Fuente: clix |
Explicar la muerte a los niños puede convertirse en un ejercicio de
imaginación que no siempre es útil; ni para ellos, ni para sus mayores.
Tener claras algunas ideas sobre cómo comunicar una mala noticia a los
más pequeños de la casa puede ser de gran utilidad para toda la familia.
"A veces les decimos cosas que pueden complicar las cosas", señala Patricia Díaz Seoane, psicóloga de la Fundación Mario Losantos del Campo (FMLC), una asociación sin ánimo de lucro que cuenta con un servicio gratuito de ayuda al duelo infantil y adolescente. "Nos dimos cuenta de que existía una carencia, no había apenas recursos para ayudar a los niños a superar una pérdida significativa".
Incluso los bebés recién nacidos pueden notar esa pérdida (más aún en
el caso de lactantes cuya madre fallece), aunque no entiendan
cognitivamente lo que ocurre a su alrededor. Por eso, señala esta
especialista, es importante no alterar sus rutinas, ni dejarles de atender y abrazarles en todo momento.
A partir de los cuatro o cinco años, añade la especialista, los
padres deberían añadir una explicación verbal, con un lenguaje adaptado a
la edad del niños. "Es importante tener claro lo que les dices, porque
los niños son curiosos y la explicación puede derivar en muchos
porqués", aconseja.
Cuatro claves
Se aconsejan cuatro cosas básicas para comunicar la muerte a los niños.
- La muerte es universal. "Deben comprender que todos nos vamos a morir, pero que es excepcional en personas jóvenes. Si uno de los dos progenitores muere, la preocupación del niño será cuándo se va a morir el otro, quién le llevaría a él al 'cole' en ese caso. Por eso es importante garantizarles sus rutinas y que se sientan arropados".
- La muerte es irreversible. "La metáfora del viaje puede hacer que se queden esperando que el ser querido vuelva, que se pregunten si va a venir a su cumpleaños...".
- El cuerpo ha dejado de funcionar. "Otras explicaciones habituales, como que el abuelo se ha quedado dormido, pueden hacer que cojan miedo".
- Los sentimientos no se esconden. "Ellos pueden manifestar su tristeza en forma de rabia o enfados, por eso es importante hablar con ellos, decirles que les comprendemos, que los adultos también se sienten mal. Si nos escondemos a llorar, pensarán que es algo malo que hay que ocultar y harán lo mismo".
Preparar la muerte
Todos los aspectos que rodean al duelo infantil pueden variar en
función de distintos factores, como la edad del niño, la cercanía con la
persona fallecida ("si el abuelo, por ejemplo, era en cuidador habitual
del niño") o si se trata de una muerte repentina o fruto de una
enfermedad prolongada.
Precisamente en este sentido, la psicóloga reconoce que las muertes
que se pueden 'preparar' o prever de alguna manera ofrecen una buena
oportunidad para ayudar al niño a preparar el duelo; "aunque a menudo se aparta al niño del proceso de la enfermedad y se le roba la oportunidad de despedirse".
Díaz Seoane es partidaria incluso de que a partir de cierta edad
puedan acceder al hospital a despedirse de su ser querido. "Los padres
deberían prepararles para lo que van a ver, y estar atentos a sus
reacciones, pero el duelo es más fácil en un niño preparado".
Violeta Esteban Pons (Terapeuta del CPA)
Fuente: www.elmundo.es
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