Como ya vimos en el post El lado positivo de la
tristeza (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2013/03/el-lado-positivo-de-la-tristeza.html),
en nuestra sociedad se huye de la tristeza y del sufrimiento. Por ello, nos
suele generar incomodidad el ver a una persona llorar ya que no queremos que
ésta sufra y muchas veces, lo único que nos sale decir es: “no llores”,
“no merece la pena”, “pues fíjate que a mí me pasó algo mucho peor y
ya estoy bien”.
Imagen de Polina
Zimmerman en Pexels
Sin embargo, cuando hemos sido la persona que llora, ¿cómo nos hemos sentido ante este tipo de contestaciones? Probablemente no hayamos dejado de llorar, ni nos hayamos sentido mejor, sino que seguramente en ocasiones hayamos llegado a sentirnos incomprendidos/as, frustrados/as y hasta culpables, y que no merece la pena expresar las emociones porque uno/a no se siente apoyado/a. El mensaje que recibimos del exterior es ese rechazo hacia emociones desagradables, que hará más probable que, en el futuro, si tenemos ganas de llorar o nos sentimos tristes, no lo expresemos con los demás; lo que, a largo plazo, puede afectar nuestro estado de ánimo y nuestras relaciones con apoyos cercanos.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer nosotros/as cuando una persona nos cuenta sus problemas, pensamientos y emociones? Lo más conveniente es utilizar la validación emocional. Ésta se define como la aceptación de los comportamientos, pensamientos y emociones del/la otro/a, para que, de esta forma, la persona que sufre perciba que sus emociones se comprenden dentro del contexto en el que vive.
Es posible que encontremos
problemas a la hora de llevar a cabo esta validación puesto que, normalmente, como
hemos mencionado, no hemos tenido acceso a modelos de los cuales hayamos podido
aprender estas pautas. Por lo cual, esto requerirá un aprendizaje por nuestra
parte.
A continuación, se exponen una
serie de pautas y ejemplos para llevar a cabo la validación emocional:
- En primer lugar, mostrarnos empáticos/as. La empatía se define como la capacidad de ponernos en la situación de los demás, reconociéndolos como iguales y pudiendo comprender sus estados emocionales.
- Hacer ver a la otra persona que estás presente, mirándolo a los ojos, practicando la escucha activa y no realizando otras actividades al mismo tiempo.
- Utilizar el contacto físico puede ser una buena opción si ambas personas se sienten cómodas. La expresión afectiva de esta forma es muy buena forma de validar y estar presente.
- No juzgar a la otra persona ni sus emociones; normalizarlas.
- Dar la importancia que se merece a esas emociones que siente esa persona: dar el espacio y el tiempo necesario para que puedan darse y acogerlas.
- No comparar esa situación que te cuenta la persona con alguna que hayas vivido tú y hayas vivido de forma distinta (de esta forma parecería que se le resta importancia al/la otro/a). Sin embargo, sí podría servir, contar una experiencia emocional similar, para que la otra persona sienta que es válido sentirse así.
Veamos una serie de ejemplos:
Ejemplo 1:
Situación: Tu mejor amigo/a te cuenta que su pareja acaba de dejarle de forma repentina después de un año y te dice que se encuentra muy mal.
SIN validación emocional: ¡Bah! Ese/a tío/a no te merecía. Ya verás como esta noche salimos y ligas con otro/a. No te rayes más.
CON
validación emocional: ¿Qué me dices? Lo siento mucho. Entiendo que te
sientas así de mal. ¿Quieres que nos tomemos algo y me cuentas?
Ejemplo 2:
Situación: Un/a amigo/a te cuenta que va a sacar un 7 en uno de los últimos exámenes de la carrera y se siente mal porque quería llegar al 9 para poder tener beca.
SIN validación emocional: ¡No le des más vueltas! Yo este lo he suspendido y no estoy triste. Además, seguro que te dan la beca, si sacas muy buenas notas.
CON
validación emocional: Vaya, ¡qué faena! Entiendo que debe ser difícil
pensar en que no tengas la beca. ¿Te puedo ayudar en algo?
Ejemplo 3:
Situación: Tu amigo/a, que parecía que ya estaba superando una mala racha, te llama llorando y te dice que se siente inútil porque ha estropeado la lavadora y se le ha inundado su piso.
SIN
validación emocional: Hombre, ¡no te preocupes! No llores por eso, si has
pasado por cosas peores y ya estás bien. A mí, cuando me pasó eso, lo traté de
fregar todo y llamé al seguro. Hazlo y ya verás como se te pasa el agobio.
CON validación emocional: Entiendo que debe de ser una situación difícil después de todo lo que has estado viviendo. Llora todo lo que necesites. ¿Quieres que te ayude con algo? De todas formas, ya sabes que yo estoy aquí por si necesitas hablar.
En resumen, lo que conseguiremos
con esta validación emocional es reforzar los lazos con nuestros seres
queridos y favorecer una necesaria expresión emocional para poder
afrontar y resolver las situaciones complicadas que surjan.
Rocío Angulo de la Iglesia – Terapeuta del CPA
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