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lunes, 10 de octubre de 2016

Seis estrategias para planificar mejor tu tiempo

Probablemente has empezado el curso pensando cosas como: “este año voy a llevar todo al día” o “no voy a dejar que me pille el toro”. Sin embargo, a medida que pasan los meses vemos cómo no cumplimos nuestros propósitos y caemos en los errores de siempre: posponemos tareas tediosas, evitamos pasar apuntes, dejamos para el último momento entregas y exámenes… 

Imagen: Kamilla Oliveira, con licencia de Creative Commons

También habrá algunos lectores de este post que acaben de empezar la universidad. Puede que por primera vez te encuentres en una situación en la que tienes los exámenes concentrados en dos meses del año: enero y mayo. Meses que ahora mismo se ven muy lejanos, por lo que no encuentras el momento de ponerte a estudiar o no sabes por dónde empezar.

Cuando no sabemos cómo aprovechar el tiempo, vemos cómo pasan los días sin que avancemos en nuestros objetivos. Nos vamos sintiendo cada vez más agobiados y frustrados con nosotros mismos (sobre todo si nos sucede año tras año). Al final, o dejamos de lado nuestra vida para estudiar 20 horas diarias (algo no muy sano) o abandonamos asignaturas al vernos sobrepasados.
La buena noticia es que todavía estamos a tiempo de empezar a organizar bien el curso. Por eso, para todos aquellos que normalmente sufrís las consecuencias de una mala planificación, os proponemos las siguientes estrategias:

1-  Conócete a ti mismo. Durante una semana observa el tiempo que tardas en realizar tus tareas habituales (arreglarte, desplazarte, estudiar…). Aprovecha también para identificar tus puntos fuertes (momentos del día en los que rindes más), tus puntos débiles (si pospones las tareas que te cuestan) y tus fuentes de distracción (whatsapp, Facebook, los descansos con amigos en la biblioteca, tus hermanos entrando en tu cuarto, ensoñaciones…).

2- Haz una lista de tus objetivos concretos. Es un paso muy importante de la planificación. Algunos de ellos son muy amplios, como hacer una práctica de una asignatura. Estos objetivos grandes tenemos que dividirlos en objetivos pequeños más específicos: buscar información, leerla, quedar y ponerla en común con el grupo, hacer la presentación…

3-  Clasifica tus objetivos. Es fundamental aprender a distinguir entre tareas:

IMPORTANTE
NO IMPORTANTE
URGENTE
Importantes-urgentes
Urgentes-no importantes
NO URGENTE
Importantes-no urgentes
No urgentes-no importantes
Las tareas importantes y urgentes son tu mayor prioridad, mientras que las importantes que no son urgentes tienen más riesgo de que las pospongas. Por eso, ponte tus propios plazos y hazlas poco a poco dedicándoles hueco en tu planificación. Marca también las tareas que más te cuestan, porque es mejor empezar la jornada con ellas.
4- Haz una planificación semanal y mensual. Incluye primero los compromisos y horarios de clase. Deja también un espacio para el ocio o el deporte. Después coloca tus tareas haciendo una estimación realista del tiempo que conllevan (mejor que sobre a que falte) y dejando un tiempo para imprevistos. Es recomendable hacer tu planificación al principio de la semana y revisar cada día al acabar lo que te toca hacer al día siguiente.

5-  Prémiate por cumplir tus tareas. Deja un tiempo al final del día o de tus tareas para hacer una actividad agradable. Disfruta también de la satisfacción que genera ir cumpliendo pequeñas tareas que te permiten alcanzar objetivos mayores. Evita a toda costa posponer tus tareas, piensa en las consecuencias negativas que tendrá dejar las cosas para otro momento (descuadrar tu planificación, agobiarte, sentirte culpable…).

6-  Pon en práctica tu planificación y ve evaluando los resultados. Así aprenderás a flexibilizar y a corregir tus errores, aprendiendo a organizar y aprovechar al máximo tu tiempo.

A la hora de ponerte a estudiar ten en cuenta los distractores que has identificado y contrólalos. Quita los datos del móvil, cierra la puerta de tu cuarto, di a tu familia que no te moleste, aprende a cortar los descansos y las conversaciones de la biblioteca, evita estudiar con ciertas personas…

También puede ayudarte comunicar a otras personas tus intenciones. Por ejemplo, si le comentas a un compañero de clase que tienes pensado tener la práctica hecha para el viernes, aumentarán las probabilidades de que realmente la hagas.

Aplicando estas estrategias, conseguirás ganar control sobre los acontecimientos que te rodean y abordarlos de forma proactiva. También verás cómo los sentimientos de agobio y de culpa se van reduciendo, mientras que aumenta tu sensación de autoeficacia. Por eso, ¡no esperes a mañana para empezar a ponerlas en práctica!

Almudena Castelo González (Terapeuta CPA)

Referencias:
-          Fernández Rodríguez, C. y Amigo Vázquez, I. (2007). Aprender a estudiar ¿Por qué estudio y no apruebo? Madrid: Pirámide.
-          González-Pienda, J. A., Núñez Pérez, J. C., Álvarez Pérez, L. y Soler Vázquez, E. (2002). Estrategias de aprendizaje. Concepto, evaluación e intervención. Madrid: Pirámide.
-          Kay, F. (2009) Gestión del tiempo y del estrés for Rookies. Madrid: LID Editorial.
-          Martín, E. y Moreno, A. (2007). Competencia para aprender a aprender. Madrid: Alianza Editorial.

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