El duelo es el proceso que atravesamos tras la pérdida de una relación importante para nosotros/as. En este caso, nos referiremos concretamente a la pérdida por suicidio de una persona querida. En el proceso de duelo, concretamente el que viven los familiares y personas allegadas del ser querido que fallece por suicido, se acentúa la sensación de incomprensión ante dicha muerte inesperada.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que diversos factores relacionados con la manera en la que tuvo lugar el suceso en la vida de la persona en concreto pueden influir en las emociones implicadas en este proceso, ya que cada duelo es único. No obstante, existen ciertas emociones que suelen darse al ser conocedores de este hecho. Entre ellas encontramos que, en un primer momento, suelen aparecerla culpa al sobreanalizar la situación, siendo nuestros propios “jueces implacables” a través de los “porqués”, los “y si” y los “debería”, al pensar que se podría haber hecho o dicho algo que influyera o cambiara lo ocurrido; el enfado y la vergüenza de hablarlo por sentirse juzgados por otras personas. Es posible que en un primer momento no entendamos por qué se mantiene en algunas ocasiones la intensidad de estas emociones, siendo ésta una pregunta que podamos hacernos. El caso es que, la muerte repentina por suicidio de nuestro ser querido es un suceso complicado que puede generar pensamientos y emociones desagradables que son difíciles de comprender. En este sentido, con el objetivo de aliviar el malestar que nos producen, podemos evitar determinadas situaciones como, por ejemplo, hablar sobre lo ocurrido por miedo a no sentirnos comprendidos. Esta manera de afrontar la situación a corto plazo nos ayuda a reducir nuestro nivel de malestar, pero, a largo plazo, intensifica lo que sentimos y, por ello, el proceso de duelo se puede dilatar en el tiempo.
Por lo tanto, conforme el familiar o la persona allegada vaya aceptando la situación, irá también aminorando la intensidad de sus emociones, es decir, puede seguir sintiendo culpa, aunque en menor intensidad; aparece también la emoción de tristeza en la medida en la que se disminuye el enfado y, además, aparece el sentimiento de soledad al notar la ausencia del ser querido. En definitiva, conforme el ser querido vaya avanzando hacia la recuperación estas emociones continuarán, aunque más mitigadas.
Igualmente, es relevante recordar que todas las emociones son válidas y tienen su función. Además, pueden darse en diferente grado de intensidad y no seguir un orden cronológico. Por lo tanto, si eres una persona que ha tenido una pérdida por suicidio, lo más importante es que sepas que tienes derecho a permitirte sentir y expresar.
Fotografía de Peggychoucair en Pixabay
¿Qué me puede ayudar si he perdido a alguien por suicidio? A continuación, te proponemos una serie de pautas que pueden ser de utilidad para gestionar esta situación tan difícil:
- Valida lo que sientes, no juzgues si ello está bien o mal. Es lo que sientes y es totalmente lícito sentirte así, permítete sentirlo. Date tiempo, gestionar las emociones asociadas a esta situación requiere su tiempo.
- Exterioriza cómo te sientes: hablarlo, escribir o dibujar, por ejemplo, nos ayuda a disminuir la intensidad de las emociones. En relación a esto, ponerte en contacto con personas que hayan vivido una situación similar o relacionarte con personas cercanas de tu entorno con las que te sientas cómodo/ay acojan cómo te sientes sin sentirte juzgado/a puede facilitarte la exteriorización de tus emociones.
- Seguir cuidando de ti es importante. Realizar actividades placenteras para ti (por ej., salir a pasear o quedar con amigos/as) puede ayudarte a gestionar emociones desagradables como la tristeza la pérdida. Ahora es importante que te atiendas y te mimes.
- Haz un poco de ejercicio, te ayudará a sentirte mejor y a conciliar el sueño.
A continuación, os presentamos una serie de derechos, recogidos del “Manual para enfrentar el suicidio de un ser querido” de Jeffrey Jackson, que pueden ayudar a poner en marcha las anteriores estrategias de afrontamiento tras conocerlos.
Carta de derechos del ser
querido que ha perdido a una persona por suicidio
· Tengo el derecho a estar libre de culpa.
· Tengo el derecho a no sentirme responsable por el fallecimiento de la persona que ha llevado a cabo el suicidio consumado.
· Tengo el derecho a expresar mis sentimientos y emociones, aun cuando no parezcan aceptables, mientras que no interfieran con los derechos de otros.
· Tengo el derecho a que mis preguntas sean contestadas honestamente por las autoridades y los miembros de la familia.
· Tengo el derecho a no ser engañado porque otros crean que pueden ahorrarme un dolor mayor.
· Tengo el derecho a tener sentimientos positivos respecto a la persona que perdí por suicidio, sin importar los eventos anteriores o simultáneos a esa muerte prematura.
· Tengo el derecho a conservar mi individualidad y a no ser juzgado a causa de esa muerte suicida.
· Tengo el derecho a buscar orientación y grupos de apoyo que me posibiliten para explorar mis sentimientos honestamente y a facilitar el proceso de aceptación.
· Tengo el derecho a lograr la aceptación.
· Tengo el derecho a un nuevo comienzo. Tengo el derecho a ser.
Si quieres conocer más sobre el proceso de duelo en general, puede serte útil el post “Sobrellevar la pérdida: ¿Qué es el duelo?”(http://psicologia-cpa.blogspot.com/search?q=doliente), en el que puedes encontrar cuáles son las funciones del mismo.
Por último, si recientemente has perdido a una persona cercana por suicidio y crees que necesitas asistencia profesional, en el CPA estaremos encantados/as de ayudarte.
Desiree Corral
Serano – Terapeuta del CPA
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