiento esté ahí, tú puedas llevar a cabo actividades que sean importantes para ti y que vayan en dirección a lo que te importa.
  • Pide ayuda si la necesitas, es muy probable que haya problemas que no sepas solucionar. Si eso ocurre, puedes preguntar a las personas de tu alrededor si estas saben de este tema que desconoces o, si lo necesitas consulta a un especialista. Nadie sabe de todo y pedir ayuda no es un síntoma de debilidad, sino más bien una forma útil de poder solucionar los problemas. 

    En resumen, nadie nos enseña a ser madres, los/las niños/as no vienen con manual de instrucciones. Cada una hacemos lo que podemos, teniendo en cuenta lo que hemos aprendido y las circunstancias en las que nos encontramos. Quizás nuestres hijos/as no necesitan madres perfectas que lleguen a todo y nunca se equivoquen, sino madres humanas que se preocupan por ellos/as y por ellas mismas y tratan de hacerlo lo mejor que pueden.

Ariadna Sánchez Cabrera - Terapeuta del CPA


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