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“¡Ya está aquí la Navidad!, ¡bieeeeeen!” o “Pffff, qué pereza...” Como en la vida, que algo nos guste o no, depende
de la persona. Y la Navidad no iba a ser menos. Amada por unos y odiada por
otros, representa una época del año de felicidad, familia, regalos y
celebraciones... o de compromisos, aglomeraciones, estrés, consumismo y
excesos. Según nuestro momento vital, las experiencias que hayamos asociado a
la Navidad y otros factores (cansancio, nivel socioeconómico, pérdida de algún
ser querido, etc.), disfrutaremos más o menos de esta época de año.
Sea como sea, hay una cosa en la que estamos todos de acuerdo, Navidad es
una época de excesos a la hora de comer y estos prácticamente desde principios
de diciembre (o en algunas ocasiones antes, porque los dulces navideños llevan
en el supermercado desde octubre). Asistimos a cenas con compañeros de trabajo
y amigos, Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, Reyes, etc. Suma y sigue.
Y ahora un “chocolatito” con churros. Un poquito de turrón. Unos caramelos de
la cabalgata de Reyes. Unos bombones con la copa de champán (bueno, lo del
alcohol es otro tema, pero por ahora centrémonos en la comida), etc. En fin, es
normal que resulte muy complicado cuidarse en estas fechas, ya que estamos rodeados
por todas partes de comida.
Pero, ¿es que no me puedo dar ni un capricho en Navidad? Por supuesto. El
problema, si así lo vivís vosotros, es que en muchas ocasiones no se quiere
comer tanto, pero lo hacemos “porque está todo muy rico y ya que está aquí,
pues me lo tendré que comer”. Por ello, para que podáis tener más control
sobre lo que realmente queréis comer, os dejamos una serie de pautas generales
que tal vez os puedan ayudar con este propósito... ¡de año viejo!
1- Planifícate. Primer paso y fundamental. Si puedes planificar los menús, la lista de la
compra, dónde vas a ir a cenar, etc., ya tienes muchísimo ganado. Es más fácil decidir
una opción con la que te sientas a gusto si lo haces con “la mente fría”. Por
ejemplo, si decides comprar solo un turrón, no podrás comer más cuando estés en
casa y te apetezcan muchísimo la variedad de turrones y bombones que ves en la
televisión. Punto para ti y tu
autocontrol.
2- Ve preparado. En caso de que no puedas realizar el paso anterior y sea imposible planificar,
la clave es prepararse: decide de antemano qué opciones del menú prefieres
antes de llegar al sitio, pon en sitios de difícil acceso los dulces si no
quieres comerlos todos los días y ten en cuenta que va a haber muchísima más
comida de la que puedas comer en casa de tus familiares y amigos. Si el
objetivo es disfrutar con ellos y celebrar la Navidad, ¿qué importancia tienen
los polvorones?
3- Ejerce tu autocontrol en la situación. Ha llegado el momento. Estás en ese restaurante
de hamburguesas gigantes y todo el mundo ha pedido una. Tú has pensado que
mejor pides una veggie, también por
eso del cambio climático. Sin embargo, ¡qué bien huelen las de carne! Además,
seguro que alguien hace algún comentario y te hace sentir incómodo... ¿Qué vas
a hacer tú? Anticipa cómo te vas a sentir contigo mismo eligiendo ambas
opciones, y repítete las veces que hagan falta la decisión que hayas tomado. Si
pides la de carne, nada de sentirte culpable después, la disfrutas y punto. Y
si anticipas que te sentirás mejor con la hamburguesa veggie, mejor pide esa y felicítate por haber conseguido ejercer tu
autocontrol.
4- Sé consecuente con tu elección. Como decíamos previamente, hagas lo que hagas, no
te “machaques”. Los humanos tendemos a “fustigarnos” mucho con el lenguaje,
pero nos suele servir bastante poco para cambiar la situación o nuestro propio
comportamiento. Solemos pensar que “fustigarnos” nos hará cambiar y ser “la
mejor versión de nosotros mismos”, pero no, esto no funciona así. Así que, si
no estás satisfecho con lo que has hecho, reflexiona y busca soluciones. Hazte
responsable de tus propios comportamientos. Por ejemplo, si te has pasado con
los bombones o el asado, busca qué ha fallado y cómo puedes generar un cambio,
en lugar de decirte toda clase de improperios. Nada de insultos, ¡qué estamos
en Navidad!
5- Refuérzate. Cuando estés esforzándote y cuando hagas las cosas bien, felicítate, repítete
lo que has hecho bien e incluso date algún premio.
6- Cuidado con el control excesivo. Por último, es muy importante que no llevemos
todo esto al extremo. En el polo opuesto al descontrol estaría el control
excesivo, que también puede generar muchos otros problemas. Una cosa es que
seas más consciente de lo que comes, decidas que no te vas a sobrepasar todos los
días y otra muy distinta es querer controlar cada cosa que ingieres y volverte
muy restrictivo con ello. Sáltate de vez en cuando alguna planificación o, si
las cosas no han salido como esperabas, vuelve al punto cuatro y no te
machaques y sientas culpable por haberlo hecho así esta vez. Tan importante es
cuidar de tu salud como cuidar la relación que tienes con la comida.
Estas son solo algunas pautas generales que nos pueden ayudar con los
excesos navideños. Estaremos encantadas de que las pongáis en práctica y nos
contéis cómo ha ido. Además, si quieres saber más claves sobre cómo sobrevivir
a la Navidad, te recomendamos las siguientes entradas del blog:
¡Nos leemos!
Rocío Castaño – Terapeuta del CPA
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