Nos gustaría, a través de las siguientes
palabras, compartir nuestras reflexiones desde el máximo respeto ante esta
situación tan complicada que muchas personas están viviendo estos días. Son
momentos difíciles en general, donde no podemos continuar la vida fuera de casa
que solíamos hacer, las actividades que nos solían gustar o las rutinas que teníamos
el hábito de llevar. Pero, sin duda, uno de los acontecimientos más dolorosos al
que muchas personas se están enfrentado en estos momentos es el de perder a una
persona importante, en unas condiciones, además, nada fáciles.
Ante esta situación tan delicada de perder un
ser querido, cada persona hace lo que puede y lo que está en su mano para
adaptarse a ella. A veces, ante esta situación, se tiende a decir cómo creemos
que alguien debe sentirse, lo cual puede no ser en absoluto de ayuda. Sin
embargo, algunas personas que se han enfrentado a esta situación o que están
viviéndola, se preguntan si suele ser habitual lo que están pensando, sintiendo
o haciendo a raíz de vivir esta pérdida. Por este motivo, nos gustaría enumerar
aquí lo que otras muchas personas suelen sentir ante la pérdida de un ser
querido y que están recogidas en la literatura científica: gran conmoción y
estado de shock, aturdimiento, confusión, angustia, tristeza, enfado,
frustración, miedos y culpa. Éstas, y otras manifestaciones, variarán en
frecuencia e intensidad, según las circunstancias de la persona y de su
contexto. E incluso variarán de unos momentos a otros en la misma persona. Pero
es importante repetir la idea de que cada persona lo vivirá de su manera
particular y única, lo cual es válido.
La pérdida de un ser querido suele generar
respuestas emocionales intensas que, unidas a las circunstancias actuales, pueden
desembocar en una experiencia aún más dolorosa. Las personas no están pudiendo
acompañar en estos momentos a sus seres queridos, puesto que todos estamos
aislados para evitar posibles contagios, no están teniendo la oportunidad de
poder recibir el apoyo presencial y social de las personas más cercanas ante la
pérdida, ni la opción de elegir la forma de despedir a la persona querida, agravando
aún más esta situación.
En algunos casos, las personas que atraviesan
esa dolorosa experiencia buscan consuelo y ayuda. Si es tu caso y ello te
resulta útil, nos gustaría compartir contigo ciertas conductas que podrían facilitar
la gestión de este complicado momento vital:
1) En
primer lugar, nos gustaría volver a enfatizar que en esta primera fase del
duelo es normal sentir emociones muy intensas. ES POSITIVO NO JUZGAR LO QUE SENTIMOS, NI COMPARARNOS CON LOS DEMÁS.
Hay tantas formas de sentir y vivir el duelo como personas. Cada uno de
nosotros tenemos unas circunstancias vitales, experiencias pasadas,
estrategias, etc. diferentes, por lo que nos enfrentaremos a las dificultades
de manera distinta. Es verdad que los profesionales de la salud nos centramos
sobre todo en normalizar el malestar que experimentan las personas en el proceso
del duelo, pero también es cierto que a veces podemos sentir emociones
contrarias: alegría, alivio, etc., o no sentir nada. En estos casos la persona
suele culpabilizarse por no estar tan mal “como se supone que debería”. Sin embargo, el duelo es como una montaña
rusa y en ella tienen cabida todas las emociones.
2) Ante
la pérdida de un ser querido podemos experimentar apatía, querer aislarnos
socialmente, sentirnos sin ganas ni fuerzas para realizar tareas cotidianas
como cocinar, limpiar o arreglarnos. Es normal que este suceso altere nuestras
vidas los primeros días o semanas, pero RETOMAR
POCO A POCO LAS RUTINAS PUEDE AYUDARNOS A SENTIRNOS MEJOR, aunque al
principio suponga un esfuerzo. Mantenernos ocupados, seguir con las rutinas y
hobbies facilita abordar el duelo de manera más adaptativa. Es una tarea
complicada dado que, como ya comentamos, podemos sentirnos desmotivados. Ayuda
proponernos pequeños objetivos cada día y empezar por cosas que nos hacen
sentir mejor.
3) Además,
esta apatía puede verse reflejada en el cuidado personal, causar malestar
físico, alterar el apetito y el sueño. Es importante que no descuidemos nuestra
salud, tanto física como psicológica. ASEARNOS
TODOS LOS DÍAS, VESTIRNOS PARA VERNOS BIEN, INTENTAR CUMPLIR CON UNAS ADECUADAS
RUTINAS DE SUEÑO Y ALIMENTACIÓN, ASÍ COMO REALIZAR EJERCICIO FÍSICO
(ahora, dentro de casa) son actividades que NOS PERMITEN MANTENERNOS SANOS.
4) No
hay nada malo en acordarnos de la persona fallecida. De hecho, en algunos
momentos puede resultarnos beneficioso ver sus fotos u objetos personales. Sin
embargo, PENSAR ÚNICAMENTE EN SU
PÉRDIDA Y EN EL DOLOR QUE ÉSTA NOS PROVOCA PUEDE LLEVARNOS A EMPEORAR AÚN MÁS
NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO, descuidando nuestras obligaciones y
necesidades. En este caso, es recomendable durante un tiempo no acceder a las
fotos, retirar de la vista objetos personales y tratar de centrarnos en las
obligaciones del día a día. Cuando te sientas con fuerzas para ello, puedes
recuperar esos objetos personales; tú mismo sabrás cuándo es el momento para
ello.
5) UNO DE LOS FACILITADORES DURANTE EL PROCESO DE
DUELO ES EL APOYO DE NUESTROS SERES QUERIDOS. Dado que estamos ante una situación de
aislamiento social a causa de la pandemia, contar con ese apoyo puede cobrar
incluso más relevancia. Aunque por las circunstancias excepcionales sea más
complicado recibir muestras de cariño físicas, como un beso o un abrazo, esto
no significa que nuestra familia y amigos no estén con nosotros. LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS NOS PERMITEN
SEGUIR EN CONTACTO CON ELLOS EN ESTOS DUROS MOMENTOS Y RECIBIR SU APOYO,
expresarles cómo nos sentimos y compartir anécdotas o recuerdos que tenemos de
la persona fallecida. Hablar de lo que pasó y de cómo nos afecta facilita
procesar la pérdida. Sin embargo, en la línea del punto anterior, si nos
centramos demasiado en hablar gran parte del día de estos recuerdos,
probablemente dejemos de lado nuestras obligaciones y necesidades, además de
empeorar nuestro estado de ánimo. Lo ideal es TRATAR DE ENCONTRAR UN EQUILIBRIO ENTRE COMPARTIR NUESTRO DOLOR Y
CONTINUAR CON NUESTRAS RUTINAS Y OBLIGACIONES.
6) UNO DE LOS ASPECTOS MÁS DOLOROSOS y que tiene que ver con la emergencia
sanitaria que estamos atravesando, ES
EL HECHO DE NO HABER PODIDO ACOMPAÑAR A LA PERSONA EN SUS ÚLTIMOS MOMENTOS, NI
REALIZAR UN ACTO DE DESPEDIDA, como puede ser un velatorio o entierro.
Si para una persona esto es importante, PUEDE
REALIZAR ALGÚN ACTO SIMBÓLICO que lo ayude a cubrir esa necesidad,
aunque por el momento sea en casa. También las nuevas tecnologías pueden ayudarnos
a compartir con las personas más cercanas este acto y que nos acompañen en el
momento. Además, una vez termine el periodo de aislamiento, podremos retomar
esta despedida del ser querido físicamente en el lugar donde queramos que
descanse a partir de entonces. Es cierto que lo ideal hubiese sido poder
hacerlo en el momento del fallecimiento, pues ello ayuda al proceso de duelo,
pero dadas las circunstancias, se pueden pensar estas otras alternativas.
Si conoces a alguien que puede estar pasando
por esta situación, quizás puede ayudar dejar abiertas las puertas a la
comunicación, estar disponible para cuando la persona decida acudir a ti, dedicarte
a escuchar lo que quiere compartir contigo y acompañarlo con tu presencia sin
necesidad de hablar, ofrecer tu ayuda en tareas concretas o trámites que puedes
hacer por la otra persona, y adaptarte a la historia de la persona entendiendo
que es tan personal, que cada uno hace lo que puede en ese momento, y esto está
bien.
Como hemos explicado en el documento, es muy
normal que te sientas mal si has perdido a un ser querido. Pero, si crees que
el malestar que sientes es desproporcionado, que te supera y que te encuentras
sin estrategias para hacerle frente, puedes ponerte en contacto con
profesionales y que estos te ayuden a afrontar la situación. En la
actualidad hay muchos centros cerrados a la atención presencial, dado el Estado
de Alarma. En la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Autónoma
de Madrid (Centro de Psicología Aplicada) ofrecemos habitualmente tratamiento
psicológico presencial, pero dadas las circunstancias, hemos puesto en marcha
un servicio de atención telefónica gratuita para los afectados por
la crisis del coronavirus. Puedes contactar con nosotros de lunes a viernes,
entre 10 y 18h., en el teléfono 662378982.
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