Es oficial, se acerca el verano y, con él, el calor, los pantalones
cortos, los días de playa y la probabilidad, casi segura, de tener que enseñar
nuestro cuerpo (¡oh no!). Esto puede ser una fuente de estrés importante,
especialmente para aquellas personas que están insatisfechas con su imagen
corporal. Es en este momento en el que
la “operación bikini” se presenta como la solución a todos nuestros “problemas”.
Pero ¿nos hemos parado a pensar todo lo que hay detrás de esta operación
(in)falible? ¡Te lo contamos aquí!
Fotografía de
Pexels con licencia Creative Commons
1) Se
presenta como una solución, pero realmente forma parte del problema. La
importancia que le da nuestro contexto social a la imagen corporal es, junto
con nuestra propia experiencia, uno de los principales factores que determinan
la valoración que hacemos de nuestro cuerpo. Nadie nace con complejos, los
vamos aprendiendo a través de lo que vivimos y de los mensajes que nos manda la
sociedad. ¿Y qué aprendemos de la “operación bikini”? Pues que nuestra silueta es muy importante
(especialmente en verano, que todos la ven), que necesitas tener “el cuerpo 10” para poder ponerte
bikini y que, si no es tu caso, mejor ponte bañador. Y remarco “el”, en singular, porque a pesar
de existir tantos cuerpos como personas, parece ser que sólo hay uno digno de ser
exhibido, concretamente uno bastante inalcanzable: el de la modelo que nos
vende el bikini (modelo que, muchas veces, ha sido retocada con un fantástico
programa de edición, ¡ni si quiera ella tiene “el cuerpo 10”!). No parece muy justo, ¿no? Precisamente es así
como se fabrican complejos, a través de mensajes que nos llevan a pensar que solo
hay una forma de ser bellos y que hacen que valoremos nuestro propio cuerpo de
manera negativa y poco realista. Y es aquí donde la operación bikini se nos presenta
como la solución a un “problema” que ella misma ha contribuido a crear (¡es un negocio
redondo!).
2) Nos
puede afectar a todos, pero se dirige especialmente a las mujeres. Aunque es
cierto que la presión por lucir un cuerpo “perfecto” la vivimos de alguna manera tanto mujeres como
hombres, la realidad es que esta operación parece estar dirigida especialmente
a aquellas personas que quieran lucir bikini. Podrían haberla llamado “operación
bañador” o, incluso y más general, “operación playa”, pero probablemente habría
sido menos eficaz a la hora de cumplir su objetivo: conseguir que las mujeres
invirtamos durante todo el año cantidades ingentes de tiempo, esfuerzo y dinero
en conseguir “el cuerpo 10”. De
hecho, si te paras a pensar, verás que hay mucha gente interesada en continuar
fabricando complejos. ¿Cuántas industrias dejarían de existir si a las mujeres nos
importase un pimiento nuestra imagen? Pues eso.
3) Es un timo,
basado en el principio de aprendizaje por asociación. Se trata de una operación que, más que un
cuerpo, nos vende todo el éxito y la felicidad que se asocia a él. ¿Cómo? Pues
a través de anuncios, películas y series de televisión que nos muestran gente
exitosa que, casualmente, tiene “el
cuerpo 10”. De esta manera, nos hacen creer que si consiguiésemos acercarnos a
ese ideal, seríamos automáticamente felices. Sin embargo, la realidad a la que
nos enfrentamos es muy diferente, aunque buscar “el
cuerpo 10” puede ir acompañado de emociones muy positivas, el camino para
conseguirlo suele estar lleno de sufrimiento y frustración; vamos, ¡justo lo contrario
a lo que nos habían prometido! Además, a todo esto, hay que añadirle el hecho
de que, muchas veces, las dietas que se hacen como parte de la operación bikini
no solo no funcionan, sino que pueden llevarnos a ganar más peso del que
teníamos al comenzar (por si no estabas lo suficientemente frustrado/a). Si
quieres saber por qué pasa esto te lo explicamos en esta entrada de blog: https://psicologia-cpa.blogspot.com/2020/05/que-piensas-si-te-digo-que-sigo-una.html
4) ¡HAY
ALTERNATIVA! Sí, has oído bien, es posible sentirnos bien sin necesidad de
pasar por todo esto. Eso sí, requiere de trabajo, tiempo, y, muchas veces, de
la ayuda de un profesional. No obstante, desde aquí queremos trasmitirte que
los complejos, igual que se aprenden, se pueden desaprender, y que ser críticos
con los mensajes que los sustentan es el primer paso para conseguirlo. Además, las
relaciones entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, son bidireccionales. ¿Qué
quiere decir esto? Que al igual que podemos esperar a “vernos bien” para
ponernos un bikini, también podemos empezar a ponérnoslo sin sentirnos del todo
a gusto para, posteriormente, con trabajo y tiempo, comenzar a estarlo. No
obstante, somos conscientes de que se trata de un camino complejo, así que te
dejamos una breve guía que te podría interesar https://psicologia-cpa.blogspot.com/2015/04/titulo-atrapado-en-tu-propio-cuerpo.html
Como
siempre, esperamos que este post te haya gustado y haya sido de utilidad.
Jone Martínez Bacaicoa – Terapeuta del CPA.
Bibliografía
Pérez
Álvarez, M. (2004). Las emociones desde el punto de vista conductista. En M.
Pérez Álvarez, Contingencia y drama: La psicología según el conductismo
(pp. 125-156). Madrid: Minerva
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