El orgasmo es un acto reflejo, percibido como una sensación muy placentera, que se desencadena en el momento de máxima excitación sexual. Se trata de una fase de la respuesta de excitación, no siendo la última (es cíclica) ni la más importante (depende de la evaluación de la persona), y se caracteriza por contracciones involuntarias de los órganos y músculos genitales.
Fotografía de Anna
Shvets en Pexels con licencia Creative Commons
¿Cómo se producen los orgasmos?
Las terminaciones nerviosas localizadas en los genitales, denominadas
corpúsculos de Krausse-Finger, almacenan tensión en los músculos pélvicos. Cuando
esta no puede acumularse durante más tiempo, se libera involuntariamente dando
lugar al orgasmo.
La excitación juega un papel relevante a este respecto,
cobrando importancia la estimulación interna y externa. Así, puede producirse
un orgasmo sin estimular los genitales o estimulando otras zonas corporales. No
obstante, es más probable que ocurra mediante la estimulación del glande y del
clítoris, dado que poseen una mayor cantidad de receptores. De hecho, entre el
70-90% de las mujeres no alcanza el orgasmo únicamente mediante penetración
vaginal, puesto que la vagina no tiene tantas terminaciones nerviosas.
¿Por qué algunas personas tienen dificultades para experimentar
el orgasmo?
A continuación, se
exponen algunas causas posibles:
- Falta de conocimiento sobre su cuerpo: No saber cómo funcionan nuestros genitales, qué estimulación nos proporciona placer o qué tipo de fantasías emplear, influyen en nuestro nivel de excitación.
- Uso de estimulación inadecuada: Para alcanzar el orgasmo es necesario un estado de excitación física (p.ej., estimulación de zonas erógenas) y/o cognitiva (p.ej., fantasías sexuales), por lo que resulta importante emplear una estimulación adecuada para la persona.
- Percibir el orgasmo como una obligación: Concentrarnos en tener un orgasmo e intentar “llegar” de diferentes maneras, dificulta que centremos nuestra atención en las sensaciones corporales que nos resultan placenteras. Además, puede llegar a frustrarnos, ya que el orgasmo no es una respuesta voluntaria.
- Anticipar “no voy a alcanzarlo”. Tener pensamientos del tipo “otra vez va a pasar lo de siempre”, aumenta la probabilidad de iniciar el encuentro sexual con una respuesta de ansiedad. Dado que esta es incompatible con la respuesta sexual, es probable que, efectivamente, no experimentemos el orgasmo.
- Rol del/la espectador/a. Analizar y juzgar nuestra actuación durante el encuentro sexual (por ej., “¿qué cara estaré poniendo?”, “¿estaré resultando atractivo/a”?) dificulta que nos centremos en los estímulos eróticos que aumentan nuestro nivel de excitación.
Asimismo, existen factores culturales (p.ej., escasa
educación sexual, creencias religiosas que prohíben el placer), fisiológicos
(p.ej., consumo de fármacos o drogas) y contextuales (p.ej., falta de un
espacio o tiempo de calidad para los encuentros sexuales) que influyen a este
respecto.
¿Cómo mejorar mi satisfacción con las relaciones
sexuales?
- Busca un tiempo y espacio de calidad. Facilitar un entorno donde encontrarnos cómodos/as (p.ej., disponer de tiempo suficiente, ausencia de terceras personas, ambiente cálido y sin ruidos…) reduce la probabilidad de que factores externos nos puedan dificultar centrarnos en nuestro nivel de excitación.
- Explora tu cuerpo: Conocernos a nosotros/as mismos/as resulta fundamental para saber qué nos gusta. Buscar nuestro propio placer mediante diferentes tipos de estimulación, presión o zonas corporales (comenzando por las no genitales) ayuda a aumentar este conocimiento.
- Céntrate en las sensaciones placenteras: Es posible que durante la práctica sexual aparezcan pensamientos como “tengo que llegar” o “¿le estará gustando?”. En estas situaciones, dirigir la atención a nuestras sensaciones corporales (p.ej., preguntándonos a nosotros/as mismos/as: “¿qué estoy sintiendo?”, “¿cómo es la estimulación de X zona corporal?”) facilita que disfrutemos del encuentro sexual.
- No busques el orgasmo: El orgasmo es una respuesta involuntaria del organismo, por lo que tratar de alcanzarlo como intento de solución puede convertirse, en sí mismo, en el problema ya que, como se ha comentado, probablemente nos llevará a experimentar mayor ansiedad.
- Pide lo que te gusta: Una vez que sepas qué te resulta placentero, comunícaselo a la otra persona para disfrutar en mayor medida de los encuentros en pareja.
Si tus dificultades a nivel sexual se mantienen, no dudes en
pedir ayuda profesional. Podemos ayudarte.
Andrea Collado – Terapeuta CPA
Referencias
Ortega, M. y Santacruz, D. (2019). Orgasmos. En M. Ortega y
D. Santacruz (Ed.), La consulta sexológica (pp. 77-86). Madrid,
España: Editorial Síntesis.
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