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lunes, 13 de diciembre de 2021

Me gustaría cumplir con el estudio, pero ¿cómo lo hago?

El estudio es una de las actividades en las que las personas nos involucramos durante un largo período de nuestra vida. Nos aporta conocimiento, nuevos retos, curiosidad por temas hasta ahora desconocidos y va marcando poco a poco el rumbo hacia dónde queremos encaminar nuestro quehacer profesional. Pero, como decíamos, este camino es largo y, muchas veces, nuestra meta se halla al final de una serie de pasos que se nos pueden hacer “cuesta arriba” y aunque sepamos que estos pasos son necesarios, no por ello nos sentimos menos frustrados al tener que hacerles frente.

Imagen de Kampus Production en Pexels

En estas ocasiones, entra en juego la tendencia “cortoplacista” del ser humano, por la que queremos pequeñas recompensas inmediatas más que una recompensa mayor a largo plazo. Esto explica por qué muchas veces procrastinamos y elegimos actividades gratificantes que, a la larga sabemos que no nos benefician (p. ej. hoy no estudio porque me apetece más jugar a la consola, pero esto hará que se me acumulen tareas). Sin embargo, muchas personas también aprenden a demorar las gratificaciones y a utilizarlas en su beneficio. Por ejemplo, cuando hacemos depender un premio del hecho de acabar una tarea (“cuando acabe este artículo, veré el capítulo de la serie que me gusta”), estamos entrenando esa capacidad de “frustrarnos” a corto plazo, a la vez que aumentamos la probabilidad de cumplir con lo planeado.

Así, no podemos negar que estudiar requiere esfuerzo, tiempo y dedicación. Si a ello le añadimos que en muchas ocasiones se da por hecho que las personas hemos “nacido aprendidas”, es decir, sabiendo estudiar, tenemos la combinación perfecta para que surjan las dificultades. Es cierto que no todas las personas tendremos las mismas dificultades a la hora de ponernos a estudiar, pero vamos a ofrecer algunas pautas sobre una de las más frecuentes.

“Tengo la planificación, pero no la cumplo”

Hoy en día existen numerosos recursos para realizar una organización de tareas diaria, semanal o mensual (p. ej. Aplicaciones de móvil o agendas). El problema muchas veces no está tanto en cómo nos organizamos, sino en el cumplimiento que hacemos de la organización. Algunas de las dificultades más frecuentes son que si no cumplo lo organizado un día ya todo se desregula, o bien que me cuesta ponerme a hacer las tareas. ¿Qué podemos hacer al respecto?

  • Dejar huecos libres en el horario 

Siempre pueden surgir imprevistos. Por ejemplo, puedo haber planificado una tarea de 6 horas en un hueco de 4, por tanto, no me va a dar tiempo. No es algo extraño que me cueste saber cuánto me llevará una tarea si no la he hecho antes o si no estoy teniendo en cuenta el tiempo de preparación “real” de esta (solemos no contar con encender el ordenador, descargar archivos, buscar información necesaria, etc.). Por ello, debemos ser flexibles, adaptar el horario a este imprevisto y rellenar los huecos con tareas “pendientes” para que estas no se acumulen y no nos agobiemos.

  • No esperar a tener “ganas de estudiar”

Los desajustes en la organización también se dan porque, simplemente, no nos apetece cumplirla. Por ello es importante desarrollar un hábito de estudio y crear las condiciones externas que faciliten que lo cumpla. Por ello, una alarma puede ser nuestro mejor aliado en los primeros días de estudio. Si me comprometo a que cuando esta suene me voy a mi lugar de estudio y empiezo a leer los apuntes con todo mi empeño durante 10 minutos, ya no dependo de “mis ganas” para ponerme a estudiar. Esto implicará al principio un sobreesfuerzo, pero con la repetición cada vez nos costará menos.

  • Ponérselo fácil

No es lo mismo que pretenda ponerme a estudiar después de haber salido con amigos a comer que si lo planeo para después de desayunar viendo el telediario. Lo primero es tan gratificante para mí que me va a costar cambiar el “chip” y renunciar a seguir con la “post-comida”, sobre todo si ese día me toca estudiar algo tedioso. Un planteamiento más fácil sería planificar el estudio de tal modo que esa misma comida sea el “premio” por haber estudiado por la mañana, antes de ir a ella. De igual modo, si estoy en casa y justo antes de estudiar estoy a medias de una película que me interesa, es muy probable que esto compita con que me vaya a estudiar y acabe “ganando”. Lo ideal sería que la actividad previa al estudio sea una que me permita “fácilmente” renunciar a ella. Esto también se aplica en los descansos. Es muy importante hacerlos (son necesarios), pero, si en el descanso me pongo a mirar el móvil con algo que me “engancha”, me va a costar mucho más volver al estudio. Por eso, un descanso se puede dedicar a otras actividades que consigan “despejarme” y mantenerme activo, pero que no sean más que un “mini premio” del que no me cueste irme.

Te animamos a que visites otros Post relacionados con variables que pueden estar interfiriendo en el cumplimiento de tu rutina de estudio. Por ejemplo, autoexigencia (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2020/04/cuando-la-autoexigencia-se-convierte-en.html), perfeccionismo y procrastinación (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2021/10/influye-el-perfeccionismo-en-la.html), dificultades para retomar la rutina (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2020/10/por-que-me-cuesta-tanto-volver-la.html) o la “tiranía” de la productividad (http://psicologia-cpa.blogspot.com/2021/05/deja-de-ser-tu-propioa-jefea-tiranicoa.html). En ellos podrás encontrar estrategias complementarias que pueden facilitar que consigas tu objetivo.

Esperamos que estas pautas puedan servirte de ayuda en tu estudio. Sin embargo, si presentas dificultades que requieran de una ayuda profesional individualizada, en el CPA estaremos encantados de ayudarte.

¡Ánimo y feliz estudio!

María Ortiz - Terapeuta del CPA 


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